Porche, piscina y una espectacular decoración en blanco: la casa en Marbella a la que querrías mudarte YA

Se enamoró de Villa Las Brisas y se decidió a tener un escondite particular para huir del frío invierno del norte. Junto al arquitecto Pablo Villarroel, del estudio Villarroel Torrico, planearon una reforma integral.

Tiraron tabiques y transformaron toda la estructura original. Apenas conservaron algunas vigas del salón, que utilizaron para diferenciar ambientes. 

La razón es sencilla: Lene buscaba amplitud y soñaba con poner ventanales hacia la vegetación, que actúa casi como un cuadro en toda la vivienda. 

"Además, no quería llenar la casa de muebles sin importancia, quería que fueran especiales", nos dice la propietaria. Por eso, en Villa Las Brisas, una propiedad que ahora lleva la inmobiliaria Engel & Völkers Marbella, está casi todo hecho a medida. 

Desde el salón accedemos a la cocina: “Es uno de mis espacios favoritos”, confiesa Lene. “Está concebida para que puedas ver el resto de la casa y el jardín mientras cocinas”. De ahí que le diesen todo el protagonismo a la isla. Pusieron los taburetes mirando hacia el comedor y estéticamente lo unificaron todo en la misma línea de blancos, con el brillo del mármol a su favor.

A modo de contraste añadieron el detalle dorado de las lámparas y algunos cuadros de artistas españoles en la pared. Unos guiños modernos que, sin embargo, no rompen con el look cálido de toda la casa. 

Por las dimensiones de la habitación, las alfombras juegan un papel muy importante: ayudan a dar calidez, pero también a delimitar los diferentes ambientes. Por eso encontramos una alfombra grande bajo la cama, muy gustosa para pisar descalzo, y otra más pequeña frente a la cómoda, de camino al vestidor, que queda independizado gracias a unas puertas correderas. 

En el dormitorio continúan las telas en tonos tierra, las fibras en las pantallas de las lámparas y los muebles de madera, al igual que en el resto de la casa, pero con un resultado más sereno.

Y por si el descanso no fuese suficientemente relajante en la habitación, llegamos a un cuarto de baño que nada le envidia a un spa. Con un fondo blanco impoluto, más elementos dorados, una alfombra y varias plantas. María José aprovechó la gran pared frontal para diseñar un mueble de lavabo suspendido, y muy ligero, que apenas quita espacio a la zona de paso. Tiene cajones y hueco para colocar cestos y toallas a la vista. 

A los extremos situaron la ducha, más reservada, y la bañera bajo la ventana, con una ubicación privilegiada. ¿Por qué elegir entre ducha y bañera cuando podían poner las dos? Al fin y al cabo, en esta casa, uno siente que puede tenerlo todo. ¡Como en un paraíso privado!