5 masías modernas que nos encantan

Esta masía ha tenido muchas vidas a lo largo de sus siglos. Y la última ha sido la de convertirse en una cómoda y moderna segunda residencia para desconectar del ritmo frenético de la ciudad. El arquitecto Daniel Lizarriturry, de Lizarriturry Tuneu, fue el responsable de recuperar lo recuperable de la construcción original y de adaptar los espacios a las nuevas necesidades.    

La zona de día se planificó a dos alturas: el salón se reservó en la zona de menor altura para que quedara más recogido, mientras que el comedor, con la reforma, duplicó su altura porque se prescindió de una habitación de la segunda planta. Ahora no solo es mucho más luminoso el espacio sino que se ve más amplio. 

Esta cocina no podría ser más moderna... ¡y a la vez tradicional! De hecho, aunque no lo parezca, el espacio que ocupa la cocina es de nueva construcción, pero se buscó darle esa pátina tradicional muy del estilo del resto de la casa con las vigas de madera y también con la barbacoa que sirve, a su vez, de chimenea para caldear los fríos días invernales.  

La preciosa fachada de esta masía tiene siglos de historia y se conservó tras un proceso de restauración, aunque se abrieron nuevas ventanas para llevar más luz a todos los espacios, una de las carencias de esta bella construcción centenaria. 

La singularidad de esta casa era innegable, pero donde ahora hay un blanco cálido y a la vez luminoso, había un popurrí de colores –granate, verde, rojo oscuro...– que empequeñecía el espacio. De hecho el salón, que cuenta con una preciosa bóveda, ha crecido gracias al uso del blanco. Y el paso hacia el comedor, que es muy ancho, se revistió con una boiserie antigua, que suma elegancia y personalidad a un espacio de por sí singular. 

Uno de los objetivos de la reforma de esta masía, llevada a cabo por el arquitecto Daniel Lizarriturry, fue darle ligereza a la construcción antigua. Y el dormitorio es un claro exponente: pocas piezas, livianas y modernas, que contrastan con los siglos que atesora la casa. 

Tradicional por fuera, moderna por dentro. Así es esta antigua possessió –nombre con el que se conoce a las masías o casas rústicas en el campo balear– que se reformó para disfrutar de una segunda residencia con todas las comodidades de hoy en día pero con la esencia de las antiguas construcciones menorquinas. 

El salón, como el resto de espacios de la planta baja de esta casa, disfruta de salida directa al jardín y de impresionantes vistas al mar. El blanco, tan característico de las construcciones de la isla, se impone en paredes, suelos de microcemento y muebles tapizados. Tanto blanco se ha matizado con muebles sobrios y actuales de madera. 

En la misma línea que en la zona de día, el blanco y una decoración ligera, moderna y sobria se impone en el dormitorio, de look minimalista. Una privilegiada terraza privada con espectaculares vistas al mar decora por sí sola esta habitación. Descubre el resto de la casa.  

Cuesta creer que esta es la antigua caballeriza de la masía principal. Una rehabilitación completa transformó este espacio en desuso en una preciosa y singular segunda residencia contigua a la masía, que se había quedado pequeña para albergar a toda la familia.

La antigua caballeriza era muy oscura, así que los propietarios decidieron abrir una hilera de ventanas en la sólida pared de piedra y, para que respiraran un aire tradicional, las hizo un herrero siguiendo la forma de arco típica de la arquitectura del Empordà. La piedra de las paredes, el hierro de las ventanas y una decoración actual con un mix de piezas rústicas y recuperadas crean una atmósfera con mucho encanto. 

La chimenea es un diseño minimalista de hierro que ayuda a contrarrestar la presencia de tanta piedra y da un toque muy moderno. El aparador del comedor se ha diseñado a juego con la chimenea, que se ha completado con tres estantes, también de hierro. ¿Quieres ver el resto de la casa?

La masía original se les había quedado pequeña a sus propietarios, así que decidieron ampliarla con un edificio anexo, que se reservó para la zona de día, planificada totalmente diáfana. Para que no "desentonara" con la construcción original se unificaron colores y materiales y se apostó por un techo con vigas de madera. Es la gran pared de cristal la que delata la modernidad de esta construcción, obra del arquitecto BCA Arquitectes, Albert Blanc. 

Un pavimento de microcemento que da continuidad a todos los espacios, unos sofás atemporales, una librería recuperada o unas mesas de centro actuales conviven en armonía en este salón dominado por una gran chimenea. 

Esta cocina tiene todas las comodidades pero con un look tradicional que le da mucha personalidad. Desde la gran campana de obra o en antepecho de mármol, hasta el diseño del mobiliario, con cuarterones, o la gran mesa de trabajo alta que sirve de isla de la cocina. No te pierdas el resto de la masía.