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1.

Un árbol genealógico inacabable

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¿Sabes que ese cactus que tienes en casa tiene antepasados muy viejunos? Tanto como que nacieron hace más de 30 millones de años. En la época del Oligoceno. Son originarios de América, aunque hay alguna especie propia de África, Madagascar y Ceilán. 

2.

Más viejos que Matusalén

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Pues sí porque ¿sabías que pueden vivir más de 250 años? Cómo lo lees. Depende, por supuesto, de la especie y de los cuidados que reciba pero los más longevos duran eso, dos siglos y medio. Es decir, cuídalo bien porque podrás dejarlo en herencia... 

3.

¿Por qué en vez de hojas tienen espinas?

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Para defenderse de los animales que quieren morderlos para beber el agua que tienen en su interior, y sobre todo en el caso de los que tienen montones de espinas finas y blancas, para protegerse del sol y mantener, así, su buena temperatura y no deshidratarse.  

4.

Pueden aguantar hasta dos años sin agua...

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¡Pero hay que regarlos! Ten en cuenta que crecen en lugares con condiciones climatológicas adversas: épocas de sequía y épocas de grandes lluvias. Si lo llevamos al terreno doméstico, la traducción sería: echarle mucha agua pero muy pocas veces. 

5.

Hay más de 2.500 especies

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El nombre de su familia es Cactacaea y se divide en unos 170 géneros y más de 2.500 especies. Así que tienes mil opciones entre las que elegir los cactus que mejor decorarán tu casa, pero un consejo: si hay niños en casa, elige un cactus craso y evita los espinosos. 

6.

¡Ojo con ellos en invierno!

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Son plantas que quieren mucho sol y calor. Entonces, ¿qué hacemos con ellas cuando el frío aprieta? Lo mejor es llevarlos dentro de casa. Eso sí, no los pongas frente a fuentes de calor porque las calefacciones no les van bien. 

7.

Van lentos pero crecen y crecen

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Un dato para evidenciarlo: los cactus más grandes pueden llegar a pesar ¡¡¡12.000 kg!!! Todo en ellos es a lo grande. ¿Otro dato que sorprende? Que en 48 horas son capaces de absorber más de 1.000 litros de agua. ¡Casi nada!

8.

No le sirve cualquier tipo de tierra

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Los cactus necesitan tierras que drenen bien el agua, es decir, mejor que sean arenosas y con piedras. Si lo vas a trasplantar, tenlo en cuenta. Y no hagas como con el resto de plantas, o sea, no lo riegues justo después de transplantarlo. Espérate entre una semana y diez días. 

9.

¡Menudas raíces!

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Son largas, muy largas. Y no van hacia abajo. Las raíces de los cactus se extienden en horizontal cientos de metros. ¿Por qué? Porque así crean una base estable para que se mantengan rectos. Y un dato más sobre el riego: si los mojas continuamente, estas raíces fines se pudren.

10.

Ordenadores y cactus, ¿leyenda urbana?

No se han demostrado muy efectivos a la hora de absorber las ondas electromagnéticas porque, además, para que sirvieran de algo deberían estar entre el ordenador y tú, no al lado, lo que los haría poco practicables. Eso sí, decorando el escritorio quedan preciosos.

Entre las miles de especies que puedes encontrar, ¿sabes cuál le conviene a tu casa? Ahí va una ayuda:

• Si no tienes mucho espacio, opta por cactus mini. Crecen muuuuuy poco a poco, son muy decorativos y los puedes colocar incluso en un centro de mesa.

• Si tienes un patio en el que puedan crecer a lo alto, opta por uno que crezca de forma rápida como el llamado cardón gigante.

• Si va a tener mucho sol, tu elección podría ser un cactus como los que crecen en los desiertos americanos, como los Echinocactus grusonii, los cactus redondos con mucha espina.

• Pero si va a haber más sombra que sol, elige una especie de las que crecen en los bosques de Centroamérica, como la pluma de Santa Teresa.

Tengas el espacio o el sol que tengas, hay una especie para ti. ¿Con cuál te quedas?