Guía práctica: cómo decorar el sofá del salón para que tenga un estilo 'El Mueble'

En la decoración de salones, las normas de interiorismo apuntan que si las paredes son neutras (blancas, beis o grises), se debería elegir un sofá subido de tono para dinamizar el ambiente. Es la regla del contraste. Pero las reglas están para saltárselas y, a veces, dan en la diana.

La interiorista Sol Van Dorssen eligió para este salón un sofá beis en la misma línea que el resto de la estancia, decorada en tonos neutros y tierra. Con ello logró un ambiente cálido, acogedor y muy relajante.

Por la misma regla de tres del anterior punto, si decides pintar o empapelar las paredes en un tono intenso, entonces el sofá deberá ser de un tapizado claro. Y aquí, si que conviene no saltarse la regla a la torera sino quieres recargar tu salón. 

La interiorista Begoña Susaeta empapeló (sí, es papel aunque parezca pintura) este salón con un azul Bilbao y eligió para amueblarlo un sofá blanco. En las butacas hizo un guiño a las paredes decantándose por estos modelos lisos por el lado del asiento y de cuadritos por detrás.

Si buscas en la RAE la palabra plaid, no la hallarás porque es un anglicismo. En un diccionario de inglés, su definición es "tela de cuadros escoceses". Su uso habitual en decoración hace que ya la hayamos adoptado y la utilicemos para denominar a ese tipo de mantas que colocamos en el sofá, la butaca o en la cama. De cuadros o lisos, encontrarás plaids de diferentes materiales: algodón, lino, seda o lana. 

La interiorista Dafne Vijande ha elegido para este salón dos modelos en mohair y punto, en tonos chocolate, muy acogedores.

Puedes doblarla en dos por la mitad, en tres plegando los dos extremos en partes iguales hacia adentro o en cuatro, doblando la mitad de la mitad. También puedes colocarlo de forma desenfadada en el brazo del sofá o en el respaldo. O, si lo prefieres, extenderlo por todo el asiento, como ha hecho aquí la interiorista Isabelle Mattera con esta manta de pelo. ¿Quieres conocer más formas de colocar un plaid con estilo?

Otra forma de aprovechar ese espacio de detrás del sofá es colocar un escritorio, una fórmula que viene la mar de bien si eres de las que aún teletrabajas y necesitas montar un pequeño despacho en el salón. Puedes coger una silla del comedor. Y una vez que termines tu jornada laboral, la devuelves a su sitio, guardas el ordenador y el escritorio se convertirá en una consola decorativa. ¿No te parece una idea genial?

La interiorista Laura Ehlis ha elegido un escritorio de roble, realizado a medida, para improvisar una zona de trabajo o estudio en el salón.

Un velador, una lámpara de pie, una planta XL, un espejo apoyado en el suelo... Si buscas en instagram o pinterest, sacarás un montón de ideas al respecto. En este salón de la imagen, la interiorista Paula Duarte nos sugiere dos más: una mesa auxiliar decorada con una lámpara de sobremesa y una planta, y a sus pies, un cesto para tener a mano los plaids. ¡Perfecto!

Depende de su tamaño. Si seguimos las reglas, siempre hay que colocar uno más que el número de plazas que tenga el sofá. Ya sabes que en El Mueble nos encaaaaantan los cojines. Sé generosa a la hora de colocarlos: dos o tres para un sofá monoplaza y entre 5 y 7 para un modelo grande. En este salón, la interiorista Natalia Zubizarreta ha colocado siete. ¿A qué quedan ideales?

¿Quieres actualizar tu sofá? Aprende a combinar los cojines. Puedes elegir diferentes modelos lisos que pertenezcan a una misma gama de color. Si son estampados, elige uno dominante que sea el más voluminoso y, en torno a él, coloca el resto más pequeños. Mezcla lisos y estampados, de distintos tamaños, formas y texturas: lino, algodón, terciopelo, pelo, bordados... Así, lograrás dotar de dinamismo a tu sofá.