Una casa en Madrid con una decoración 'muy El Mueble' que presume de actual, cómoda y con una naturalidad muy acogedora

Rubén de Matea, de Decolab, nos cuenta sobre este chalet a las afueras de Madrid que "la propietaria dijo: ‘necesito que mi casa sea muy El Mueble. Me encantan los aspectos naturales, pero no os vayáis al rústico. Me gusta lo clásico, pero no quiero que sea aburrido’. Estaba claro que quería que su vivienda fuera actual, pero acogedora, y con una vuelta de tuerca que la hiciera diferente”.

Había sido reformado un par de años antes, pero los propietarios lo habían alquilado a un diplomático, con cuyo paladar decorativo, exótico y de colores llamativos, no coincidían. El embajador se marchó precisamente cuando ellos (un matrimonio con niños pequeños) decidía instalarse en esta casa, más grande que el piso que habitaban en la capital.

En el salón, "las telas son todas naturales, de aspecto vaporoso y muy agradables al tacto. El único gran toque de color los dan los cuadros, que los hizo (a medida y en los tonos que le encargamos) una pintora decorativa con la que trabajamos en Decolab”, prosigue el decorador Rubén de Matea. Los sofás también tienen su historia: además de diseñados para encajar en el salón, se tapizaron con una mezcla de poliéster y lino que lleva un tratamiento que repele las manchas, así se puede tener toda la elegancia del lino, pero sin las arrugas (gracias al poliéster) y a prueba de niños.

En Decolab no tuvieron queja alguna sobre la piedra campaspero, el material de origen que sirve de suelo en toda la planta principal y la escalera. Lo malo es que este elemento, aunque precioso, sumado al acero corten del ventanal que da al jardín, tenía un riesgo. "La propietaria temía que la casa resultara fría, así que pusimos alfombras en el comedor y en el salón", explica Rubén.

La mayoría de elementos y muebles de la casa se hicieron a medida, como en el recibidor señorial y funcional, donde se proyectó  una consola con sobre de mármol y un espejo de hierro que imita a una ventana. 

La mesa de comedor es uno de los grandes aciertos de la casa: “les gusta recibir a gente en casa, por lo que se proyectó un comedor flexible que dé servicio cotidiano y pueda transformarse en un espacio donde caben hasta doce comensales, gracias a la mesa extensible” añade el decorador.

El diseño de la cocina es práctico y funcional: los muebles se eligieron en color blanco y gris, una opción moderna y atemporal que se mantendrá con el paso de los años; mientras que la encimera y el antepecho son de color gris, muy sufrido. 

En contraste con la cocina, de color gris y blanco, los interiorista quisieron llevar un punto más cálido a la estancia mediante los elementos del office. Por eso, una de las claves es el banco tapizado con patas de madera, así como las sillas Eames, que mantienen ese halo moderno. Los cojines de terciopelo y el mantel de lino aportan textura y calidez, al tiempo que elevan la decoración. 

Seguimos hasta la planta de arriba, más cálida quizá gracias a los suelos de roble, donde el dormitorio principal nos sorprende por romántico pero funcional. “Nos llamaron antes incluso de pintar, para decirnos que lo harían en el color que les dijéramos. Estaban dispuestos a cambiar los suelos si no encajaban en nuestro proyecto. Es una gozada trabajar así, un lienzo en blanco”, prosigue el decorador. 

Las paredes consiguen un aire muy distinguido, aunque actual, gracias a las molduras que enmarcan el cabecero y las mesitas, molduras que el equipo de Decolab encargó y diseñó para la casa. 

El sueño se llama vestidor: “Lo querían totalmente abierto, que fuera muy visual. Les advertimos de que para algo así hace falta ser muy ordenados, pero ellos lo son”. Se lo hicieron en madera natural con el borde chapado en negro.

En el distribuidor de la primera planta, todo espacio fue válido para crear un mueble a medida que ampliara el almacenaje. Este fue diseñado con dos estanterías a los laterales y un módulo central con puertas abatibles y perfecto para guardar la ropa de la casa. 

En la habitación infantil, en la buhardilla, crearon también un minivestidor y una pared de cristal y madera para separa la zona de juegos de la de dormir. La calefacción de toda la casa funciona por suelo radiante, por eso la zona de juegos es tan agradable. 

En el baño, donde no se prescindió de la comodidad que aporta una bañera, se colocó un gran mueble suspendido con sobre de madera, ya que los revestimientos y el suelo podían resultar un poco fríos. Para hacerlo más ligero, se ideó un mueble abierto con dos estantes y una gran encimera. 

Decolab es un estudio de decoración que tiene su propio taller de mobiliario y tienda online. En la imagen, Rubén De Matea y María Tirado. Falta la tercera socia del equipo, Lucía Tirado, hermana de María.