Una casa en Asturias que se funde con el mar y con todo el encanto de una casa "de siempre"

Existen lugares que parecen diseñados para Instagram siglos antes de que esta red social existiera: Tazones, con vistas a los Picos de Europa y los faros de Tazones y de Llanes, en Asturias (el histórico pueblo donde desembarcó en el siglo XVI Carlos I de España y V de Alemania) es el ejemplo perfecto: pintoresco, marinero y fotogénico. 

Los propietarios, un matrimonio madrileño que planea retirarse aquí, encargaron la (re)construcción y los trámites de legalizar las obras, casi en primera línea del mar, a los arquitectos María García de Viedma y J. Hugo Peláez. El interiorismo y el alma de la casa fue cosa de la interiorista Natalia Zubizarreta que lo convirtió en un refugio acogedor y chic, íntimo para cuando estuvieran solos, lúdico cuando tuvieran visitas. 

Natalia Zubizarreta se encargó de interpretar los sueños de los propietarios: "Querían la casa para retirarse en el futuro, pero sobre todo para compartir con toda la familia, porque tienen mucha los dos, y siempre están reuniendo a gente y disfrutándola". 

"Queríamos que pudieran aprovechar la ventana para sentarse aquí, por eso hicimos de obra ese banco-mirador típico americano para que pudieran leer, tomarse un café, perderse en las vistas y, de paso, ampliamos la zona de asiento", dice Zubizarreta. 

El banco tipo mirador "está muy integrado con la chimenea", prosigue la decoradora. La iluminación también se ha cuidado mucho. Fíjate en este detalle del techo: al ser tan alto, la iluminación era un enorme desafío que se resolvió escondiendo los cables se esconden entre las lamas del entrevigado o las lámparas se colocan a media altura de los armarios.

Al fondo, el comedor. A la derecha, las escaleras. Al ser tan buenos anfitriones, necesitaban una cocina abierta al comedor y al salón donde todos los invitados se sintieran bien recibidos.

Atención a las maderas porque, aunque la casa en realidad es prácticamente nueva (se erigió sobre una construcción ruinosa) se ha buscado que tanto en las vigas del techo como en los suelos, las puertas de paso y los muebles se aprecien bien los nudos y vetas naturales. Además de una gran decisión estética, es una apuesta por el calor de hogar.

El suelo también tiene su historia. Los propietarios rescataron, de la misma casa de donde proviene la chimenea de piedra del porche, unos tablones largos de madera de Elondo. Es una de las maderas más utilizadas actualmente, por su belleza y su alta resistencia, y la pusieron en el salón. Mientras, "los suelos de la escalera son de baldosa porcelánica de tono neutro efecto piedra, porque es una zona que sufre mucho", explica la interiorista. 

Como no había tablones suficientes, en la cocina colocaron baldosa porcelánica enmarcada por el otro suelo, ¡el resultado es práctico y bonito!

"Para ellos, el que viene a casa es de confianza. Hicimos una cocina con distribución en 'U' con una barra precisamente para eso, por si te viene alguien a ver, le puedes poner un vino con algo de picar y no se queda como 'castigado'", explica la interiorista.

En el porche, otro tipo de baldosa, muy resistente, que imita a la madera. Y se colocó una barandilla de cristal, casi sin perfiles, que no impide disfrutar de las impresionantes vistas de las que presume esta casa marinera. 

En el piso de arriba, la estructura de madera de pino se ha tratado, pero no demasiado. "Para los suelos de la planta superior, escogimos un suelo laminado efecto roble clarito para que fuera muy 'trotero' y resistiera todo", nos sopla la decoradora.

No solo en los techos tenemos este toque tan cálido. Ese toque 'chalk paint' también lo encontramos en muchos de los muebles de anticuario que salpican las habitaciones. 

¿Has visto las vistas del baño? Pues tienen truco, porque desde fuera nadie ve si lo usas, porque el lavabo está estratégicamente situado para ocultar a la vez las tuberías y a quien se esté duchando.