Antes y después: un loft moderno que presume de una envidiable belleza clásica con techos artesonados

Una de las prioridades de la reforma fue conservar el máximo de elementos originales, que son el ADN de este magnífico piso: “Restauramos todo lo que pudimos, desde los maravillosos techos artesonados o la carpintería interior hasta las paredes decoradas”, explica la decoradora y responsable de la reforma Lara Pujol. 

El propietario quería vivir en un piso especial y cuando dio con este se enamoró. ¡Y eso que estaba medio derruido! Porque cuando lo encontró estaba en fase de obras de un proyecto anterior. Y aún así no lo dudó y decidió transformar este maravilloso espacio de unos 240 m² y más de 4 metros de altura en un loft donde convivieran modernidad con la belleza arquitectónica clásica del propio espacio.

Al propietario le gusta mucho recibir en casa –de hecho, organiza concurridas sesiones de cine en el salón– , así que la decoradora diseñó una mesa de comedor amplia y adosada a la isla central para poder acoger a muchos comensales, y la completó con una barra volada de madera, que da el contrapunto cálido y es perfecta para un tentempié. 

La pared del salón trajo de cabeza a Lara y al propietario, porque aunque la decoradora tenía claro que debían dejar a la vista "su piel original, con las diferentes capas de pinturas anteriores", el propietario no lo vio claro hasta el final. "Y fue todo un acierto. Ahora toda ella es un cuadro”, resume Lara. 

La decoradora organizó la suite para que integrara el vestidor, pero buscó disimularlo al máximo. Por ello optó por armarios integrados y sin tirador y los pintó igual que las paredes, así parecen camuflarse. En el dormitorio se dejó a la vista la volta catalana original del piso. 

El cabecero era un antiguo arrimadero y cómo no les valía como tal, le dieron otro uso. Además de dar personalidad a un dormitorio muy sobrio, en la línea de toda la casa, preserva la intimidad del baño, que es una escultórica caja de cristal.