SOLUCIONES LUMINOSAS

Reformas con las ideas claras: quiero ganar luz

Es un piso bajo, tiene ventanas pequeñas, no está muy bien orientado... Son muchas las razones que pueden hacer que tu casa resulte poco luminosa aunque, afortunadamente, también hay muchas soluciones. Aquí tienes diez

Isabel Arjona

Periodista especializada en decoración, reformas, baños y cocinas

Actualizado a 24 de septiembre de 2021, 12:40

Pongas lo que pongas en casa, ¿se ve deslucido y sin vida? Puede que el problema no esté en la decoración, sino en los ojos que la miran... O, más bien, en la (escasa) luz que captan esos ojos y que no permite apreciar las cosas en todo su esplendor. Ataca el problema desde la base con estas reformas.

Elimina separaciones

Pocas ventanas a la calle + muchos tabiques separadores = habitaciones oscuras y pasillos en penumbra.

No, no tienes que repasar las matemáticas para ganar luminosidad en casa: bastará con echar abajo alguna pared y crear ambientes más abiertos y comunicados, por los que fluya la luz natural. Diseñar una zona de día diáfana, con la cocina, el comedor y el salón sin separaciones estructurales, es una buena forma de empezar (probablemente solo tendrás que deshacerte de la pared de la cocina) . Y, si no ves muy claro eso de que todo sea un mismo espacio, sigue leyendo: hay formas de preservar la luminosidad natural de las estancias sin sacrificar su independencia.

Coloca mamparas de vidrio

Hay vida más allá de las paredes de ladrillo (o Pladur, tanto da...). Los paneles de vidrio templado son un recurso arquitectónico perfecto para separar ambientes sin obstaculizar el paso de la luz natural que, además, da lugar a espacios modernos y sin barreras –aunque separados entre sí–. Resultan especialmente prácticos, por ejemplo, para dar vida a una cocina interior, ya que permiten el paso de la luz natural desde las estancias contiguas y abren sus horizontes –muy indicado en las más pequeñas– sin permitir el paso de humos, olores ni ruidos.

¿Quieres más? Recibidores y pasillos son otras zonas que agradecerán separaciones de vidrio, así como vestidores y baños –aunque estos últimos, mejor con un acabado matizado, que les aporte privacidad pero igualmente deje pasar la claridad–.

Instala cerramientos invisibles

Integrar un balcón o terraza de poco uso en el salón, el comedor o incluso el dormitorio es una solución clásica para ganar luz natural en casa.

La buena noticia es que ahora ya no hay que elegir entre luminosidad interior y espacio al aire libre, gracias a los nuevos sistemas de cerramientos de apertura total. Los acristalamientos con frentes plegables permiten disfrutar del espacio durante todo el año, ya que se recogen totalmente a un lado (o ambos) cuando hace buen tiempo.

Las versiones sin perfiles verticales son prácticamente invisibles y permiten la entrada total de la luz y el paisaje en la casa garantizando un buen aislamiento y una fácil limpieza –la apertura total simplifica y hace más seguro el trabajo de limpiar los cristales por las dos caras desde dentro-.

Dale la vuelta a las habitaciones

Una buena orientación es un recurso clave para potenciar la luminosidad interior de una vivienda. Aunque la de tu casa es la que es y no vas a poder cambiarla, siempre puedes hacer algo con la ubicación de las distintas habitaciones. Así, sabiendo que la orientación sur es la que recibe una iluminación natural constante a lo largo del año, puede ser una buena idea situar en esa parte de la casa las estancias de más uso durante el día y colocar los dormitorios orientados al este, para despertarte con los primeros rayos de sol. Atrévete a cambiar: no hay una solución 'correcta' sino que dependerá de tu estilo de vida y el uso que hagas de cada habitación.

Abre la casa (aún más) al exterior

¿Las ventanas de tu casa son pequeñas y anticuadas? Es el momento de renovarlas y, además de mejorar la cantidad de luz natural que recibe tu casa, mejorar su confort y ahorrar –si aprovechas al máximo la luz del sol y garantizas un buen aislamiento reducirás notablemente el gasto en calefacción–.

Elige modelos con buenos paños acristalados –con perfiles finos y sin cuarterones– y piensa que una ventana de diseño vertical incrementa la distancia a la que puede llegar la luz natural dentro de una habitación por lo que, si puedes, llévala hasta el techo con un panel fijo para ganar perspectiva y luz cenital. Y no olvides que si la sitúas en la parte exterior del muro, recibirá más luz que si se hace por el interior.

Coloca ventanas de tejado

¿Vives en una casa unifamiliar o en el último piso de un edificio? Si tienes la oportunidad, no dudes en colocar una ventana de tejado: perfecta tanto para hacer habitable una buhardilla como para introducir luz natural hasta el último rincón –la de mejor calidad, por cierto, la que se consigue por la cubierta–.

Hay modelos para todo tipo de tejados, sea cual sea su inclinación, y presentan una instalación cada vez más simplificada, tanto los modelos de accionamiento manual como los motorizados con mando a distancia (vitales en techos de difícil acceso).

Tragaluces y tubos solares

Si bien las ventanas de tejado son adecuadas para iluminar estancias bajo cubierta cuya altura no permite abrir ventanas convencionales, los tragaluces y tubos solares están más indicados para llevar luz natural a un pasillo oscuro, un baño interior o hasta una planta baja sin salida al exterior o un sótano.

Los tubos solares permiten conducir prácticamente toda la luz que entra a su interior a través de una o dos plantas y, además de en la cubierta, pueden instalarse en la fachada, por lo que es una solución a considerar. Sobre todo si tenemos en cuenta que uno de ellos puede multiplicar por diez la luz de una bombilla eléctrica de 60 W –por no hablar de que la luz solar es mucho más saludable y agradable que la artificial, además de gratis–.

Pintura: hágase la luz

¿Hay algo que no se pueda mejorar con la pintura adecuada? Quizás, aunque no es el caso que nos ocupa. Una mano de pintura en un color claro es la reforma más simple y económica para aportar luminosidad a una habitación. El blanco es el color ideal, ya que refleja prácticamente toda la luz que recibe, aunque no todos son iguales: si la habitación recibe poco sol directo, evita los tonos más puros y azulados y elige uno con una pequeña dosis de amarillo.

¿Quieres un efecto aún mayor? Elige una pintura con cargas minerales específicamente formulada para reflejar (aún más) la luz que recibe, o una con un acabado satinado.

Pon una nota de brillo en casa

Y si el blanco es el color de la luz, los acabados brillantes son sus mejores aliados.

Por muy de moda que estén las baldosas mates, piensa que las superficies con brillo multiplican la luz que reciben –tanto la natural como la artificial– a la manera de los juegos de espejos. No dudes en elegir cerámica esmaltada brillante en espacios con poca luz natural, como baños y cocinas, y sacarle todo el partido dirigiendo puntos de luz escogidos hacia las paredes y los suelos.

No olvides la iluminación artificial

Tanto si tienes la suerte de tener una casa con buena luz natural como si no, aprovecha la reforma para diseñar un proyecto lumínico que la complete y la realce en todo momento.

Coloca una iluminación potente pero indirecta –para no deslumbrar–, que evite que haya rincones en sombra y complétala con lámparas de luz ambiental enmarcando las distintas zonas de uso de cada estancia. La iluminación perimetral a base de tiras de luces led es perfecta para colocar en zócalos y cornisas y dar luminosidad a espacios interiores y estrechos como pasillos, distribuidores o escaleras.

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