LIMPIEZA

20 cosas que haces mal cuando limpias con lejía

La lejía no limpia, desinfecta: esta es la regla principal que deberías conocer antes de usar este producto. Parquet, suelo de mármol, metal... descubre qué puedes limpiar con lejía (y que no) y cómo hacerlo

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Cuando se trata de combatir bacterias y gérmenes, la lejía puede ser tu aliada para limpiar la casa. Sin embargo, si no la usas correctamente, puede convertirse en tu peor enemigo.

Así que antes de que cojas la esponja y la botella de lejía, toma nota de estos veinte errores que sigues cometiendo a la hora de limpiar con este potente antigérmenes.

1. No rebajar la lejía con agua

Para desinfectar cualquier superficie no es necesario impregnarla en lejía. Con una proporción de 20 ml de lejía en un litro de agua es suficiente para desinfectar y eliminar cualquier bacteria.

2. Diluir la lejía en agua caliente

Si empleamos agua caliente para diluir la lejía, el cloro se evapora y pierde sus propiedades desinfectantes. El hipoclorito sódico se evapora con mayor facilidad con el calor, así que lo mejor es utilizar el agua fría del grifo.

3. No cambiar a diario el agua con lejía

Cuando la lejía se diluye en agua, termina por evaporarse y, por tanto, pierde eficacia en unas horas. Lo ideal es preparar el agua con lejía cuando se vaya a usar y con las proporciones adecuadas. Además, si la dejas de un día para otro coge un olor bastante desagradable.

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Te hace perder tiempo porque parecerá que no las has limpiado bien. Cuando pases la bayeta húmeda por los sanitarios, por ejemplo, pasa después una limpia. Eliminarás pelusas que puedan haber quedado y el resultado es mucho mejor. Lo mismo si cuando friegas el suelo se notan mucho las marcas. En ese caso utiliza una mopa suave. Quedará mucho más brillante. 

4. No utilizar guantes

Obviar su uso puede desencadenar en dermatitis, alergias o irritaciones cutáneas. Ten en cuenta también que el hipoclorito de sodio produce sequedad en las manos y es muy difícil quitar su olor después. Y, cuando termines de limpiar, no te olvides de lavar los guantes (por dentro y por fuera).

5. Mezclar la lejía con otros productos

Si crees que cuantos más productos mezcles, limpiarás mejor o que, mezclando la lejía con un limpiador, tardarás menos –al saltarte una fase–, estás muy equivocado. La lejía no debería mezclarse con amoniaco, alcohol, vinagre o cualquier otro producto de limpieza. Puede ser peligroso y muy perjudicial para la salud. Hay más productos de limpieza que nunca deberías mezclar.

  • Vinagre: Cuando la lejía y el vinagre se mezclan, la combinación crea gas de cloro que puede causar irritación en los ojos y problemas respiratorios.
  • Amoníaco: La lejía mezclada con amoníaco crea cloramina, un gas similar al gas cloro. Otros síntomas de la exposición a la cloramina son la falta de aire y el dolor en el pecho.

6. Utilizar más lejía de la recomendada

Aunque añadas más lejía, no vas a desinfectar mejor. De hecho, es peligroso, ya que puedes exponerte a intoxicaciones y otros riesgos para la salud.

7. Creer que la lejía limpia

La lejía desinfecta, pero no limpia. Mata gérmenes, bacterias y virus, pero debes de tener en cuenta que, además de pasar un paño con lejía para desinfectar, tienes que pasar otro con agua con jabón para limpiar.

8. No limpiar antes de desinfectar

De hecho, desde la Comunidad de Madrid aseguran que “para que la lejía sea eficaz hay que limpiar previamente las superficies con bayetas húmedas para recoger el polvo”.

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9. Dejar las verduras en remojo con lejía

Si quieres desinfectar tus frutas y verduras lo adecuado es rebajar la mezcla aún más que para limpiar las superficies. Desde la Agencia Española del Consumo y la Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) recomiendan que “si vas a comer fruta cruda con piel, verdura cruda (lechuga, espinacas…) o verdura cruda con piel (pepino) sumérgelas durante 5 minutos en agua potable con 1 cucharita de postre de lejía (4,5 ml) por cada 3 litros de agua. Después acláralas con abundante agua corriente”. Asimismo hacen especial hincapié en que la lejía debe estar etiquetada como “apta para la desinfección de agua de bebida”.

10. Desinfectar absolutamente todo con lejía

El cloro es corrosivo en superficies como el aluminio, el acero inoxidable, los acabados cromados y algunas superficies plásticas. Antes de utilizar la lejía para limpiar estos materiales lee las recomendaciones del fabricante para asegurarte. Otra opción es utilizar una mezcla de agua con alcohol para desinfectar, pero hay más soluciones caseras para desinfectar tu casa.

11. No ventilar mientras la utilizas

Limpiar con lejía en espacios cerrados puede producir que lo inhales, lo que provoca irritación en las mucosas nasales. Cuando uses lejía, hazlo con la ventana abierta.

12. No tener cuidado con las salpicaduras

Además de que la lejía puede estropear tu ropa, en contacto con las mucosas puede ser muy peligroso. Manipula siempre la lejía con sumo cuidado y evita que los niños anden cerca.

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13. No dejar que actúe

Lo ideal para que la lejía sea eficaz es impregnar bien la superficie con un paño mojado en la solución (1 litro de agua por 20 ml de lejía) y dejarlo actuar durante, al menos, un minuto. Si se evapora muy rápido perderá toda su eficacia.

14. Limpiar la orina de los perros

A diferencia de lo que mucha gente cree, no se debe limpiar el orín de los perros con lejía, porque aunque es verdad que desinfecta, hace que muchos perros vuelvan a orinar en ese mismo lugar porque les gusta el olor que desprende. Es mejor, siempre que el material lo permita, limpiar con vinagre.

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15. No saber que estropea la ropa

A veces nos ponemos a limpiar y nos olvidamos de que la lejía estropea la ropa, y acabamos con salpicaduras en los pantalones o en las mangas de las camisas al apoyarnos en superficies que todavía no se habían aclarado. Asimismo, cuando limpies con lejía, no te pongas prendas de ropa que te gusten, porque pueden salir perjudicadas.

16. Verter lejía por los desagües

Si tu casa tiene un sistema séptico, no deberías verter lejía sin diluir por el inodoro o los desagües, ya que la lejía mata las bacterias beneficiosas que ayudan a descomponer los residuos sépticos de tu casa. Además, la lejía podría mezclarse con otros agentes en los desagües del fregadero y contaminar el aire de tu casa, e incluso hacer que las tuberías revienten.

17. Aplicar por superficies de madera

¿Crees que puedes pasar un poco de lejía por las encimeras o suelos de madera? Piénsalo de nuevo: la madera es porosa y la lejía se filtra en ella. Asimismo, no podrás eliminar la lejía fácilmente, hecho que causará decoloración y debilitará la madera. Y, sí, esto también es válido para los suelos de madera: la lejía simplemente se filtrará a través de sus poros en lugar de limpiarla adecuadamente.

18. Peluches y juguetes

Los juguetes de los niños después de mucho uso pueden acabar bastante sucios, pero aun así no deberías lavarlos con lejía. Aunque el peluche sea de color claro, muchos de ellos están hechos para resistirla, así que es recomendable mantener la lejía alejada de los juguetes de tus hijos. Además, es difícil aclarar a fondo el interior de los juguetes, y podría suponer un peligro para tu hijo.

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19. Manchas de vino tinto

Puede ser tentador tratar de limpiar una mancha de vino tinto con lejía, especialmente si la prenda o mueble es de color claro. Pero incluso si es blanca, no deberías recurrir a la lejía para limpiar las manchas de vino tinto o rosado de las prendas; pues este producto tan agresivo convertirá una prenda originariamente blanca en amarilla. Mira cómo se limpian las manchas de vino.

20. Limpiar con lejía sin tener cuidado de las plantas

Si eres una persona realmente dedicada a las plantas, asegúrate de que no las estás dañando potencialmente exponiéndolas a mucha lejía, especialmente sin diluir. La lejía sin diluir puede matar rápidamente tus plantas de interior y exterior: si estás rociando las tumbonas o limpiando alrededor de las macetas de interior, asegúrate de diluir la lejía y traslada tus plantas a otro lugar durante el proceso.

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