Para los japoneses, el salón es un “i-má”, un “espacio de vida”. Porque se puede cambiar su tamaño según la disposición de los “fusuma”, las típicas puertas deslizantes de madera y papel. Algo parecido ocurre en este piso barcelonés. En la zona de día, despacho, comedor, salón y cocina pueden componer un gran espacio abierto... o aislarse. Una puerta corredera camuflada tras la biblioteca permite cerrar el despacho, y otra vista en el otro extremo, la cocina. Al unirlos se crea un gran espacio familar “muy vivible”, como pidieron los propietarios a la interiorista Pia Capdevila.

Se abre el telón
Cómo elegir las puertas que más te convienen
Adiós tabiques
Eliminó los tabiques para redistribuir el piso, de forma cuadrada. “Lo partimos por la mitad, a derecha la zona de día y a izquierda la de noche –explica–. Y los dos baños en un cubo central, con la biblioteca en un lateral. Es cómodo, con tránsito circular. Y aprovecha su gran cantidad de luz natural”.
La idea que le transmitió la familia fue: pocos espacios pero luminosos, grandes y cómodos. “Los delimitan los muebles y las puertas correderas. Aunque son grandes, el cristal translúcido y el lacado en blanco roto las aligera”. Pia y la propietaria del piso lo diseñaron todo al milímetro.
Madera para ganar calidez
“Para darle calidez le hemos dado protagonismo a la madera con grandes piezas, como el vajillero del office”. Y también utilizaron las mismas lamas de roble del parquet para forrar la trasera de la biblioteca y el salpicadero de la cocina, con una isla central abrazada al pilar. Aquí, una mampara similar a las puertas oculta el lavadero.
La suite principal comunica con un vestidor de ensueño (cómo no, a través de una puerta corredera). Y junto a la cama, arropada por un cabecero tapizado que llega hasta el techo, las mesillas se amplían con módulos de almacenaje beige. “Es otra forma de tener a mano los libros –dice Pia–. Otro detalle con estilo que hace la vida más fácil.