Antes y después: volvemos a esta casa El Mueble en Marbella, 10 años después

“Quería una casa clásica y atemporal, que resistiera bien el paso del tiempo. Mi truco para darle un toque más moderno ha sido introducir elementos negros en su justa medida y algunas piezas de diseño”, nos cuenta Cristina Afán de Ribera,  estilista de El Mueble y codirectora, junto a Loreto Balbuena, de Proyecto 3 Interiorismo sobre las claves que empleó para modernizar su casa de Marbella.

Las butacas blancas se han cambiado por otras más arriesgadas y de diseño, en hierro negro y cuero. Son el modelo Cargo de Heerenhuis y las trajo Cristina de Bruselas. Los antiguos sofás de formas redondeadas han dado paso a otros de líneas rectas. Sobre la chimenea, un espejo convexo sustituye a otro rectangular y envejecido.

Los cambios vividos por esta impresionante residencia unifamiliar son sutiles, muestra inequívoca de lo bien planteada que estuvo hace diez años. Una de las pruebas es el sereno comedor.

Tal y como apunta Cristina, “en una casa clásica, poner puntos negros da un aire más moderno”. Como se puede observar, para actualizar solo fueron necesarios unos detalles oscuros sutiles, pero soberanos. Las sillas de cuero negro fueron compradas en Bruselas. Las lámparas regulables aportan un punto industrial, a juego con la cristalera.

Como la visionaria de las tendencias que es la estilista, ya hace diez años apostaba por los colores más claros que ahora empiezan a cantar su canto del cisne.

En este encantador salón exterior se conservan los sofás originales, pero unas butacas de mimbre y rejilla de Crisal Decoración sustituyen ol s cojines de suelo. La alfombra de sisal se ha reemplazado por una negra (de Maisons du Monde), como la mesa, a medida, que aportan un aire actual.

A partir de ahora, las imágenes muestran la vivienda cómo es en la actualidad. Y empezamos por el majestuoso salón: “Quería que todo se abriera al jardín, casi como un porche”, añade Cristina, cuya obsesión por la luz y la simetría se advierte en el salón: por un lado hay dos mesas, dos sofás y dos alacenas. El ojo de buey que preside el espacio es por cierto, la única ventana de la planta baja, ya que solo hay puertas al jardín, además de la enorme cristalera de la cocina.

“El comedor lo usamos a diario, gracias a la mesa francesa de roble tan grande que en sus cabeceras caben dos comensales”, apunta Cristina. ¡Más que ideal para las grandes reuniones de infinitas sobremesas!

“La cocina está comunicada con el comedor por el cerramiento de cristal y hierro en negro. Por eso quise que la isla se viera como un solo bloque de piedra”, nos cuenta. Al mueble que integra almacenaje, fregadero y fogones también lo envuelve una sola pieza de mármol macael.

En el dormitorio principal, con vistas impresionantes sbre el jardín y el cielo del sur, las miradas se van al techo a cuatro aguas, la cama con dosel y la poética alfombra en crud y rosa. Más romántico, imposible.

“El dormitorio es un espacio poco convencional porque se accede por un vestidor -donde colocamos el lavabo- que comunica la habitación y el baño”, explica. Tanto en los lavabos como en la bañera y el resto de zona de aguas, la estilista eligió una piedra caliza en color crema, muy cálido y elegante.

Para toda la vivienda, la estilista buscó un toque un tanto afrancesado, incluso en el exterior: “En el jardín plantamos bolas de boj y el suelo del porche es de adoquines, que dan un toque más francés que el barro típico del sur”.

La propietaria e interiorista de esta casa Cristina Afán de Ribera, estilista de El Mueble y codirectora, junto a Loreto Balbuena, de Proyecto 3 Interiorismo. Si tienes cualquier necesidad relacionada con la imagen, es la persona que estás buscando: la sólida belleza atemporal de su casa es la prueba.