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Hecha a medida

Esta alacena se ajusta perfectamente al ancho de pared que queda en el hueco junto a la puerta, de manera que se aprovecha el espacio al tiempo que viste el comedor. Sillas de mimbre, lámpara de techo y alacena, todo en Sacum. Pavimento laminado de Quick-Step, en estudio Clara Valls.

2.

Sacado todo el partido

 Una cocina pequeña necesita todos los recursos para poder aprovechar al máximo cada rincón, y en este han insertado una preciosa alacena rústica que rompe con el estilo del resto del mobiliario. Mobiliario de madera de cerezo, de Bulthaup, en Santa & Cole.

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Alacena con sorpresa

Si tienes problemas de espacio, esta alacena abierta con puertas retráctiles es la solución perfecta. Podrás cerrar sus puertas o dejarlas abiertas son que estorben. Diseño de la alacena, Sandra Mora.

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Con un sitio para todo

Esta gran alacena de madera rústica preside el comedor y mantiene en orden todo el menaje necesario para poner la mesa: tazas, platos, vasos, cuencos… Además cuenta con un montón de cajones para tener a mano lo más importante.

 

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Combinaciones que enamoran

Si lo tuyo son los ambientes sofisticados y las mezclas entre lo clásico y lo moderno, este comedor te habrá encantado. La alacena labrada y pintada en gris claro, rompe con el estilo rústico de mesa de madera y las sillas tapizadas.

Mesa, de Oficios de Ayer. Alacena, pintada por Isabel Font. Sillas, en Chiqui Barbero.

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Todo a tu alance

 Mantener al alcance todo lo que necesitas para cocinar, que estén a la vista tus utensilios y que tu cocina se vea la mar de bonita, es posible. Esta gran alacena blanca cumple todos estos propósitos a la perfección.

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Un truco oculto

Lo creas o no esta alacena es mágica. No solo guarda la vajilla, decora y es funcional, además tiene integrada la nevera en una de sus puertas. Jamás fue tan fácil estar en la cocina.

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Una alacena disfrazada

 No limites su uso a una cocina o a un simple contenedor de platos. Las hay tan adorables que apetece transformarlas, como esta de madera rústica, que hace de librería creando un rincón de lectura realmente confortable. Lámpara de pie, en Sacum. Alacena, del estudio de Meritxell Ribé.

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Amor a primera vista

Hay piezas que nos sacan una sonrisa, muebles que hacen nuestro día a día más inspirador y esta alacena, es una de ella. En color blanco y muy shabby chic. Alacena, de Federica & Co.

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Cada cosa en su lugar

Esta alacena nos recuerda ligeramente a los típicos muebles de oficina, de madera y con detalles metálicos. La combinación de tonos y de materiales la hacen especial y sencilla a la vez.

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Con reminiscencias marinas

El color azul, la red colocada en las puertas y el tirador en forma de coral, nos hace pensar en una casa a las orillas del mar donde pasar los meses de verano. Esta alacena realmente nos ha hecho soñar.

Hay piezas que llegan a nuestras casas para hacernos la vida más fácil, pero también para añadir belleza a la habitación donde la pongamos. Las alacenas son esos grandes olvidados, esos muebles que necesitamos, pero en los que no siempre ponemos la atención que se merecen; porque pueden contener y ordenar objetos al tiempo que decoran y engrandecen tu espacio.

Podemos encontrarlas en las cocinas llenas de latas, botes y enseres típicos de la despensa o en un comedor exhibiendo la vajilla, la cristalería y esas piezas únicas con las que ponemos la mesa diariamente o en ocasiones especiales.

Puedes transformarlas con ideas DIY muy fáciles como colocar una red de metal o pintarla, o las puedes jugar a ponerlas en rincones inesperados para que le den otro rollo a la estancia.