De porche olvidado a casa llena de encanto y un 'nosequé' inolvidable: un viejo cobertizo abandonado se convierte en la casa familiar perfecta
Esta casa fue el paraíso para Anna, que la imaginó, le dio forma y la llenó de vida y recuerdos. Su hija la ha heredado y nos cuenta su preciosa historia. ¿Quieres descubrirla?
Nos adentramos en la casa familiar más acogedora de todas: es el legado de una madre para su hija, que la transformó en un paraíso rústico y cálido. ¡Y lleno de estilo!
"Esta casa es un homenaje a Anna, mi madre. Al trabajo bien hecho, porque todo es obra suya, y a su inmensa generosidad para y con los hijos, nietos ¡y sus amigas! Era una forofa de sus amistades, para ella eran un tesoro”, se sincera Marta, que ha heredado esta joya en un pequeño pueblo del Ampurdán y la mima como tal. Una joya que atesora una historia tan singular como especial era su propietaria y alma mater del proyecto.
Y es que, antes que casa, fue un porche tipo cobertizo con barbacoa. Pero a medida que los nietos crecían, la casa familiar, que está a 200 metros de esta, empezaba a quedarse pequeña para acoger a toda la familia. Así que Marta decidió transformar el porche en la casa que es ahora, que la convirtió en su vivienda. ¡Entramos!
Salón con escritorio, de Antic Daviu Quera. Silla y lámpara de sobremesa, de Coton et Bois.
El Mueble
Una casa llena de historia
En los arcos de la casa se puede apreciar su historia de ampliación, con el antiguo porche al fondo, y la evolución de cómo se ha planteado para vivir. La casa no es muy grande, pero cada centímetro tiene su función. En el pasillo, por ejemplo, han situado este escritorio.
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Los sofa´s y la alfombra de fibras son de IKEA. La mesa de centro de madera y sobre de cuerda es de Coton et Bois.
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Cuando los arcos delatan la historia de la casa
Los arcos, además de dar una sensación de recogimiento muy agradable, son los que marcan la ampliación del antiguo porche a casa. Por un lado, está el salón, y por el otro, el dormitorio. Todo en una sola planta y diáfano. "Con la puerta abierta del dormitorio ves la casa de punta a punta. Esto te da una sensación de amplitud increíble, que es lo que quería mi madre, todo abierto, muy en sintonía con su personalidad, la verdad", explica Marta, la actual propietaria.
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Cojines de toile de Jouy y de rayas de Pepitablanca y cojines camel de Catalina House.
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Decorada con materiales naturales
Desde los colores empleados hasta los materiales, son muy naturales: maderas, linos, fibras, cerámica... "Mi madre siempre estaba pensando en el medio ambiente, hasta el punto que no quiso instalar calefacción, sino que ideó un sistema por conductos que distribuye el calor que da la chimenea", recuerda Marta.
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El mueble bajo de hierro es de un anticuario. La butaca es de IKEA y el puff de yute, de Coton et Bois. Plaid, de La Maison.
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Un salón inundado por la luz natural
Una de las maravillas de esta casa es la luz que recibe durante todo el día gracias a sus grandes ventanales que abren todos los espacios al jardín. "Mi madre era un espíritu libre y necesitaba notar el sol en la cara y ver el cielo. La de horas que se pasó tumbada en el sofá o bajo el olivo del jardín charlando sobre la vida con sus amigas...", recuerda con emoción Marta.
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Las sillas son de Coton et Bois. Alfombra de yute y la´mpara de IKEA.
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Una cocina pensada para compartir
En esta casa, como en el antiguo porche, las ideas y venidas de amigos y familiares han sido un no parar. De ahí que el comedor, que se integró en la cocina, se planificara con una gran mesa donde nadie quedara fuera. En cuanto a la cocina, se respetó la estructura original y tan solo se cambiaron las cortinillas de los armarios por puertas.
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Office con sillas, de Coton et Bois. Alfombra de yute y lámpara de techo, de IKEA.
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Una esencia rústica muy cuidada
"El legado de Anna, mi madre, perdura en cada rincón de esta renovada vivienda, creando así un ambiente que respira autenticidad y calidez", indica la propietaria y responsable de la reforma. "Siempre había querido un comedor rústico que fuera único y que estuviera cerca de la cocina, como antaño, para facilitar la comunicación entre los comensales y los más cocinitas", añade. Al no haber tabiques, esta zona de día fluye a la perfección, tanto en luz como en continuidad visual. ¡Nos encanta!
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Detalle de antepecho de cocina con azulejos de colores
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Un antepecho colorista y con sabor tradicional
El antepecho de la cocina se revistió con estas baldosas artesanales que Anna eligió una a una y colocó de manera muy estudiada. No son antiguas, aunque lo parecen por tus tonos deslavados, pero sí artesanales.
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Mesa redonda a modo de mesilla de La Maison. Cojines crudos y manta de punto de abeja gris, de Filocolore. Plaid y cojines camel, de Catalina House.
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Una paleta de colores muy natural
Si los materiales naturales eran importantes para Anna a la hora de planificar su casa, también lo eran los colores. "Optó por una paleta muy mediterránea, con arenas, tierras, azules, verdes...", recuerda Marta. Sin olvidarnos del personalísimo gris marengo del dormitorio. En los armarios contribuye a dar más profundidad al espacio, mientras que en la pared del cabecero, enmarca la cama y la hace más acogedora.
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Dormitorio principal con mesita de noche, de La Maison.
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El regalo más bonito de todos
La casa familiar, convertida en el objeto de envidia de todos, es el testimonio vivo del legado de Anna. Un espacio donde la libertad, la belleza y los momentos compartidos se entrelazan en armonía, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes tienen la suerte de cruzar sus puertas.
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Dormitorio con armarios gris marengo y gran ventanal con vistas a la piscina.
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Un dormitorio muy acogedor con vistas al jardín
En el dormitorio, que disfruta de un gran ventanal con vistas al jardín, reina el silencio, con el único sonido del repicar de las campanas del campanario próximo, con las que Anna se despertaba cada mañana. "Cada rincón está pensado, cada detalle tiene su sentido. Es una casa tan ella... Gracias, mamá, por este regalo".
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Jardín de casa con piscina y vistas al campanario del pueblo.
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Un jardín mediterráneo con vistas al campanario
Cipreses, plantas aromáticas autóctonas y un precioso olivo, que es el emblema de la casa y bajo el cual Anna solía pasar horas charlando con sus amigas, colorean y llena de vida el jardín de esta casa con unas vistas privilegiadas al campanario del pueblo.