Una casa muy acogedora que nos encanta: tiene un pequeño salón, una bonita cocina con barra y terraza acristalada

Esta tiene grandes ventanales que la inundan de luz, pero sus paredes y suelos oscuros no la dejaban brillar. Para devolverle la claridad, la decoradora Anna Vendrell lo ha teñido todo de blanco roto, que crea una base luminosa y atemporal sobre la que ha añadido color, calidez –con maderas y fibras– y estilo, con piezas especiales como la mesa del comedor.

"Aprovecha la pared tras el sofa´, sirve de mueble del salo´n y da un plus de almacenaje. Lacada en blanco, tiene capacidad, es ligera y su disen~o sime´trico crea un conjunto ordenado a la vista". Delante de la escalera hay una segunda zona de estar, ma´s recogida, junto a la chimenea.

La mesa es la gran protagonista de este comedor que mira al porche. Por su diseño, robusto y de estética industrial, y por su tamaño, ya que mide más de 220 cm de largo y acoge hasta a 10 personas. "He jugado con las sillas, tapizadas y con la trasera de arpillera, y las grandes lámparas de fibras, para equilibrar y suavizar a la vista su gran pie de hierro. Me gusta crear contrastes decorativos, pero buscando siempre la calidez", apunta la decoradora.

Este porche no conoce de estaciones. Gracias a sus laterales acristalados se puede disfrutar de la sensación de estar en el exterior en pleno invierno. Y, en verano, se puede abrir por completo, porque sus puertas se pliegan como un acordeón. Además, al no tener perfilería, la visión es más limpia: elimina los límites entre el interior y el jardín y amplía visualmente el espacio.

La decoradora Anna Vendrell, en el porche de la casa que ha reformado. Anna buscaba darle al porche un look de chill out, por eso ha optado por muebles de bambú, de look relajado, y ha llenado el espacio de plantas y fibras vegetales, como la gran alfombra o la lámpara, a juego, por cierto, con las dos que hay sobre la mesa del comedor.

"La barra está pensada para dar cabida a los cuatro miembros de la familia, que hacen mucha vida en la cocina. De madera recuperada, da el contrapunto cálido a tanto blanco", señala Anna. Los taburetes, a juego con las sillas del comedor, y el suelo, una madera cerámica que unifica toda la casa, refuerzan la continuidad entre espacios.

Esta cocina ha multiplicado la luz gracias a la reforma. La decoradora la abrió al comedor mediante una gran puerta corredera, y al salón, con un cerramiento acristalado tipo guillotina que recorre todo el frontal de la barra. El mobiliario y el antepecho de baldosas tipo metro en blanco multiplican visualmente la luz.

Luminoso, cálido y muy acogedor. Así es el distribuidor que lleva a las habitaciones. La decoradora ha jugado con la madera cerámica en los peldaños, que son una continuación del pavimento, y ha dejado el pasamanos en acabado natural. Y la misma base neutra que viste toda la casa envuelve este distribuidor y la barandilla de la escalera. 

La decoradora ha aprovechado el espacio debajo de la ventana con un arrimadero-murete de unos 20 cm de grosor que tiene una triple función: separa la cama de la ventana, y sirve de repisa y de respaldo improvisado cuando la cama se usa como sofá durante el día. "Tener una base muy neutra me ha permitido meter un poco de color con la cama rosa y jugar con la carpintería, que es alistonada y da un toque campestre. 

Aunque el dormitorio cuenta con un completo vestidor y el baño en suite, la zona de cama es más pequeña, por eso la decoradora ha puesto pocas piezas y ligeras. El cabecero es un plafón alistonado –a juego con el del dormitorio infantil– que tiene dos mini repisas a modo de mesita de noche y apliques empotrados.

El vestidor se ha diseñado a juego con los armarios de la habitación infantil y combina dos alturas diferentes para conservar intacto el techo a dos aguas. Es más, explica la decoradora, "hemos rematado el armario con un cristal transparente que llega hasta el techo y hemos instalado una tira de leds. Iluminan el techo dándole altura visual y convirtiéndolo en un elemento decorativo por sí solo".