Un precioso dúplex, tan práctico como funcional, en Barcelona reformado para dar cabida a una familia numerosa

Para la propietaria de este piso era muy importante contar con una zona de trabajo en casa, pero como no había un espacio para dedicarle, la decoradora aprovechó el respaldo del sofá para apoyar la mesa, una solución que oculta la trasera y, además, sirve de transición con el comedor. 

Laura Ehlis es la responsable de la reforma y del proyecto de interiorismo de este dúplex en la zona alta de Barcelona. 

"Pensé que podría darle un toque diferente al comedor, al estar integrado en la zona de día. Y escogimos este verde porque todos los retales que me traía la propietaria que le gustaban eran de un verde similar. Así que hicimos diferentes pruebas y este ganó. ¡Y ahora resulta que es uno de los colores de moda!", bromea la decoradora.

La cocina es otra de las estancias que más ha ganado con la reforma. "El espacio era el mismo, pero se comunicó con el salón comedor con una cristalera fija y una corredera, que flexibiliza el espacio y multiplica la luz de la cocina", recuerda la decoradora. Además, se aprovechó la reforma para planificar una gran isla central cuya encimera, de Corian, se prolongó a modo de sobre de la mesa del office.

La escalera no solo se desplazó con la reforma, sino que se le sacó partido con una librería a medida que resigue su recorrido. "Es de madera y es una solución decorativa y práctica que permitió, además, salvar una columna de la estructura". Y para darle más intimidad a la planta inferior, que es el "reino de los niños", y a la vez preservar de ruidos la zona de día, se instaló una gran corredera acristalada, que aísla pero a la vez deja pasar la luz.  

La distribución de la planta inferior también se modificó con las obras, lo que permitió ganar una antesala que sirve de zona de estudio común. "Aprovechamos la antigua mesa del comedor y la reconvertimos en la mesa de estudio de los tres hijos". Y se aprovechó una columna para integrar las baldas a modo de librería. 

Entre la zona de estudio y los dormitorios se creó una sala de ocio intermedia. Y como debía ser un espacio a prueba de niños, se revistieron todas las paredes con un arrimadero con papel pintado para protegerlas.

En la suite se revistió toda la pared del cabecero con papel pintado: "Lo elegimos de un verde grisáceo, en la línea del color del comedor, y con un efecto textil, que le da un plus de confort a la habitación". Viste sin restar ni un ápice de espacio a la zona de cama. 

Para sumar metros al dormitorio durante las obras se integró una pequeña habitación en la suite, que se dedicó a vestidor, con un gran armario empotrado y un módulo camisero central que hace de separación. 

Una de las peticiones expresas del propietario durante las obras fue la bañera: "Lo tenía clarísimo. En el otro piso no tenían y la echaba mucho de menos. Y como que contábamos con espacio la incluimos, además de la gran ducha".