¿Conocéis Cádiz? Pues, a las que digáis no, un aviso: no os lo podéis perder porque tiene una costa y un interior de privilegio. Vamos, no es casualidad que aquí se encuentren algunas de las urbanizaciones más exclusivas de nuestro país.

La casa de la que os hablo está situada en una de las más conocidas, Sotogrande, así que, como se suele decir, muchas de sus buenísimas cualidades se le suponen, y están bien supuestas: el paisaje exuberante y verde a rabiar, el mar cerca, la calidad constructiva garantizada. Sin embargo ya no es tan fácil suponer la decoración exquisita que guarda esta estupenda casa. Me detendré en las diferentes habitaciones, en la afortunada mezcla de muebles y de estilos, en el refinamiento de los detalles, pero primero me gustaría decir un par de cosas generales que son comunes a todos los espacios.

Voy a la primera cosa. Los colores claros envuelven paredes, techos y suelos. Y cubren mesas, sofás butacas y el resto del mobiliario. Así, la madera maciza de las vigas y de la tarima dejan de pesar, se suavizan y se hacen ligeras y leves. Toda una lección decorativa que debemos apuntar en nuestro cuaderno de buenas ideas. Y una tendencia muy europea, nacida en Francia, pero ya santo y seña de una decoración culta, cuidada y muy internacional. Volveremos sobre esto al hablar del salón.

Y ahora la segunda cosa, aparentemente secundaria, incluso accesoria. Las flores. Las velas. Los cristales. Es decir, los toques que dan vida. Mirad las fotos del salón comedor, también las del office o las del comedor exterior y reconoceréis que os quedáis fascinadas. Bueno, pues una parte de esa fascinación se la debemos a toda la serie de detalles magistrales a la manera de pequeños bodegones sobre la chimenea y sobre cada una de las mesas. Lo habéis preparado para las fotos, me diréis y yo digo vale, algo de eso hay, sí, pero ¿y qué? El resultado es el que es, lo hayamos logrado nosotras o san pito pato. Además os diré que la dueña había hecho ya casi todo cuando nosotras llegamos y nos contó cómo le encantan las flores, los pequeños jarrones y los más grandes, la mezcla de rosas y tulipanes, los lirios y los ranúnculos. Otra lección a apuntar y no olvidar.