Decoración slow: todas las claves de este estilo para una casa acogedora y relajante, según 8 expertos

Laia Montserrat Cortázar es arquitecta. Desde su estudio, Slow Studio, están especializados en sostenibilidad. "Creemos que la decoración slow debe ser una apuesta de proyecto desde el primer momento, enfocado en la mejora de la salud y la calidad de vida en nuestro hogar, optando por un consumo consciente, cuestionando cada una de las decisiones que tomamos, ya sea a nivel de selección de materiales, acabados, mobiliario o tejidos", señala. La decoración slow está estrechamente relacionada con el bienestar de los usuarios que habitan los espacios.

A la hora de crear un espacio slow, para la arquitecta de Slow Studio es esencial hacer una correcta elección de los materiales. "Resulta imprescindible preguntarse siempre si los materiales son naturales, de reducida huella ecológica, de procedencia local, inocuo para las personas y el medio ambiente y con posibilidad de recuperarse, reutilizarse o reciclarse al final de su vida útil", aclara.

"En línea con la apuesta por la veracidad y calidez de los materiales naturales, se encuentra la integración de vegetación, generando espacios biofílicos -en contacto con la naturaleza- y siguiendo los principios del regenerativismo", indica Laia Montserrat.

"Para mi una decoración slow es aquella que armoniza los espacios y busca el bienestar ante todo. Aunque parezca una tontería, el orden y la limpieza es la base". Así de contundente se muestra la estilista y decoradora de interiores Mar Gausachs. A lo que suma: "recomendaría crear espacios para su uso y bienestar. Como por ejemplo un rincón de lectura, pero que se use, no para hacer bonito. Donde te sientes arropado por un buen cojín y una mantita. No necesitas un gran espacio ni mucho menos grandes cosas, lo importante es que sea tuyo y súper confortable". 

"A nivel de materiales, deja de un lado el hierro y el mobiliario oscuro y te recomiendo la madera y los colores claros. La paleta estrella para una buena deco slow es el blanco y los colores neutros, si quieres añadirle algo de color, puedes, pero con un tono suave", nos explica Mar Gausachs, que no se olvida de los tejidos y apuesta por los naturales -no será la única en este artículo- como lino, algodón o bambú.

Otra idea imprescindible para la estilista y decoradora de interiores para crear una decoración slow es incorporar velas aromáticas o difusores de aceites esenciales. "Son los más eficaces para cambiar la energía de un ambiente y armonizarla. Además, hay plantas que ayudan a transformar la energía negativa en positiva como son las sansevieras o las spathiphyllum", declara.

Emmme Studio es un estudio de arquitectas e interioristas liderado por Ana Martín y Lara Muñoz. Su metodología de trabajo está basada en el slow design. Para ellas, a la hora de proyectar una decoración slow hay que pensar en el habitante. Y así lo explican: "esto que parece muy obvio, no lo es tanto. Cuando diseñamos dejamos de lado nuestro ego de arquitectas para poner en el centro a la persona que va a usar el espacio. Pensamos en sus aspiraciones y sus necesidades, escuchando bien lo que nos cuentan directamente, pero también entre líneas".

Otro punto que para las arquitectas e interioristas de Emmme Studio tiene importancia en un espacio slow, es que "partiendo de que la distribución sea funcional, haya una idea de conjunto que nos ayude a que las piezas elegidas sean las correctas para ese lugar, que cumplan su función, tengan las medidas adecuadas, la estética correcta… es decir, que el proyecto se piense de manera global, aunque luego la ejecución se pueda hacer por fases".

"Para que un interiorismo sea sostenible y slow, siempre pensamos nuestros proyectos, no para el momento inmediato, sino sabiendo o previendo cómo las necesidades del habitante pueden evolucionar en el tiempo, para hacer proyectos que no solo respondan al momento inmediato, sino que den respuesta a esos posibles cambios fututos", argumentan Ana Martín y Lara Muñoz.

Andrés Tarazona es interiorista y mentor vital. Estudia los hogares como un reflejo del interior de la persona. Él tiene claro que "según el momento vital en el que te encuentres, la idea de frenar, de desacelerar o de ir más lento puede generar rechazo o deseo. Si estamos subidos a la velocidad de la mente sin tener en cuenta el pulso de nuestro latido natural, aquello que nos baje de esa inercia lo podemos llegar a sentir como una amenaza por mucha calidad de vida que nos pueda aportar", aporta. Desde este punto de vista, sus tres consejos se centran en pautas concretas para tres estancias de la casa: dormitorio, cocina y recibidor.

"Los ritmos de la naturaleza son lentos, al menos a los ojos y energía humanos. Conectar conscientemente con los ritmos naturales puede, no solo ordenar nuestra vida en profundidad, sino también darle un mayor sentido a lo que aportamos en ella. Por ello, la cocina es el lugar ideal para cultivar esta integración", propone Andrés Tarazona. Para lograrlo apuesta por sentir la cocina como un lugar de alquimia y de transformación, no solo de los alimentos, sino de nosotros mismos a través de ellos. Tener a la vista plantas culinarias y cultivarlas nosotros, utilizar objetos de materiales como barro o madera poco procesados y cuidar la energía de lo que vemos, decimos y escuchamos en esta área de nuestra casa, puede motivar de forma exponencial el culto a lo natural en nuestro propio ritmo circadiano.

"Al Alma le gusta la sencillez y muy poco los contrastes. Comenzar a reflejar en tu recibidor sencillos cambios con texturas naturales y algún detalle decorativo que al verlo motive tu profundidad de sentimiento, puede ser un buen comienzo para que llegar a casa se convierta en  un recuerdo de que estás, también, volviendo a ti", señala.

Para el interiorista Andrés Tarazona, estar en casa puede también, en ocasiones, conllevar momentos de estrés. ¿Por qué? Hay que responder mensajes, gestionar retos familiares, revisar tareas laborales atrasadas, etc… "Esto puede llevarnos a habitar nuestra casa de una forma superficial por muy consciente que la hayamos decorado. Por ello, en la mesita de noche podemos volver a recordarnos la verdadera motivación de vivir unidos al ritmo natural, evitando la tecnología, manteniendo sobre ella solo lo mínimamente indispensable y teniendo a la vista un libro o un mensaje que nos haga latir profundo antes de apagar la luz", concreta.

Para el arquitecto Jaime Salvá del estudio Jaime Salvá Arquitectura e Interiorismo, la selección de materiales naturales, sostenibles y de calidad está en el primer puesto. "En una arquitectura e interiorismo slow se prioriza la selección de materiales: que sean duraderos, sostenibles y de alta calidad. Esto implica utilizar materiales naturales como la madera, la piedra y el barro, en lugar de materiales sintéticos que puedan tener un impacto ambiental negativo. Además, se busca minimizar el uso de recursos no renovables y favorecer la reutilización y el reciclaje de materiales siempre que sea posible".

Como la arquitectura y la decoración slow se centran en el bienestar de los ocupantes y en crear espacios que promuevan la tranquilidad y la calma, el diseño debe tener en cuenta aspectos como la entrada de luz natural y artificial, la ventilación adecuada, la integración con el entorno natural y la creación de espacios que inviten a la relajación y la contemplación. "Se priorizan los espacios abiertos y fluidos que fomenten la conexión con el exterior, así como el uso de colores suaves y texturas naturales que generen una sensación de armonía y serenidad. Además, se evitan los elementos decorativos innecesarios y se busca la simplicidad en el diseño, permitiendo que los espacios respiren y fluyan de manera orgánica", expone detalladamente el arquitecto Jaime Salvá.

Por último, Salvá pone el foco en la durabilidad y atemporalidad. "En lugar de seguir las tendencias pasajeras, la arquitectura e interiorismo slow se caracterizan por un enfoque en la durabilidad y la atemporalidad. Esto implica diseñar espacios que sean funcionales y estéticamente atractivos a lo largo del tiempo, evitando la necesidad de renovaciones frecuentes. Además, se valora la artesanía y el trabajo manual, dando preferencia a los detalles cuidadosamente elaborados que añaden carácter y autenticidad a los espacios. Al priorizar la durabilidad y la atemporalidad en el diseño, se fomenta una relación más consciente y respetuosa con el entorno construido, reduciendo así el consumo excesivo y el desperdicio de recursos.

La interiorista Pilar Cinca del estudio Punto y Seguido explica que su equipo se siente muy identificado con este tipo de decoración y para conseguirla "siempre partimos de una gama cromática neutra en tonos naturales que ayudan a ampliar visualmente el espacio y promueven la sensación de calma y serenidad".

Ya hemos visto la importancia de la elección de materiales, pues es un aspecto en el que coinciden muchos interioristas a la hora de crear una decoración slow. "Madera y fibras naturales, latón, lino, algodón orgánico... materiales con belleza y encanto natural y capacidad de envejecer dignamente", indica la interiorista de Punto y Seguido.

"Siempre nos gusta, antes de añadir o cambiar algo, ver si los elementos decorativos o muebles presentes pueden ser reutilizados o renovados, si no en su totalidad, en parte, creando de esta manera espacios únicos", concluye Pilar Cinca. Así que anímate a recuperar un mueble antiguo y darle ese aire slow del que hablamos.

La interiorista Sara Rodríguez, del estudio Ro Interiors, nos indica que el uso de la madera natural tanto en mobiliario como elementos decorativos es un buen punto de partida para lograr una decoración slow. "Si hay un material que aporta calidez y sensación de paz a los espacios es, sin ninguna duda, la madera". Lo más importante al usar madera natural en los proyectos de decoración es asegurarnos de que tiene certificado FSC y que no proviene de bosques con tala abusiva.

"La luz natural siempre va a jugar un papel importantísimo en cualquier espacio. Nos da sensación de paz y calma absoluta y está demostrado que mejora nuestro estado de ánimo. Tener espacios abiertos y ligeros va a favorecer que la luz llegue a cada rincón de nuestra casa, ayudando así al ahorro energético y conectándonos con el exterior", señala la interiorista de Ro Interiors.

Ahora bien, la interiorista Sara Rodríguez matiza que no sirve cualquier tejido, "los naturales van a ser los que nos funcionen mejor. Linos lavados, algodón orgánico, lana o yute en cortinas, cojines, alfombras, elementos decorativos, ropa de cama... mezclar tejidos y texturas pero respetando un orden. El objetivo es generar sensación de confort". Y añade que los muebles tapizados también encajan en un ambiente slow, siempre con tapicerías en texturas y tonalidades naturales.