La casa más grande, la más pequeña, la más clásica y la más moderna de El Mueble

La mesa de madera diseñada por el interiorista es capaz de acoger a 10 comensales. Las sillas antiguas se decaparon ligeramente para enfatizar el estilo rústico. Llama la atención la lámpara de techo con damajuanas suspendidas, un original diseño firmado también por Pablo González.

La pared de piedra detrás del comedor da a la cocina techada con sus vigas originales. Sus grandes dimensiones han hecho posible la presencia de una céntrica isla con campana, ambas lacadas en blanco, y un office con sillas y banco corrido. Lo curioso de esta cocina grande es que está amueblada con piezas procedentes de mercadillos: el suelo hidráulico antiguo y recuperado, el banco, las sillas o los armarios hechos con puertas de paso —uno transformado en alacena y otro que oculta los electrodomésticos—.

En la planta de arriba se encuentran los dormitorios y los baños con vistas al bosque que rodea la casa. En el amplio dormitorio principal, la pared del cabecero se ha revestido con un papel pintado muy acorde con el exterior. En la ventana se ha creado un agradable banco mirador. Y al otro lado de la cama se encuentra la chimenea que hace la estancia aún más acogedora.

El cuarto de baño en suite continúa con la línea rústica del resto de la casa. Una cómoda antigua, decapada y lacada en gris, hace las veces de mueble de baño. Se le añadió una encimera de mármol blanco sobre la que descansa el lavamanos exento con grifería vintage. Un espejo redondo con cuerda remata la estancia.

Cuando no se tiene espacio hay que ser ingenioso. En el lado de la bancada se dispuso un pequeño comedor con una mesa plegable fijada a la pared capaz de albergar hasta tres comensales. Las aberturas en el muro hacen posible que la luz circule sin obstáculos. Al fondo se ve la cocina.

En las cocinas pequeñas existen varios trucos para que todo encaje. En esta, los módulos altos que impedían la entrada de luz se sustituyeron por un mueble a medida con almacenamiento inferior y sin tiradores para integrarlo mejor. La encimera acoge el fregadero y deja espacio para trabajar. En la pared de enfrente se halla la zona de cocción y los electrodomésticos. Colgar los utensilios de cocina en vertical es una buena idea cuando el espacio escasea.

La planta lineal de esta casa XS termina en el dormitorio en uno de los extremos (en el otro se halla la cocina). En él hay sitio para lo básico: la cama, dos banquetas que hacen de mesillas de noche y un banco de madera a los pies. Las vigas vistas en el espacio abuhardillado le dan un encanto especial. ¿Te has fijado en el original cabecero?

La mayoría de las casas que verás en El Mueble son de estilo clásico. Clásico sí, pero no antiguo. Así es esta casa reformada y ampliada por la interiorista Sylvia Preslar. El salón abierto al comedor se ha amueblado con piezas de anticuario combinadas con otras modernas que le dan ese punto actual. Destaca el bonito suelo de roble macizo colocado en espiga.

El comedor, que comparte espacio con el salón, se ha amueblado con una mesa ovalada de madera maciza y sillas de rejilla. Ambos comparten el color oscuro, típico de los muebles clásicos. Destaca en esta zona la puerta antigua lacada en color gris mármol de Cashmere Valentine y las molduras de la pared.

La cocina con península se equipó con muebles altos y bajos y se paneló por entero para ocultar los electrodomésticos, salvo los hornos. Se eligió un tono beis que le da calidez y armoniza tanto con la madera más oscura de la mesa y las sillas del office como con el suelo de microcemento. Las lámparas metálicas suspendidas sobre el office le dan un toque actual.

En el dormitorio principal, un cabecero tapizado en beis se actualizó decorándolo con chinchetas. El resto de la habitación se amuebló con una cómoda y mesillas de noches procedentes de anticuario que enfatizan su carácter clásico. La cama vestida con varias capas le dan un aspecto gustoso y relajante. El dormitorio cuenta con vestidor, ¡no podía ser de otra manera!

Los baños clásicos cuentan con materiales nobles y este no iba a ser menos. En lugar de adoptar el mármol en los revestimientos se colocó en la encimera del mueble del lavabo, hecho a medida. Sus vetas en blanco, negro y marrón decidieron la decoración del resto del baño. El toque actual lo ponen las griferías negras encastradas.

El espacio libre que quedó bajo la escalera de peldaños volados se aprovechó para ubicar el comedor. Al estar junto a una ventana que da al jardín la luz entra a raudales y se multiplica por el blanco de las paredes. Las sillas de diseño, la propia escalera de micromortero o la leñera vertical hasta el techo son todo un ejemplo de modernidad. 

La isla central blanca, los muebles sin tiradores, la placa enrasada o la campana en el techo son otras muestras del diseño súper actual de la cocina. Y para romper ese monocromatismo de esta cocina blanca imperante, los taburetes en la zona de desayunos se eligieron en colores pastel. ¿No te parecen perfectos? 

La calidez del suelo de madera, la luminosidad del blanco y pequeños toques de negro en el espejo o la grifería demuestran que estamos ante un baño moderno. Se halla integrado en el dormitorio para más comodidad. ¿Te has fijado? El mueble de baño está revestido del mismo mármol que la cocina y las puertas acristaladas de la ducha recuerdan a las del dormitorio. ¡Todo está conectado!

Y como toda casa moderna que se precie el baño, además de ducha, cuenta con bañera. Por supuesto, exenta con grifería negra y rodeada de plantas. La interiorista de Pipi & deCo creó este fabuloso tragaluz que aporta luz, ventilación y ese toque verde ¡tannnn natural!