"Siempre soñé con tener una casa amplia y luminosa", introduce la lectora Elena de Madrid. ¿Su historia? "Me divorcié hace 15 años y, desde entonces, he vivido de alquiler con mi hija Inés (de 21 años). Pero hace 4 años pude llevar a cabo lo que denominaría mi “proyecto de vida”. Mejoré mi situación profesional y pude cumplir mi sueño: hacer una casa a mi gusto. Además de sumar un nuevo miembro a la familia: Leo, ¡su adorable cachorrito Golden de 3 meses!
La casa mide unos 107 m2 y se compone de una estancia principal que engloba hall, salón y cocina, y dos dormitorios: uno con despacho y vestidor y otro con cuarto de baño incluido. "Era un piso antiguo (parecía de “Cuéntame”) que tiramos entero y se redistribuyó eliminando pasillos y habitaciones. En esta gran aventura, conté con el apoyo de un estupendo arquitecto de Valladolid (yo soy de allí): Alfonso González Gaisán, un profesional maravilloso con el que trabajé estupendamente bien", recuerda Elena.
La verdad que fue un flechazo a primera vista: "una casa la puedes reformar, pero hay cosas que no se pueden ni comprar ni arreglar. Me refiero a la luz, la sensación de amplitud y las vistas a medio Madrid". El salón es su estancia favorita, "quizá porque es donde más tiempo estoy y convivo con la gente que quiero. Esos ratos de descanso por la noche después de clase, el trabajo, las charlas cuando vienen familia y amigos, esos descansos los fines de semana… ¡No tienen precio!", admite.
En cuanto a la decoración, la casa está dominada por los colores claros. "Tengo una obsesión por la luz. Para mí, la luz es vida y no quiero nada que pueda oscurecer la luminosidad de la casa. Creo que una combinación de tonos suaves es un valor seguro y duradero. Si a esto lo acompañas de plantas que dan el toque de color y vida, el resultado es una estancia relajante", continúa. ¿Su inspiración? Por supuesto, la revista El Mueble.
"La leo todos los meses y tomo muchas ideas que podéis ver en el piso para mejorar espacios, dar pequeños cambios de look a los dormitorios, revisar la iluminación… Además, cuento con un amplio equipo de asesoras: mis hermanas (somos 6 chicas y todas con un importante número de mudanzas en nuestras espaldas, que creo viene de herencia materna) y, por supuesto, mi madre. Que siempre ha sido fiel lectora", cuenta.
Con una familia tan amplia, no nos extraña que sea una casa pensada para disfrutar. "Me encanta que venga gente y que nos sentemos en torno a la barra central mientras cocino, tomamos aperitivo o charlamos. Pero todavía queda mucho por hacer. Tal y como dice una hermana mía, hay que dejar respirar a los muebles antes de tomar decisiones. Y ahora mismo, con un cachorro en casa, prefiero a esperar a que crezca ¡por si acaso lía alguna trastada!", señala.
Volviendo a la idea de la reforma, "el arquitecto me planteó tres opciones y tuvimos un gran debate familiar de cómo llevarla a cabo. Alfonso es mucho más atrevido que yo y, al final, optamos por una reforma intermedia entre su proyecto más arriesgado y mi propuesta más conservadora". ¿Un ejemplo? El dormitorio.
Cuando empezaron con la obra aparecieron las vigas de hormigón "y fue él quien me propuso dejarlas vistas. Al principio me lo pensé, pero he de decir que ahora me parece algo que le da personalidad a la casa", sigue. Aquí también se encuentra otro de sus espacios favoritos: el despacho. Un rincón íntimo donde nadie le molesta y puede trabajar.
"Cuando llegó la pandemia, me tocó trabajar muchas horas al día. Así que puse una mesa de Ikea sencilla y práctica, me compré online una silla de despacho que “milagrosamente” supimos montar entre mi hija y yo, y colgué unos cuadros de Kenia de un compañero de trabajo. Cuando levanto la vista veo esos paisajes africanos que me despejan la mente", detalla.
La verdad es que Elena está encantada con el resultado de la reforma, ahora "tiene toda la luz que siempre imaginé y un montón de armarios ¡que son el sueño de cualquier mujer!". Para ella, su casa es perfecta "para vivirla, disfrutarla… y añado: una casa te hace feliz cuando la disfrutas".