¿Sabes por qué amamos las paredes y cerramientos de cristal? Con estas 14 razones lo entenderás

Es una de las grandes razones por las que amamos los cerramientos de cristal: y es su capacidad de llevar luz a espacios que, de otra manera, quedarían privados de ella. Esta cocina es un buen ejemplo: al abrirse un cerramiento acristalado en todo el perímetro, disfruta de muchísima más luz natural, a la vez que la cocina se integra en la zona de día de manera estilosa. 

Los cerramientos de cristal son idóneos para toda la casa, pero donde se han convertido en un must es en la cocina, porque dan mucho juego. Permiten abrir este espacio a la zona de día diluyendo los límites espaciales entre ambas zonas, pero a la vez, preservas de humos y olores el salón cerrando el cerramiento sin con ello renunciar a la luz o al contacto visual. Si, como aquí, quieres restarle protagonismo al cerramiento, píntalo igual que las paredes. 

Donde debía haber un muro que separara cocina y comedor, las decoradoras Cris Afán de Ribera y Loreto Balbuena idearon este cerramiento acristalado a modo de pared. Una solución que, además de llevar luz a ambos espacios, los comunica visualmente, relacionándolos e integrándolos. 

Basta ver esta cocina para verificar nuestra premisa. Y es que un cerramiento acristalado regala una visión de larga distancia, sin freno, lo que contribuye a ganar profundidad visual y, con ello, sensación de amplitud. Un consejo: para enfatizar este efecto, elige un cerramiento sin particiones, como este. 

Sí, un cerramiento acristalado es muy práctico, pero no debemos olvidar su enorme poder estético. Y es que un cerramiento de cristal resulta decorativo por sí solo y es capaz de vestir con elegancia cualquier espacio. Para prueba este comedor: imagínatelo sin esta puerta corredera de cristal. No sería lo mismo, ¿verdad? 

Es una de las ventajas de un cerramiento de cristal, que se lleva bien con todos los estilos decorativos: en espacios clásicos o en decoraciones contemporáneas. Si buscas un look más clásico, no escatimes en cuarterones, como ha hecho aquí la decoradora Natalia Zubizarreta, y apuesta por el aluminio en vez del hierro, porque ofrece un acabado más depurado y los perfiles pueden ser más discretos.  

Es un hecho, un cerramiento de cristal le da un plus a un espacio que no tendría sin él. En este dormitorio la decoradora Jeanette Trensig ideó un gran cerramiento acristalado a modo de separación con el vestidor y el baño, vistiendo, así, este paso que, de otra manera, hubiera quedado simplemente abierto. 

No solo sirven para separar la cocina del salón o como cerramiento entre el interior y el exterior, sino que puedes instalarlo en cualquier parte de la casa. En un dormitorio con baño en suite o en una zona de despacho, como esta diseñada por Asun Antó.  

Si en una pared completa son ideales, colocar uno a media altura, a modo de ventana, como en este proyecto de Clara Masllorens, dejará pasar la luz, pero mantendrá las estancias separadas y diferenciadas. Sin contar con que la sensación de amplitud en ambos espacios será mayor. 

Si un pasillo es angosto, tiene poca luz y se siente cerrado, con una pared o cerramiento de cristal verás cómo todos esos hándicaps desaparecen. Asun Antó lo eligió para hacer de este pasillo una zona de paso más luminosa, agradable y acogedora.

Para un look clásico, elige un cerramiento de cristal con la perfilería en color blanco, como en este proyecto de Begoña Susaeta de Sube Interiorismo. Mientras, si quieres un aire más industrial, mejor con cuarterones en negro. Otra opción para un look moderno es elegirlo también en negro pero sin divisiones.

Por un precio de unos 1.000 € podrás instalar un cerramiento de cristal entre dos estancias abiertas. Asimismo, según Habitissimo.es, "instalar un cerramiento a modo de separador puede costar alrededor de los 1.000 € si es a media altura, es decir, apoyado en un zócalo o encimera".  

De hecho, en los pisos pequeños es una alternativa genial para ganar luz y sensación de amplitud, como en esta pequeña cocina diseñada por Ana Blanco y Fran Mengíbar en la que se ha 'ganado' espacio gracias al cerramiento a media altura en las dos paredes libres de la cocina. 

Aunque los cerramientos de cristal en interior nos privan, colocarlos para comunicar (y separar) la terraza del salón, por ejemplo, son ideales, ya que suman luz, amplitud y ayudan a comunicar los espacios.