Esta casa de los años 20 fue un regalo del bisabuelo de Alejandra López, la actual propietaria, a su abuela. Pertenece a una colonia de “casas baratas” que, a principios del siglo XX, se hicieron en Madrid para los trabajadores que migraban del campo a la ciudad. Es por ello que no tenía ningún adorno o detalle decorativo especial. En su última reforma, a cargo de Isa Otero y Ramiro Mora, de Ramisa Projects & Fun, eso cambió.

UN CLÁSICO ACTUAL
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Porque, entre otras cosas, cubrieron de azulejos nacarados el techo de la cocina y el tiro de la chimenea y colocaron florones de escayola en los techos, y todo ello da como resultado un aire ilustre, atemporal e inolvidable. “El continente es más importante que el contenido”, apunta la propietaria.

REFORMAS
En la cocina, ¿azulejos sí o no?
Pero lo más importante de la reforma fue aportar luz desde el centro, es decir, desde la escalera. Tiraron todos los tabiques que la cerraban la escalera para que la luz que caía en vertical (desde una claraboya en el tejado y suelos de pavés en cada planta) se expandiera en horizontal. Además, muebles antiguos, espejos y detalles como el adoquín de acera del baño crean una atmósfera muy especial. "Te transporta a otra época, pero no sabes muy bien a cuál”, resume la interiorista.

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