La propietaria de esta casa de 110 m², repartidos en dos plantas, no sabía por donde empezar a dar forma y amueblar su casa. Quería conseguir que todos los espacios fluyeran con un mismo estilo e hilo conductor, pero el reto no era nada fácil. Uno de sus principales objetivos era lograr que cada cosa tuviera su propio espacio y que llegar a casa fuese sinónimo de calma, paz y serenidad. Para ello, contactó con el estudio de arquitectura e interiorismo de Quefalamaria que se hizo cargo de esta reforma y logró un resultado de revista. ¿Lo vemos?