"Esta casa es el resultado de la buena química entre el equipo de Deulonder y mi padre. Mi padre, que es arquitecto, es muy técnico, y Chone es super detallista. Así que entre los dos han hecho la casa que quería, porque donde no llegaba uno, llegaba el otro", destaca Sonia, la propietaria. "La verdad es que a mí me daba mucha pereza ponerme con esta casa, con las obras y demás... Pero mi padre siempre había soñado con dibujarme una casa. Así que al final me dejé convencer. Eso sí, puse una condición: la cocina debía ser de Deulonder", recuerda Sonia.

CLÁSICA Y ACTUAL
La cocina más bonita del mundo (con plano)
Pero lo que empezó con la cocina terminó con toda la casa. "La sintonía con Chone fue tal que le propuse que trasladara el concepto de la cocina a toda la casa. Me daba miedo que la cocina fuera por un lado y el resto de estancias por otro, que la casa no tuviera un hilo conductor", recuerda Sonia. Nada más lejos de la realidad, porque, una vez acabada, "no cambiaría nada". Y es que, como recuerda Chone, "Sonia me dijo que en ningún momento se ha sentido extraña en esta casa".