Una casa de pueblo centenaria reformada que ahora luce espectacular por dentro. Un proyecto de la interiorista Natalia Zubizarreta

"Esta casa es la niña de mis ojos. Es muy especial para mí", nos cuenta la interiorista Natalia Zubizarreta al presentarnos esta vivienda familiar "de toda la vida" y de tres plantas a la que ha dado la vuelta por completo. "Su historia es muy especial, porque es del siglo XVIII, está en el casco antiguo de un pueblecito del País Vasco, y fue bombardeada en la Guerra Civil. Ha sido una reforma total que hemos entregado a una familia maravillosa", explica.

"Colaboramos con el arquitecto Juan Carlos Murguia, vaciamos y saneamos completamente la estructura, la mantuvimos parcialmente, así como la cubierta y las fachadas originales. Prácticamente, solo dejamos las cuatro paredes en pie. ¡Daba vértigo!", recuerda. La casa “tenía tal caos de vigas y parches de rehabilitaciones que nuestra ‘hoja de ruta’ fue unificar la estética y crear armonía visual en toda la vivienda. Usamos un tono beige claro en toda la casa e igualamos el color en paredes y techos. Pusimos tarima de roble natural, que aporta calidez y ese toque rústico que nos pedía un edificio tan singular”, comenta la interiorista.

¿Y la decoración? "Mi idea era que en todo momento se evocara la historia de la casa, por eso dejamos muebles antiguos de la familia y piezas de anticuario, que combinamos con piezas a medida, como el sofá o las estanterías del salón", explica. A la interiorista también le gusta mucho el comedor: "Conseguimos recuperar el banco, que es de la época napoleónica, con un magnífico trabajo artesano. Tapizamos a medida y pusimos cojines y pantallas elaboradas con linos franceses antiguos. Sobre todo, nos preocupaba combinar piezas actuales con otras de valor que mantienen el alma de la vivienda", continúa. 

Tras la gran reforma, la cocina ha quedado abierta y ha pasado a ser el auténtico corazón de la casa. “Es una cocina de Santos que también se funde con el tono beige de la vivienda. Los electros quedan integrados y la estética de la cocina encaja con la decoración", explica la interiorista. 

"Además, tiene una isla abierta al salón y al comedor, por lo que la cocina resulta cómoda y muy vivida. Las sillas altas de la isla van a juego con las del comedor y sobre la mesa pusimos dos lámparas colgantes, que dan mucha calidez", continúa. 

"Las vigas las dejamos blancas y vistas, ¡no imagino una casa de este estilo con la estructura de madera oculta!", añade. 

En el dormitorio, notamos también esa calidez gracias al suelo y las mesitas de madera, combinados con una butaca de fibras, aunque el protagonismo es para el cabecero, fabricado con un tejido tipo ikat. 

La interiorista incluyó también elementos en fibra natural, como la butaca, y madera, como las cortinas venecianas, que aportan un estilo que unifica lo clásico con lo moderno. 

El dormitorio utiliza textiles en tendencia con materiales de toda la vida, como la madera al natural de las mesitas de noche.

"Tanto en la cocina como en los baños, el suelo es de baldosa porcelánica efecto piedra natural golpeada, así es más resistente", cuenta Natalia.

“No quiero despedirme sin contaros la confianza que esta familia tan entrañable depositó en nosotros. La reforma duró un año y todo, todo, hasta la cocina o el mobiliario, los colores... ¡Fue totalmente sorpresa! Recibieron la casa tal y como se ve en estas fotos”. ¡Qué feliz sorpresa!