Este piso en Alicante es un mirador al Mediterráneo con toda la elegancia de una decoración en blanco

El broche lo puso el arquitecto Fernando García, que transformó la vivienda en un enorme cubo de cristal, casi como si fuera un camarote de barco suspendido sobre el mar y las olas. 

“Yo le pedí una vivienda luminosa, cómoda, con pocos pasillos, mucha madera y que aprovechara su ubicación en una esquina, frente al mar y la montaña”, nos explica el dueño. “Las vistas le dan mucha personalidad”, concuerda el arquitecto, que se centró en cambiar la distribución original y crear un enorme salón-comedor-cocina que ejerce el papel de corazón de la casa.

“La rehicimos entera, desde la carpintería hasta los rodapiés o el suelo”, nos explica Fernando. Salta a la vista que la luz y el mar son los verdaderos protagonistas de este hogar arquitectónico, diáfano, abierto e inmaculadamente blanco. 

“El propietario vive a caballo entre Madrid y Alicante, y necesitaba solo dos dormitorios con sus baños incorporados. Aceptó muchas de mis sugerencias, algunas bastante poco convencionales”, sigue el arquitecto. 

Quizás la mayor transformación fue la que sufrió la terraza. Con menos de dos metros de ancho, no era, por sus dimensiones, especialmente práctica, ni tampoco permitía muebles de ningún tipo, por lo que decidieron cerrarla e incorporarla al interior. Esto permitió ganar varios metros y redondear el gran espacio abierto central. 

Y cierto es que esa sensación de amplitud impregna todo el piso: en la habitación principal, por ejemplo, se utilizó el cabecero de la cama como separador entre el dormitorio y un rincón que ahora se usa como vestidor. De esta forma se añadió un ambiente adicional sin necesidad de levantar tabiques ni cortar el paso de la luz, volcando toda la vivienda al exterior.

“El piso, además, está situado en un edificio icónico de los años 70 en Alicante, proyectado por uno de los arquitectos más importantes de la ciudad, Juan Antonio García Solera”, nos explica el arquitecto. La inspiración setentera, sin embargo, no influyó en el cambio, donde el cristal, el pladur y el porcelánico de los baños han sido los principales aliados. 

Para el baño se pensó en una solución similar. Excepto el aseo, está completamente integrado con el resto de la estancia, incluso en el suelo de Listone Giordano, que da continuidad y armoniza todo el apartamento. La ducha frente al mar sin puerta es quizás uno de los elementos más sorprendentes y que mejor funcionan de la reforma, ¡y uno de los preferidos del dueño!

¿Otro elemento clave? La madera, el tercer elemento que aporta calidez y estilo a este súper piso. Nos vamos, mientras el dueño prepara su jornada en la mesa frente a la biblioteca, con un ojo puesto en la montaña y otro en la costa, sin necesidad de levantar la vista del libro. ¡Cuánto sol!