Hay lugares que te remueven

La casa donde murió Marilyn Monroe

Cómo me gustaría saber qué soñó, qué comió, qué leyó y en que sofá se tumbó Marilyn al final de sus días. Como no puedo, me queda adivinar su presencia en esta hermosa casa

Actualizado a 09 de enero de 2019, 13:28

Me fascina Marilyn, toda ella. Esa belleza cándida, esa mirada tierna, esa fragilidad pese a ser uno de los iconos del siglo XX... Pero leo sobre la casa donde pasó sus últimos días y, además de querer ver las estancias en plan cotilla y de imaginarme a la actriz más hermosa de todos los tiempos en ella, me gustaría tantísimo saber más sobre ella. ¡Cómo querría poder entender cómo se sintió al final, qué le dolía, qué esperanzas tenía, si lloró o durmió mucho en su cama, si miró a las estrellas tumbada en su jardín, si brindó por el amor eterno con sus copas, si en realidad quería irse para siempre o si hubiera deseado una prórroga para intentar otra vez ser feliz! Nunca podré ni podremos saberlo, pero sí podemos percibir al ver su casa esa dosis de ternura y calidez que sólo ella tenía.

La propiedad es una 'hacienda' de 1929 y Marilyn la compró en 1962, el mismo año de su muerte. Aquí la encontraron sin vida, debido a una sobredosis de somníferos. "Cuando entras a la casa y a sus jardines, quedas impresionado por su serenidad y calidez", explicaba su agente inmobiliaria. Y me lo creo, porque si sólo una foto de la actriz desprende eso, ¡qué no hará su casa!

Pero entremos ya en la casa. De una planta, es realmente encantadora. Y por cierto cada vez me convenzo más de la comodidad de las viviendas de una sola planta. Escaleras, para qué os quiero. Eso, sumado a las vigas vistas de madera de los techos, dan un aspecto de cabañita muy acogedor. En algunas imágenes, las vigas se ven pintadas de blanco, como se lleva ahora, y en otras en madera desnuda, enseñando su historia, su edad, ¡claro que sí! No sé todavía qué estilo me gusta más.

Contaba también su agente que, pese a los cambios que hicieron los posteriores dueños, "la estética y la energía que desprendía Marilyn sigue ahí y todavía se pueden sentir". La cocina, abierta y en blanco, con sus muebles de estilo rústico y su isla, tan como de zona de paso (en algunas fotos se aprecia que justo enfrente hay una librería y unas sillas como de la abuela) me gusta mucho. Es muy cálida, hogareña, a la vez que práctica (¡tiene sitio para cocinar y guardar!). ¿Cocinaría como loca Marilyn al final o se volvería inapetente?

A continuación hay dos salas de estar (una parece de lectura) con un look casa de campo que también me llama mucho. Vemos sofás con estampados florales, una chimenea, bastantes librerías, algún arco en el paso de las puertas que le da su toque especial... El conjunto es muy agradable. Miro y miro las fotos, para entender cómo se consigue ese encanto, y creo que la clave está en la mezcla de muebles de corte clásico, pero sin pasarse, algo de madera, la luz de las ventanas por donde vemos colarse el verde de fuera, suelos de barro (que vivan los materiales naturales) y ¡cha-chán! paredes blancas. Sí, sí: no desprecies nunca el poder de una pared blanca. Da luz y, según qué tipo de blanco, calidez y alegría. El jardín con su piscina, sus plantas, sus zonas de sombrita y de andar descalzos ayudan, claro.

¿Mis sitios favoritos? El dormitorio de Marilyn, con su cama tan blanca y sus almohadas mullidas para llenarse de sueños (aunque cambiaría esa alfombra). También me atrae el escritorio con aspecto de estancia renovada, con grandes ventanas, que da al jardín. Sentarse a escribir y a trabajar ahí debe dar gusto, con esos árboles como compañeros. Sobre todo si tienes el halo de Marilyn rondándote.

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