Tanto si eres de los que colecciona imágenes de las cocinas que te enamoraron como si simplemente te rindes a la evidencia de que la tuya no puede seguir así ni un segundo más (aunque tampoco sabes qué buscas), tómate unos minutos para informarte sobre lo que seguro que no debes hacer, y calibra bien tus decisiones.
Empieza por dibujar un plano a escala de la estancia para ver sobre el papel la distribución más cómoda y funcional, y solicita dos o tres presupuestos a empresas solventes y con referencias. Insiste en que todos ellos contemplen las mismas partidas (albañilería, fontanería, electricidad, mobiliario, encimera, grifería, electrodomésticos...), con los materiales y calidades equivalentes y claramente definidos, no solo para poder compararlos, sino también para poder reclamar en caso de que no se corresponda con lo que te instalan. No olvides pedir que desglosen también el coste de la mano de obra, para poder tomar una decisión con toda la información necesaria.
La reforma de la cocina suele requerir entre 10 y 15 días hábiles, aunque siempre pueden surgir imprevistos. Para que no se alargue más de lo necesario, pacta los plazos con la empresa de reformas e insiste en que lo pongan por escrito, junto con las penalizaciones económicas que supondrían los posibles retrasos. Comprueba con este test si tu cocina realmente necesita una reforma o no.
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