Las COCINAS que verás en la revista El Mueble de este mes son blancas, luminosas, tienen ISLA y mucho estilo

En esta casa de nueva construcción en Madrid, decorada por la interiorista Paula Duarte, la gran isla es la protagonista de su cocina que queda abierta al comedor por unas puertas correderas. La isla tiene una cómoda zona de desayunos para cuatro, almacenaje y un fregadero. La encimera es de Silestone blanco y los muebles de un color arena claro, muy cálido.  La combinación de blanco y madera, es un dúo luminoso y acogedor que nunca falla. 

"Para darle un toque más clásico a los muebles de cocina los hicimos con molduras, pero con el contraste de los tiradores negros", nos cuenta Paula. Los electrodomésticos se panelaron para dar unidad y más limpieza a la cocina. 

La cocina de esta casa menorquina tiene el apelativo de "la plaza del pueblo" porque queda abierta al comedor y la familia se reúne allí durante el día. "La barra de roble separa los dos ambientes. La cocina tiene muebles en gris piedra, encimera de Dekton y unos tiradores hechos a mano en hierro forjado", explica la interiorista Cristina Ferreres, artífice del proyecto. 

La cocina de este piso regio en San Sebastián es tan elegante como original. Reformada por los interiostas Iñaki y Harry Mujika, lo que lama la atención a primera vista es la pared con armarios empotrados decorada con relieve y su alacena de madera con cristales y con antepecho de azulejos.  ¿El resultado? Una cocina sofisticada y cálida a la altura de la arquitectura de esta vivienda. 

La cocina se organiza en dos frentes en paralelo y queda completamente abierta a la zona de día. Tiene el frigorífico y los armarios panelados con relieve y un suelo de mosaico en blanco y azul que contrasta con el suelo de madera de toda la planta. Los complementos en latón, como los tiradores o las lámparas, añaden brillo y un toque sofisticado a la cocina. 

Pequeña, pero práctica y acogedora, así es la cocina de esta casa en la Vall d'Arán a la que la interiorista Carmen Caubet ha dado un lavado de cara. Conserva sus muebles originales, pero pintados de gris, a juego con el techo de vigas y lamas que se ha rebajado con un gris muy claro. "Cambié la encimera, que era de losetas de cerámica, por un mármol Macael para darle un aspecto de casa de campo, y me atreví con una nevera Smeg que le da un punto retro muy especial", explica Carmen. La interiorista también ha aclarado la madera de las carpinterías, para realzar su belleza natural y sumar calidez. 

"Huimos de una cocina demasiado tradicional, así que apostamos por frentes lisos, algunos en un tono gris más oscuro, y dimos acentos negros. Los uñeros y zócalos de madera quedan claros y sirven para que la cocina se integre con el resto de la casa" explica la arquitecta Elvira Guardia artífice de este proyecto.  Una cocina urbana en una finca regia en Barcelona que se ha llenado de luz y quitado años de encima.  

Cocina y comedor quedan abiertos al tirar el tabique que los separaba. Tienen el mismo suelo de madera y el mismo aire atemporal, limpio y elegante de toda la vivienda, decorada en tonos claros y neutros y con toques de madera y negro.