Jose Lara, interiorista: “Una puerta tradicional es más fácil de instalar, pero las puertas sin marco son más modernas y ocupan menos espacio util"

"Si te gusta el estilo limpio y sin artificios, las puertas sin marco son una apuesta ganadora. Al eliminar el marco tradicional, se consigue una integración perfecta entre la hoja de la puerta y la pared. El resultado es una continuidad visual muy elegante que hace que el espacio se vea más ligero y despejado", dice Jose. Y hay tanto correderas como abatibles. 

“Si prefieres los espacios con detalles marcados, definitivamente una puerta sin marco no es la opción para tu casa”, afirma José Lara sin rodeos. Y es que estas puertas, por muy elegantes que sean, tienen una estética tan sobria y discreta que pueden quedarse cortas en proyectos donde se busca protagonismo, ornamentación o calidez visual", dice.

Las puertas tradicionales, con sus marcos, molduras decorativas o incluso acabados en madera trabajada, permiten añadir carácter y textura al espacio. En cambio, las puertas sin marco están pensadas para desaparecer, no para destacar.

Jose lo tiene claro: "Diseñar molduras sencillas que no parezcan low cost es un quebradero de cabeza". Las puertas sin marco se saltan este paso, eliminando la necesidad de tapetas y molduras. Resultado: menos complicaciones y más elegancia.

"A diferencia de las puertas tradicionales, que suelen colocarse fácilmente gracias a sistemas estándar, las puertas sin marco requieren una instalación mucho más técnica. Es necesario contar con un premarco especial y una obra precisa, que garantice el perfecto alineamiento con la pared. Esto no solo encarece el proceso, sino que también exige mano de obra especializada, lo cual puede dificultar reformas rápidas o presupuestos ajustados", dice el interiorista.

Una de las ventajas más prácticas es que "al no haber marco superior, no se reduce el hueco de paso". Si además se opta por puertas de suelo a techo, se maximiza la entrada de luz entre espacios y se gana amplitud.

"Mientras que las puertas tradicionales disimulan imperfecciones con sus jambas y molduras, las puertas sin marco exigen que la pared esté impecablemente nivelada y acabada. Cualquier defecto en el pladur, el enlucido o la pintura será evidente, ya que no hay elementos decorativos que “camuflen” errores", dice el interiorista.

Mientras que las puertas tradicionales permiten mayor libertad para combinar con distintos tipos de zócalos, molduras o revestimientos, las puertas sin marco obligan a planificar todos estos elementos desde el inicio. Si no hay una integración cuidada, el resultado puede romper la armonía visual buscada o generar cortes poco estéticos.

"En una puerta convencional, sustituir una jamba dañada o ajustar bisagras es un proceso relativamente sencillo. Con una puerta sin marco, cualquier intervención implica actuar sobre la pared o el premarco empotrado, lo que complica y encarece el mantenimiento", apunta Jose.