Una raza con historia

Gato siamés: una mascota fiel con una belleza legendaria

¡Los orígenes del gato siamés son de película! Te invitamos a conocer la historia de esta bella raza repleta de leyendas, y todas sus características

Gato siamés.

El gato siamés es un animal de compañía muy activo y cariñoso. ¡Descubre todos los secretos de esta raza!

Alex Meier/Unsplash

Para conocer la historia del gato siamés, debemos remontarnos al antiguo reino de Siam (actual Tailandia). Existen muchas leyendas al respecto, pero una de las más famosas cuenta que estos gatos eran muy apreciados por el rey, quien los usaba como gatos guardianes. También se dice que los gatos siameses eran venerados por los monjes budistas en los templos. ¡Hay antiguos manuscritos que lo ilustran! ¿No es alucinante?

En cualquier caso, el gato siamés de aquella época nada tiene que ver con el que estamos acostumbrados a ver en la actualidad. El gato siamés tradicional o gato Thai tiene un cuerpo y una cabeza redondeados, con un hocico más corto. Sin embargo, la cabeza del gato siamés moderno posee una forma angulosa que se asemeja a un triángulo, y su cuerpo es más alargado y esbelto. En realidad, son muy fáciles de diferenciar.

Parece ser que la primera pareja de gatos siameses (llamados Pho y Mia) llegó a Europa a finales del siglo XIX, siendo estos un regalo del rey de Siam al cónsul general británico. A partir de los años setenta, el gato siamés moderno comenzó a gozar de mayor popularidad, y así hasta ahora.

El carácter del gato siamés

Esta raza de gato tiene un carácter muy activo, adora el movimiento y además es muy inteligente. Se le conoce como ''el perro de los gatos'', y es sumamente feliz cuando se convierte en el centro de atención (y cuando recibe un montón de caricias por parte de sus cuidadores).

El comportamiento del gato siamés, cariñoso y aventurero, lo convierte en una mascota ideal para familias, especialmente en casas con terrazas o jardines donde pueda explorar al aire libre. Si no, será imprescindible proporcionarle todo tipo de juegos y entretenimiento, ya que es un gato que no tolera el aburrimiento (de hecho, no es buena idea dejarlo solo demasiado tiempo). Si lo vas a elegir como animal de compañía, has de saber que el gato siamés también es de lo más 'parlanchín', pues puede pasarse horas maullando a un volumen nada desdeñable. Él mismo se encargará de decirte lo que le gusta y lo que no en su lenguaje felino.

Un gato siamés posando para la foto con su elegancia innata.

Alex Meier/Unsplash

Características del gato siamés

Puede que tengas dudas sobre cómo saber si un gato siamés es original, pues bien, una de las principales características de esta raza es el color de sus ojos y pelaje. Al ser parcialmente albinos, sus ojos son azules y su manto se presenta en dos colores.

La combinación más típica es el color crema de base, y un marrón intenso en la zona de la cabeza, las patas y la cola. Aunque hay otras variables, con tonalidades grises azuladas que se mezclan con el blanco glacial, o tonos marrón chocolate que contrastan con el blanco marfil. Para mantener su pelaje en óptimas condiciones, recuerda cepillárselo una vez a la semana, y con más frecuencia en épocas de muda.

En cuanto al tamaño, un gato siamés adulto mide unos 30 centímetros. Las hembras suelen pesar entre 2 y 3 kilos, y los machos entre 3 y 5 kilos.

Cuánto vive un gato siamés

Si te estás preguntando cuánto vive un gato siamés, te gustará saber que el promedio es de entre 15 y 20 años, siempre y cuando tengan una alimentación adecuada y un estilo de vida activo.

Un gato siamés con su característica mirada enigmática.

Aнна Kухарчук/Pexels

Precio de un gato siamés

En función de la edad, el sexo, el linaje y el origen, un gato siamés puede costar desde 300 euros hasta 2.000 euros aproximadamente. Otras personas buscan gatos siameses en adopción, y en nuestra opinión, se trata del método ideal para hacerse con uno de estos animales.

Además, es mucho más fácil encontrar gatos de raza que perros de raza en las protectoras. Sin embargo, estos gatos suelen proceder de hogares donde han sido maltratados y abandonados, así que su adopción implicará un grado extra de paciencia y atenciones. ¡Te lo agradecerán con su cariño!

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