Atemporal, suave, sereno, el blanco combina muy bien con este mar e Iñaki, que es un chico listo, lo sabe y apuesta por él. “Sí, paredes, techos, lámparas, puertas, cortinas, buena parte del mobiliario, incluso el suelo es una tarima de fresno blanco. Con el blanco se unifican visualmente los espacios, se gana luminosidad y se crea un fondo para jugar con telas y detalles en grises, beiges, arenas, azules... o toques de amarillo”, comenta.
Sillas de Accademia y lámparas de Flos. Proceden de Mujika Aramendi, como la mesa y el aparador de madera.