Un piso pequeño de 65 m2 con muebles 'transformer' que lo hacen parecer el doble de grande

La interiorista Júlia Casals supo exprimir recursos. “En la entrada creé una línea divisoria con madera y cristal, para que nada más llegar no te toparas con el sofá”, explica. Entra la luz y se crean dos ambientes.

En el salón, el sofá es sencillo, cómodo y ultrapráctico, perfecto para una familia viajera. “Es un diseño mío, y se transforma en dos camas de 90 cm. Así, si vienen visitas, se pueden quedar a dormir”, apunta la interiorista. 

Júlia dejó la cocina abierta, con una original barra de madera de desayunos. “Hice la cocina en la misma gama del sofá para que se integrara en la sala. Son tonos grises claritos, tirando a verde. ¡Me gusta todo igualado! Los taburetes son de piel reciclada”, nos cuenta. 

En la cocina de este pequeño piso, los muebles llegan solo hasta media altura (excepto en la pared de fondo) para integrarse mejor y dejar una vista abierta desde el salón. Los electrodomésticos están panelados. La pared no lleva azulejo, sino que está pintada. El punto actual lo vemos en el color (un gris de estilo nórdico) y también en que esté pintado solo hasta la mitad.

Este es uno de los puntos más interesantes de este pequeño piso de 65 metros cuadrados. Y es que en esta zona de pasillo se ha creado una zona de trabajo y, cuando no hay visitas, las dos mesas se colocan pegadas a la pared a modo de escritorio.

Si vienen amigos, las mesas se unen y se crea un comedor con espacio para varios comensales. Y además se puede ampliar con otra mesa del dormitorio.

Con un mantel y una bonita vajilla, ¡nadie diría que esto era un escritorio! 

En el dormitorio de las hijas, Júlia ha escogido tonos suaves y con encanto. En la pared optaron por papel pintado de raya diplomática, “una textura como de tela, para que quedara más acogedor”.

La decoradora puso una cama de 1,50 m, “que funciona también como sofá o chaise longue. Llena de cojines se ve más juvenil. En realidad es una cama y debajo hay otra de invitados. ¡Así pueden dormir tres!”. La pared, panelada, ayuda a subir la calidez, mientras que la estantería presume del mismo acabado que al otro lado de la cama, dando unidad al dormitorio.  

En el dormitorio principal, Júlia optó por seguir la línea del resto de la casa: colores suaves y materiales naturales. “Pusimos el mismo papel pintado que en el cuarto de las niñas, con los mismos tonos que en el resto de la casa. Es una cama cómoda, con cojines mullidos, que se levanta para guardar cosas debajo. Al fondo, junto a la ventana, puse un armario para él y otro para ella”.

También en el dormitorio se aprovechan cada centímetro. Un buen ejemplo es el armario de obra que ocupa uno de los rincones de la habitación. Para relajar su presencia, se ha diseñado con unos frentes sencillos y sin adornos. 

En el plano se puede apreciar cómo se han aprovechado todos y cada uno de los rincones de esta casa, desde el salón a los dormitorios y, por supuesto, las zonas de paso, uno de los grandes éxitos de esta reforma. Aunque el piso sea pequeño, ¡hay sitio para todo!