Era un piso compartimentado y ahora respira gracias a sus espacios abiertos, cómodos y súper luminosos (con plano)

El recibidor se encuentra en medio de la vivienda y destaca por dos motivos: el gran armario a medida con banco con cajón y la espectacular entrada de luz natural que tiene. ¡Así da gusto llegar a casa! La interiorista Pia Capdevila reformó y abrió toda la zona de día, y el hall, gracias a esta estructura de madera y cristal, recibe toda la luz que entra por el salón.

Eso sí. En el paso del recibidor al salón descubrimos una zona de trabajo/lectura polivalente con un escritorio de madera y un sofá que da la nota de color. La interiorista dotó a esta estancia de una puerta corredera de cristal traslúcido, que permite aislar el despacho del resto de la casa o tenerlo abierto para dar más amplitud al salón. La pared está vestida con papel pintado a rayas y la alfombra redonda da calidez. ¡Perfecto!

Para dar forma al comedor, Pia combinó el banco de obra (al que dio espacio para guardar) con una gran mesa de madera y sillas del mismo material, a juego con los perfiles arqueados de la estructura divisoria. El resultado es un espacio acogedor y relajado, muy natural, con cojines y mantelería de tonos suaves y una lámpara de techo que pone el punto moderno.

Una vez en la cocina, vemos que además de luminosa, gracias al cerramiento de cristal y el mobiliario blanco, es muy estilosa con las paredes del fondo pintadas en un tono verdoso y un suelo porcelánico que imita el hidráulico. "El cambio de suelo ayuda, además, a delimitar claramente la cocina del resto de espacios", explica Pia, que la rediseñó replicando el mobiliario que ya existía y aprovechó para añadir una barra de desayunos.

Como la zona de noche ya satisfacía las necesidades de los propietarios, Pia no llevó a cabo ninguna reforma, pero sí dio un cambio de look a la suite principal y los dormitorios infantiles. ¿Cómo? Jugando con la pintura, los colores y los acabados. Para la suite se decantó por el verde, tanto en el papel pintado como en el cabecero y los textiles de la cama. Un color que siempre encaja en el dormitorio y que invita al relax. La clave para dar dinamismo al ambiente: combinar texturas y estampados.

Para que el baño de la suite fuese acorde con el nuevo estilo del dormitorio, Pia utilizó el mismo papel pintado que en la pared de la cama. Tiene una trama vegetal vertical que regala altura al techo y como la base del baño ya era neutra, con el mueble blanco y los revestimientos cementiles, el papel se lleva todo el protagonismo. 

En el dormitorio de la niña, Pia volvió a aliarse con el papel pintado, una de las formas más fáciles y rápidas de dar un giro a los espacios. En este caso, eligió un diseño en tonos rosados y con motivos de ciervos, muy dulce y que va coordinado con la ropa de cama. 

En la habitación del niño el juego de colores es otro. Y es que la interiorista la ha decorado con un papel pintado con pequeños dinosaurios en tonos azules y grises, a juego con las sábanas y los cojines. La estructura de la cama tiene cajones, y los cojines de estrella replican la forma de los tiradores blancos.