Estilo clásico: 25 trucos para llevarlo a tu casa y que nunca pase de moda

Así es una casa cuyos elementos estructurales son de estilo clásico. Grandes puertas con cuarterones de cristal, molduras y rosetones en techos altos y un suelo de madera o un mosaico hidráulico original. Cada rincón respira la elegancia y un trabajo artesano digno de admirar.

El estilo clásico bebe de los colores neutros con elegancia para crear estancias atemporales, donde todos los elementos se dan la mano con armonía. Grises en todos sus matices, beiges, ocres, arenas y, sobre todo, el blanco, son los colores que triunfan en este tipo de decoración, que se aleja de los grandes contrastes y da como resultado ambientes relajados, elegantes y sobrios. Lo vemos en este salón clásico decorado por la interiorista Pia Capdevila que, aunque ha añadido ciertos elementos más modernos, como la mesa de centro en negro, los colores neutros, la majesuosidad de los techos y la acertada mezcla de tejidos lo ubica en las decoraciones más clásicas. 

Nadie se resiste a la belleza de un parqué en espiga, losetas o chevrón, otra de las señas de identidad de este estilo atemporal. Mantenlo en tu casa antes de cambiarlo por un laminado o un porcelánico que imite la madera: se puede acuchillar y barnizar para alargar su vida y seguir disfrutando de su calidez.

Una de las ventajas del estilo clásico es que, poco a poco, se va adaptando también a las nuevas tendencias sin perder su esencia más tradicional. Así, puede combinarse con piezas vintage o con otras más modernas, como en este salón, en el que las líneas puras del estilo contemporáneo conviven en armonía con los rosetones del techo, las maderas nobles y los colores neutros. 

El estilo clásico se caracteriza por crear ambientes ricos en detalles, que transmitan cierta opulencia. Y para ello, nada mejor que objetos con bordes dorados, bandejas de plata y toques brillantes. En pequeñas dosis, pero sin miedo a que compartan escena. 

Déjate abrazar por ellos. Si tienen capitoné, como el clásico chéster, mejor. Elígelos en tonos neutros, como el blanco, gris o beige: no pasan de moda y permiten dar color a los cojines. 

¿Tienes una chaise longue o una librería antigua? Resérvales un lugar protagonista y atraparán las miradas. Las piezas de otra época añaden clase a los interiores y encuentran su mejor lugar en un piso noble.

Los rosetones son ornamentos de formas vegetales que dan vida y zonifican el techo. Suelen coincidir con las lámparas. Por su parte, las molduras pueden crear formas en techos y paredes, puertas y ventanas, las más actuales están hechas con base de poliestileno son fáciles de colocar y pintar. Por último, las cornisas decoran el paso de pared a techo. Se pueden aprovechar para disimular grietas o esconder rieles de cortinas o luces indirectas. Cualquiera de ellas sumará clasicismo a cualquier estancia. 

Una lámpara de lágrimas de cristal es una pieza clásica en mayúsculas. La cuelgas y transforma el espacio. Solo tiene un "pero": necesita un techo alto para que quede perfecta. En un comedor clásico es un must para presidir la mesa. 

La mesa ovalada se adapta a la forma de la planta. Su acabado decapado va a juego con las sillas y le da un look vintage. Mira aquí cómo conseguir un aspecto vintage con el acabado decapado.

Con ribete, toques dorados, blanca con relieves... Combínala con una mantelería de lino y una cristalería señorial que suba el nivel de tu mesa. Verás cómo tus celebraciones impresionarán a tus invitados por su elegancia eterna. 

En esta cocina clásica todo encaja: el suelo de damero, el papel pintado, la enorme vitrina en madera decapada, las sillas estilo bistró, ¡todo! ¿Su secreto? El mix blanco y negro, un dúo clásico por excelencia. 

De hecho, es uno de los recursos que más relacionamos con el estilo clásico. Por supuesto que dependerá del estampado con el que lo elijas: funcionan muy bien los estampados de damasco, toile de jouy y hasta los florales con motivos delicados y colores neutros. Y quedan genial en dormitorios, comedores y hasta cocinas clásicas como esta. 

Son estandartes del estilo clásico. Y con cuarterones, más. Úsalos para exponer tus tesoros.

En cuanto a tejidos, apuesta por la suavidad del lino y combínalo con el terciopelo. Y si de colores hablamos, lo mejor será que te decantes por los neutros para resaltar más el resto de los muebles y darle un aire atemporal. Añade toques de color con tonos pastel de azul, verde o el rosa viejo, y un punto más sofisticado con el burdeos.

El capitoné es otro de los elementos que funcionan a la perfección en dormitorios clásicos. Aportan elegancia, sobriedad, majestuosidad y, además, son muy cómodos. Llévalo mediante el cabecero, una banqueta a los pies o una butaca auxiliar. 

Hay estampados que con su sola presencia dan ese toque regio que buscamos. El toile de jouy, las flores liberty o los cuadros vichy son nuestros favoritos. Haz nuestro test para saber qué tan experto eres en estampados.

Lámparas, mesas, espejos... Todo aquello que tenga un trabajo artesano elegante cuenta para conseguir un recibidor de estilo clásico. Esto también lo puedes llevar al salón, el comedor o el dormitorio. Las piezas con carácter son las que mandan en este tipo de decoraciones. 

Como si de una escalinata de película se tratara, las escaleras clásicas tienden a la curva con su forma helicoidal. Fíjate en si sus barandillas y pasamanos, de madera o hierro, se pueden actualizar con pintura. Sus peldaños suelen ser de madera o moqueta.

Los detalles clásicos no se limitan al salón o al dormitorio. Pueden llegar hasta el baño con este lavamanos de pedestal y una bañera exenta de estilo retro. La lámpara de araña ya lo convierte en un lujo para tus sentidos.

No solo de bañeras exentas con patas viven los baños de estilo clásico. Los hay con matices más modernos y nada recargados que también tienen ese efecto elegante y atemporal. Papeles pintados con delicados motivos o efecto textil, apliques con pantallas de tela y muebles con frentes con molduras son ideales para conseguir este estilo.