Casas de lectoras: la casa de pueblo con ventanas verdes y buganvillas de Ángeles cerca de Palencia

La lectora Ángeles se define como una gran fan de El Mueble."¡no me pierdo ninguno de los números de El Mueble", nos explica nuestra protagonista de hoy. ¿Quieres conocer la historia de su casa? Adelante.

Nos encontramos en Oliva de Plasencia, un pueblecito rural de Cáceres con encanto, muy bien ubicado. Puedes disfrutar de la naturaleza y vivir atan solo 10 minutos de la ciudad. ¡Qué maravilla!

Aquí donde la ves, su acogedora casa era un antiguo pajar. Sí, sí. Como lo oyes. Todavía intuimos la estructura original desde el porche. Las paredes de piedra, las ventanas en arco y un tejado con mucha mucha historia.

Su porche parece salido de un cuento. Hay flores de todos los colores y árboles en macetas. ¿El toque mágico? La alfombra y las sillas de jardín de fibras blancas a juego con un gran farolillo. ¿Y qué nos dices de la mesita de madera?

Ángeles explica que después de la reforma, fueron decorando cada rinconcito con mucha ilusión. "La revista me ha servido de inspiración para decorar toda la casa", admite la lectora. En el recibidor, un aparador blanco, un banco de madera y unos zuecos antiguos decorativos.

Los grandes ventanales con marcos robustos nos invitan a entrar al interior de la casa. El salón es cálido. Nos fijamos en la butaca del rincón de lectura. Es blanca, está al lado de una estufa entre bloques de piedra y una cajonera en zig-zag ideal para guardar libros. ¡O revistas!

Los cojines naranjas del sofá contrastan con los marcos de las ventanas, que están pintados de verde. Como los de la cocina. Donde una gran isla con fregadero y vitro integrada corona el espacio.

¿Otro flechazo? El suelo en mosaico recuperado. Ya en el dormitorio, sentimos que la casa de Ángeles proyecta una luz muy especial en todas las habitaciones. Los techos son súper altos y las vigas están pintadas de blanco. Solo un punto de contraste: la cómoda azul.

Parece increíble que Ángeles y su marido compraran este pajar prácticamente derruido. ¿El resultado? Una casa "muy El Mueble" que respira paz con pinceladas de alegría.