Una cocina pequeña de Ikea: mide solo 8m2... y es perfecta

"Cambiamos la entrada a la cocina (estaba donde el fregadero) y dejamos la nueva sin puerta y con una vidriera diseñada por nosotros. Además, queríamos poder movernos bien (de ahí la distribución en L) y tener mucho sitio para guardar", nos cuenta Sonia.

Salón y cocina se comunican pero mantienen la independencia. "Para crear continuidad entre la cocina y el salón decidimos poner el mismo suelo en ambos. Es un laminado especial para zonas húmedas"

Bajo la vidriera, en vez de baldas, Sonia puso este módulo en el que guarda los platos de diario, verdura...

Son casi 8 m² de cocina y 3,5 m² de tendedero. No es muy grande, pero resulta comodísima por su distribución en L, "que deja la zona central muy liberada para moverse", asegura Sonia. 

Para aligerar el frente superior en la zona del fregadero, Sonia puso una vitrina donde, además, puede exponer sus piezas más bonitas.

"Me decidí por los muebles lacados en gris porque hace que destaque la encimera y establece un nexo de unión con el salón (el sofá es gris). Además, va bien con el acero y acentúa un cierto aire industrial. Para los azulejos, elegí este modelo porque tienen bisel y al final quedan estéticamente más bonitos. Además, el brillo da más volumen y hace que contrasten con los muebles" dice Sonia. 

"Al principio pensamos en integrar el lavadero, pero decidimos que sería más práctico mantenerlo independiente, aunque lo conectamos estéticamente. Junto a la ventana montamos un frente para las cosas de plancha con un módulo hasta el techo, y para no quitar luz pusimos una estantería de bambú con baldas regulables, muy prácticas." 

La integramos en otro frente con dos módulos de baldas, uno con la lavadora y el otro de suelo a techo, que sirve de despensa y para los repuestos de limpieza.

Tienen distintas alturas para ajustarse a lo que se guarda. 

Para mantener en orden las cacerolas y las sartenes y sobre todo las tapas, Sonia puso un separador en una de las gavetas. Al ser transparente, apenas se nota y deja ver lo que hay en cada lado.  

Otro problema suelen ser los tuppers, moldes... Lo resolvió con estas cajas con asas. 

Para que el cajón de los cubiertos no se convierta en un cajón de sastre, lo mejor es poner bandejas como estas, que los mantienen separados y en orden. Sonia lo tenia clarísimo, así que eligió estas de bambú, resistentes y con un aire natural. 

Puede parecer innecesario, pero tener los platos organizados en unos soportes con asas como estos es realmente práctico. Primero, permiten sacar los platos sin que choquen una pilas con otras. Segundo, si tienes que sacarlos todos, solo hay que coger el soporte.

"En el esquinero prefería un giratorio en vez de un extraíble; me parece más duradero y más cómodo de usar, porque enseguida ves lo que tienes y llegas a todo con solo pasar la mano", asegura Sonia Carrusel. 

Tener un armario para las cosas del desayuno es muy útil si se pueden sacar los platos, tazas, galletas... cómodamente. Fíjate en esta idea de Sonia: organizar los platos en un escurridor. ¿Y las galletas? En botes, claro: se conservarán mejor, y si son tan bonitos como estos, dará gusto verlos. 

Son de madera y llevan un asa para poder sacarlas y ponerlas en la encimera. Con ellas, almacenar verduras es sencillísimo y se mantienen mejor. Además, evitas que queden restos en el cajón. 

Cuanto más fácil se ponga y mejor organizadas estén las distintas zonas, menos trabajo costará reciclar. Por eso, esta estructura de cubos para cajón convenció a Sonia. Los cubos no se mueven y se puede llegar mejor y ver lo que contienen al clasificar los residuos.