"Vivíamos en Barcelona y no sabíamos si irnos a las afueras. Entonces encontramos este piso con patio, que necesitaba algunos arreglos, pero con muy buen espacio", nos cuenta Eli García Cruz, que vive en este piso.

El patio, desde luego, fue una supersuerte, pero hubo otra: ella es arquitecta y desde el principio tuvo claro que en este piso señorial del Eixample había que mantener la esencia... y darle un toque fresco. ¡Una cosa no está reñida con otra!

“El piso tiene ni más ni menos que 126 años y una estructura típica de su época, con un salón como dividido en dos. Tiramos una pared, y dejamos los suelos originales. Se aprecian las marcas del hidráulico y las dejamos a la vista. Las paredes estaban forradas con plafones y pintadas encima, y descubrimos las originales. Son ¡tan bonitas! que las dejamos tal cual. Suelos y techos son como obras de arte y los quisimos conservar”, explica esta arquitecta que, por cierto, es también una apasionada de la moda (en sus ratos libres escribe el blog EliandEli, pero ¡¡shhhh!!! Esa es otra historia…).

"En esta casa tan especial, Eli nos pidió un espacio acogedor, funcional, con mucha personalidad", nos explica por su parte Carla, la interiorista de Kenay Home que colaboró con la decoración. ¿Su objetivo? “Realzar la estructura original y aprovechar la luz de los grandes ventanales”. En el salón, optaron por “un sofá clarito para potenciar la luz y destacar las vistas al patio. Combinamos ese punto claro con un detalle con fuerza como la chimenea y con un puf de fibra, porque deseábamos elementos naturales”.

"A un lado, crearon un apacible rincón de lectura, con ratán y estanterías. En el comedor, el aparador blanco da ligereza", apunta Carla.

 

Seguimos la pista como en un juego de este suelo tan bonito y llegamos hasta el cuarto de los niños, donde precisamente el suelo marca el tono de la decoración. "Usamos sus tonos, combinando los muebles con el azul del mosaico". La litera, por cierto, es el mueble principal e imita a un tren. ¡Qué divertido!

¿Y el dormitorio de los padres? "Buscamos un toque natural y cálido. Optamos por madera y blanco, combinado con fibras en la lámpara o la alfombra". Nos chifla el pequeño balcón-mirador, "un rincón verde repleto de plantas y cestos", que pone el punto encantador. Y es que de encanto la casa sabe. Porque es centenaria, pero acogedora... y moderna.

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