¿Una casa mediterránea y abierta al mar o mejor una casa rústica y con aires de siempre? Era la discusión de Maite y Rafa, una pareja con dos anhelos difíciles... hasta que dieron con esta casa en la provincia de Barcelona. "La visité por trabajo. Pero fue un flechazo. Con solo llegar a la puerta tuve una sensación de paz y de buen rollo... Y pensé: esta casa me gusta. ¡Y eso que por fuera era feísima! Nada que ver con lo que es ahora. Tenía unos toldos amarillos y una balaustrada horribles, no tenía porche...", cuenta Maite, la propietaria. ¡Descubramos juntos su nuevo hogar!

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Mira el "antes" del cambio

Casa Sant Vicenç origen.

Casa Sant Vicenç.

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Pero el camino hasta llegar a ser la casa que es ahora fue largo. A pesar de todo, Maite lo recuerda con una sonrisa en los labios, porque fue "un proyecto muy familiar. Nos pasábamos el tiempo libre que teníamos derribando paredes a mazazo limpio. Mi marido y mi hijo eran los reyes del mazo y mi hija y yo de los escombros", bromea Maite. ¡Pero el resultado final no podría haber valido más la pena!

2.

Sueños destinados a encontrarse

Sueños destinados a encontrarse.

Porche, con sofás y butaca de mimbre, de Jardiland. Mesa y lámparas de ratán, de Maisons du Monde. Sillas, de IKEA.

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Maite quería la típica masía catalana y su marido, una casa más mediterránea, con luz a tutiplén. Dos sueños difíciles de converger, hasta que esta vivienda se cruzó en el camino de Maite. Aquí vemos el nuevo porche de la casa elegida, que renovaron pintando los porticones de azul.

3.

En blanco y azul

En blanco y azul.

Sofá y butaca, de Jardiland. Mesa de centro y del comedor, de Maisons du Monde.

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El color de las ventanas fue muy discutido por Maite y Rafa, ya que mientras Maite quería un color más grisáceo, más soso y elegante, su marido se enamoró de este color, que le recuerda a Formentera o las islas griegas. "Al final cedí, y ahora en el pueblo nos conocen como la casa azul", bromea Maite. 

4.

El salón fue portada de la revista El Mueble

Un gran espacio abierto

En el saklón sofá de IKEA y mesa de centro de Maisons du Monde. Butaca, de Carolina Blue. Alfombra, de Zara Home.

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Ese amor a primera vista se confirmó cuando entró y vio las vigas de madera y la chimenea. "Era nuestra oportunidad. Yo tenía mi masía rústica y Rafa su casa de grandes ventanales", indica. Además, desde el salón se disfruta de unas vistas preciosas al mar y al casco antiguo del pueblo. 

5.

Blanco, azul y gris son un trío luminoso y mediterráneo

Con vistas al mar.

El sofá es de IKEA y los cojines son de Carolina Blue y de Catalina House. Plaids, de Zara Home y de Catalina House. 

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Ahora el salón, además de resultar más amplio, disfruta de mucha más claridad, gracias a los ventanales que abren el salón al porche y al paso abierto a la cocina.

6.

Comunicado con la cocina, la madera lo hace acogedor

Comunicado con la cocina.

En el salón, mesa auxiliar es de Catalina House y el jarrón de Azul Tierra. En el comedor, alacena y lámpara de Maisons du Monde.

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Donde ahora está el comedor y la cocina, antes de la reforma había dos estancias, que Maite unificó y abrió el espacio resultante, a su vez, al salón. Todo un acierto, ya que todos los espacios están comunicados y conectados con el exterior. 

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Un comedor-mirador espectacular

Un comedor-mirador

Ventana, de David Vidal Pérez de Fusteria Vidal Torres.

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"La ventana en forma de arco nos encantaba, pero era de los años cincuenta y tenía carcoma. Muy a nuestro pesar tuvimos que arrancarla, pero encargamos una exactamente igual al carpintero local. ¡Y la clavó!", explica Maite. 

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Un salón más amplio

Un salón más amplio.

La mesa de centro es de Maisons du Monde, los floreros de Catalina House y los jarrones de Carolina Blue. 

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Una de las prioridades de la reforma fue abrir los espacios para que resultaran más amplios y cómodos. En la planta de día, por ejemplo, solo se conservó la pared maestra que separa el salón de la cocina, que se dejó como un gran paso abierto. Esto permitió ganar un salón mucho más amplio y totalmente abierto al nuevo porche. 

9.

Cocinar con vistas

Cocinar con vistas.

Los muebles de la cocina y los taburetes son de IKEA. Las lámparas son de Aki. 

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Maite lo tenía clarísimo: "yo quería poder pelar patatas viendo el mar". Y ahora puede presumir de poder hacerlo. De hecho, uno de los quebraderos de cabeza de Maite fue dar con la lámpara de techo del comedor, porque era básico que no le tapara las vistas del mar. "Me costó horrores, de hecho ha sido una de las últimas incorporaciones de la casa", indica.

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Una cocina rústica-nórdica

Una cocina rústica-nórdica

Cocina con mobiliario, encimera, isla y lámparas de techo, de IKEA.

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En la cocina conservaron la gran campana de obra, que remataron con una viga de madera a juego con las del techo. El mobiliario, alistonado y con tiradores de concha, y la encimera de madera completan este "look rústico-nórdico", como lo define Maite.

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Un antepecho decorativo

Un antepecho decorativo

Mobiliario, encimera y taburetes, de IKEA. Grifería, de Tres Grifería. Baldosas del antepecho de Porcelanosa.

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Para darle un toque de color a la cocina, revistieron el antepecho con dos hileras de baldosas a juego con los tonos grises azulados de la casa. 

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Una familia muy creativa

El despacho de los hijos.

Mesas, de IKEA. Estanterías, de Deko Palace y Maisons du Monde. Zapatos, de Step by Store.

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Marc y Marta, los hijos de Maite y Rafael, han convertido el estudio en su despacho, ya que ambos, a pesar de su juventud, cuentan con sus propios negocios online. De origen, esta sala solo tenía una ventana y apenas se veía el mar por ella. Maite Socies, inspirándose en las típicas ventanas de semiarco de algunas masías, decidió abrir las seis que hay ahora. "Desde aquí no solo ves el mar, sino Barcelona. Por la mañana, ver salir el sol desde aquí ¡es bestial!", señala.

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Dormir con vistas al mar

Dormir con vistas al mar.

Mesita de Muy Mucho, armarios de origen y vestidor realizado con lamas de madera pintadas de Aki. 

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“Reorientamos todas las camas de los dormitorios, porque antes daban la espalda al mar”. ¡Vaya desperdicio! Pero aplicando esta idea en su dormitorio, la cama se quedaba en medio... “Tiramos de ingenio y nos inventamos este cabecero, que hicimos con lamas de madera pintadas. Y ahora, además, da intimidad al vestidor”, recuerda Maite.

14.

Recuperar la historia

Recuperar la historia.

Ropa de cama de Zara Home, cojines de Zara Home y de Carolina Blue. 

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"Esta pared es mérito de mi marido", avanza Maite. "Rascamos un poco el yeso y al ver que el ladrillo era bonito, decidimos dejar una pared al desnudo en el estudio y las habitaciones. Rafa se pasó todo un mes de agosto rascando, el pobre... Pero mereció la pena", añade.

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Una barandilla minimalista

Una barandilla minimalista.

Consola de Muy Mucho y taburete de IKEA. 

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Para que nada obstaculizara las preciosas vistas al mar, con la reforma se reemplazó la antigua balaustrada por una barandilla de hierro muy discreta que pasa totalmente desapercibida.

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Un guiño decorativo

Un guiño decorativo.

Espejos de Maisons du Monde y toallas de Catalina House. 

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En el baño se han empleado a modo de decorativa cenefa las mismas baldas que revisten el antepecho de la cocina. Y no es casual, porque Maite quería que "toda la casa fuera homogénea, sin cambios de colores o materiales". 

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