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10 usos del amoniaco y la lejía que te sorprenderán

¿Sabías que el amoniaco te deja reluciente el horno y que la lejía desatasca el fregadero? ¡Pues sigue leyendo y descubre los otros usos que tienen!

Usos de la lejía y amoniaco que te sorprenderán.

Seguro que no sabías que todas estas cosas se podían limpiar con lejía o amoniaco. ¡Toma nota!

El Mueble

Los usamos para el suelo y, tal vez, desinfectar y limpiar el baño. Pero el amoniaco y la lejía tienen muchas más aplicaciones de la que crees. Repasamos algunas de ellas para que saques todo el partido a estos productos de limpieza. ¡Empezamos!

Qué limpiar con amoniaco

El amoníaco es un limpiador muy barato y altamente eficaz para dejar relucientes superficies, cristales, telas y hasta la suciedad más incrustada. Como gas, este compuesto químico de hidrógeno y nitrógeno es bastante peligroso. Pero en su forma diluida para las tareas domésticas, se convierte en un ingrediente imprescindible en la guerra contra la suciedad del hogar.

Es probable que ya lo uses para limpiar el suelo de tu casa, por ejemplo, pero debes saber que tiene otras aplicaciones, un poco más secretas, y verdaderamente útiles que te encantará descubrir. Algunas de ellas son las siguientes: 

  • Deja el horno brillante. Precaliéntalo y mete un recipiente pequeño con amoniaco y otro grande con agua hirviendo. Deja unas horas y repásalo.
  • Ayuda a quitar capas de pintura de un mueble. Para eliminar las más antiguas, aplícalo puro. Haz lo mismo si quieres quitarle el brillo a una pieza encerada.
  • Quita el olor a humedad. Sobre todo en las toallas que, a veces, cogen ese olor tan desagradable. Así que añádelo en la lavadora (una taza por media carga) y verás qué cambio. Y si tienes una prenda blanca desteñida, prueba a recuperarla: ponla en remojo con un chorrito de amoniaco y abundante agua y tiéndela al sol.
  • Es perfecto para limpiar zapatos de tela y ante. Utiliza una mezcla de agua, jabón y amoniaco y ayúdate con un cepillo de dientes.
  • Recupera tus joyas apagadas. Si tus joyas de metal tienen un aspecto oxidado, el amoniaco puede ayudarte a recuperar su aspecto original. Un consejo: evita limpiar las joyas de perlas, porque puede resultar contraproducente. 
Usos del amoniaco y lejía que te sorprenderán.

Baño con armario y toallas.

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Qué limpiar con lejía

Si solo utilizas lejía para lavar la ropa, solo estás aprovechando una pequeña parte de todo u potencial. Su mayor virtud es la versatilidad: puede usarse para limpiar muchas cosas, desde superficies como objetos, hasta utensilios de limpieza o el lavavajillas. Sin más dilación: echa un vistazo a estos ingeniosos usos de la lejía en toda la casa: 

  • Manchas de bolígrafo, rotulador o lápiz. Mezcla tres partes de agua y una de lejía y frota suavecito sobre la mancha.
  • Desatasca el fregadero. Vierte por el desagüe un chorro de lejía muy caliente. ¡Ojo con los vapores!
  • Limpia las persianas de PVC. Sobre todo con manchas de moho, difíciles de quitar. Mezcla 1 parte con 10 de agua y usa una esponja.
  • Recupera el blanco. Pero no solo de la ropa (eso ya es un clásico), sino también de la porcelana (lavabo, bañera o incluso tazas y fuentes). Frota con agua y lejía y con un poco de energía.
  • Un gran ingrediente para el jardín. Usa la lejía para limpiar macetas y jardineras para evitar la transmisión de moho y enfermedades que puedan tener las viejas plantas a las nuevas que serán trasplantadas allí. 

Ten cuidado cuando uses amoniaco o lejía para limpiar 

El fuerte olor del amoniaco y de la lejía seguramente ya te sirven como aviso. El contacto con la piel puede resultar nocivo, incluso diluidos en agua. Asegúrate siempre de llevar guantes resistentes y de ventilar bien la zona cuando los utilices. También recuerda guardarlo lejos del alcance de niños y mascotas para evitar su ingesta. 

Además, ten en cuenta que no debes mezclar lejía o amoniaco con otros productos de limpieza, ni tampoco aplicar amoniaco en superficies en las que antes has empleado lejía. El resultado de mezclar ambos productos es un gas de cloro altamente tóxico que puede producir dolores de cabeza, convulsiones y otros síntomas aún más graves. 

Usos del amoniaco y la lejía que te sorprenderán.

Mujer limpiando el baño. 

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La lejía y el amoniaco No valen para todo

Tanto la lejía como el amoniaco son limpiadores potentes que, bien utilizados, puede ser una opción segura y eficaz para desinfectar y limpiar muchas superficies. Pero te recordamos que no son limpiadores multiusos, por lo que en determinadas circunstancias pueden contribuir a ensuciar u estropear más que arreglar un desastre. Nunca debes usarlos para...

  • Para limpiar el parqué o la madera, porque dejan mate el barniz. Tampoco en suelos de barro o pizarra.
  • En piezas metálicas o cromadas (grifos, pomos, bisagras de puertas...): terminan poniéndose muy feas o incluso pueden oxidarse.
  • No te excedas con la ropa. Si usas siempre lejía al lavarlos, puede debilitar las fibras y hacer que salgan círculos amarillos.
  • Y no uses amoniaco puro. No limpiará más; al revés: lo único que lograrás es que se coma el brillo.

¡Y eso no es todo! El vinagre es otro de los productos que más se usa para limpiar en casa. En el vídeo te mostramos 15 cosas que puedes limpiar con esta otra solución casera tan útil.

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