Antes y después: vas a alucinar con estos 16 muebles restaurados que nadie quería y ahora son joyas

Tras lavar las molduras, la tapa y las patas, se pintó con esmalte satinado en blanco, se cambiaron los tiradores por unos de vidrio y así quedo. ¡Una cómoda preciosa!

Triste, oscuro... y feo, muy feo. Este mueble estilo carrito de melamina pedía a gritos un cambio, aunque en principio el proceso no iba a resultar nada sencillo, ya que se trata de un material difícil de trabajar. ¡Alucina con el cambio!

Cuesta creer que se trate del mismo mueble, ¿verdad? Pues al final, lo único que tuvieron que hacer fue cambiar las puertas por dos piezas de madera, pintar de blanco satinado, y utilizar una plantilla de stencil en color arena para decorar ambos lados. ¡Genial!

Amorela es fan del estilo mid-century, ¡así que este proyecto le entusiasmó! La cómoda contaba con un sintético amarillo flúor que eliminó con una pistola de calor y un removedor en gel. ¡Visto y no visto!

Tras lijar y lijar, los cajones se dividieron: mitad pintados, mitad lavados. Los tiradores originales se mantuvieron, solo se pulieron. ¿La fórmula mágica? Hervir agua y vinagre en partes iguales durante 15 minutos, viruta de acero, ¡y a pulir!

Desfasadas, oscuras, medio rotas, llenas de polvo... Estas mesitas de noche tenían de todo, ¡pero de todo lo malo! 

Como el enchapado de las mesitas no estaba en buen estado, Amorela pintó todo lo que pudo, masilló las partes sueltas y lavó la madera. Al final, quedaron tan bonitas que más de uno se interesó por saber si estaban a la venta. ¡No nos extraña!

En otros tiempos, podría haber formado parte de la colección de Luis XIV, pero esta cómoda de estilo francés tenía los días contados... hasta que Amorela la encontró.

Tras pintar la cómoda con un esmalte rosa satinado y añadir un espejo tríptico a juego, se volvieron a colocar los tiradores originales, dando lugar a un precioso tocador que no podría ser más romántico y femenino.

Cuando los muebles llevan impregnados la carga energética de los abuelos, Amorela se llena de alegría y entusiasmo por el simple hecho de restaurarlos. En este caso, su clienta Josefina le llevó la mesa de comedor y las sillas de su abuela para que pudiera reciclarlas a su gusto. ¡Te va a encantar cómo quedaron! Pero antes, veamos la mesa...

Arañazos, golpes, imperfecciones... Todo ello, unido al paso de los años y a una estética bastante desfasada, llevaron a Amorela a hacer el cambio que verás a continuación.

Después de lavar la madera de la mesa y las sillas, se protegieron con laca al agua y las sillas se pintaron con esmalte satinado blanco en su mayoría, salvo algunas que dejaron con el asiento en madera lavada para generar contraste. 

Mitad enchapado, mitad madera maciza, la típica estantería de la que querrías deshacerte en Wallapop... ¡Mira cómo quedó tras la restauración!

Amorela comenzó lijando la madera, pintó la estantería de blanco y culminó con un esmalte satinado en el mismo color. Por último, los tiradores de acero se encargaron de poner el toque moderno. ¡Ahora bien podría pasar por una estantería de IKEA!

Esta cómoda fue uno de esos muebles que hubo que transformar por completo, ya que la tapa se levantaba y el primer cajón se deslizaba. 

El mueble se devolvió a su estado original y se pintó en color turquesa para convertirlo en el centro de atención de la casa de Ceci, la clienta. Ella quedó contenta, ¡y Amorela más!

Tras lavar la madera de todo el mueble, el escritorio adquirió una tonalidad más clara y luminosa. Eso sí, los tiradores originales se mantuvieron como un homenaje al abuelo.

A veces, el proceso más sencillo es el que ofrece mejores resultados, ¡y en este caso podemos dar fe de ello! Es increíble lo que se consiguió con un simple lavado de madera y unas capas de esmalte blanco, respetando los ornamentos originales del aparador. ¿No crees que quedaría estupendo en tu recibidor?

¡Este carrito llegó para convertirse en el bar móvil del taller de Amorela! Sin embargo, la madera de algarrobo le daba un aspecto demasiado soso y aburrido.

Un intenso lavado de la madera, un poco de pintura blanca satinada y una pátina de color visón trajeron a este carrito con ruedas de vuelta a la modernidad. ¡Ideal!

Este aparador ya era bonito de por sí, pero le faltaba un toque de gracia para llegar a convertirse en ese mueble que te girarías a mirar.

La madera de algarrobo estuvo muy de moda hace años en Argentina, pero en la actualidad, la gente huye de este material, o al menos, ¡de su oscuro y aburrido acabado! Lo mismo ocurrió con esta mesita de noche.

Una vez que el algarrobo se bloqueó para que no brotasen los taninos de la madera, la mesita se pintó con esmalte satinado en color visón y turquesa, jugando con los contrastes. Nos encantan los aires rústicos renovados, ¡cambio radical!

Otro mueble de madera de algarrobo que necesitaba cuanto antes un lavado de cara, o mejor dicho, ¡un extreme makeover!

Tan programada, que habían llegado al final de su vida util antes de encontrarse con Amorela, quien supo cómo sacarles todo el partido.

Solo con lavar la madera y pintarlas en blanco satinado, estas mesitas de noche pasaron de ser las protagonistas de una película de terror, a convertirse en unos muebles que desprenden luz y encanto, ¡aptos para todo tipo de dormitorios!

Este aparador no se encontraba en el mejor de los estados: tenía la madera muy marcada, estaba entintado en negro y por dentro entelado en hule.

Se trataba de un mueble que cuenta una historia, que tiene pasado y presente. Para homenajearla, se lavó la madera, la parte superior y algunos marcos se pintaron en blanco satinado, y el cajón central en azul turquesa. Como toque final, se añadieron unos coquetos pomos con formas florales que añaden mucha dulzura.