La lectora Maria Paula (@m.paula.rojas en Instagram) nos escribe desde Argentina para enseñarnos la casa donde veraneaba con su marido y sus hijos en Berazategui. La alquilaron por dos años y fue todo tan mágico que, al acabar las vacaciones, ¡decidieron no volver a casa! Ahora es su residencia habitual y sus hijos los visitan los fines de semana.
"Cuando entré me enamoré. En esta casa cada espacio tiene su encanto", introduce nuestra protagonista de hoy. Cuenta con 290 m2 y está ubicada en un lugar tranquilo y rodeado de naturaleza, que invitaba a decorarla como una casa de campo. ¡Y así lo hizo!
Tenía en mente un montón de ideas que había fichado en la revista y apostó por darle "el toque" con muebles restaurados que guardaba de sus abuelas. Ellos mismos diseñaron la mesa del salón con una base de cáñamo y madera de guayubira.
Al lado, pusieron un gran mueble reciclado con una vajilla de color verde: el tono protagonista de toda la casa. Maria Paula nos cuenta que este color llegó a su vida por casualidad. La vajilla era de su abuela y quería dejarla a la vista. Por lo que decidieron pintar gran parte de los muebles a juego.
Una gran puerta de granero antigua reciclada con vidrio te invita a entrar a la cocina. Tiene una pequeña barra para desayuno y destacan los detalles en blanco y negro. Ahora bien, si te fijas, verás que incluso ¡algunos electrodomésticos son verdes!
¿Otro rincón? La galería. Con la ayuda de un arquitecto, ampliaron algunas zonas para poder recibir amigos y familiares. Además, la mayoría de sus ventanas dan al exterior, lo cual les permite disfrutar de luz natural y unas vistas maravillosas.
Para decorarla, se inspiraron en la que tenían en su otra casa. "Pusimos un hogar a leña y vidrio de punta a punta, lo que hace que la vista desde el salón sea inmensa y al abrirla se unan los dos ambientes", explica la anfitriona. Al lado, un taller donde hace velas y su marido "cumple con sus caprichos deco" ejerciendo de carpintero.
El dormitorio también es muy especial. "La cama tiene un volado de flores y una puerta antigua, restaurada con detalles de arpillera y alambre de gallinero, hace de cabecero", cuenta la lectora. ¿Un último detalle? Las luces y las mesitas -también restauradas- formaban parte del juego de dormitorio de su abuela.