Montaña en blanco

Mi querida cabañita, blanquita y muy nórdica

¿Se han mudado a Noruega? ¿Finlandia? No. Esta es una casa en pleno Pirineo y tiene un aire nórdicos, luminoso, recogidito y acogedor, ¡pero no siempre fue así!

Carolina González Miranda

Periodista especializada en decoración. Directora adjunta de El Mueble

Actualizado a 27 de diciembre de 2018, 11:40

Aunque aquí donde la vemos, esta era “la típica casa oscura de montaña. En el Valle antes se construía con madera muy oscura y ventanas muy pequeñas”. Pero ahí estaban Begoña y su familia, dispuestos a no dejarse llevar por la oscuridad, dar la vuelta a la situación, y convertir su recién adquirido piso de vacaciones casi en una cabañita moderna. “Queríamos que tuviera luz, amplitud, que quedara más ligera, más joven, y también confortable, ¡gustosa!”, nos cuenta. Para ello, recurrieron a Era Carrola, responsables de la reforma, y a Luderna para el interiorismo.

“¡Tiramos todo!, baño, cocina, chimenea... Sólo dejamos ventanas y puertas, aunque las pintamos y renovamos. La madera era oscura y la pintamos en blanco, con una pintura que tiene una patina de aspecto envejecido. En la pared de la chimenea pusieron piedra, pero también en blanco”. Apostaron todo al blanco (bueno, con unos toquecillos de color), ¡y ganaron! Especialmente luminosidad, una maravillosa luminosidad.

“Me entretiene mucho mirar revistas y decorar, me da pena cuando termino una casa. Me gusta que cada decoración esté alineada con el exterior. Que cuando te asomes a ver el paisaje cuadre. Hay unos colores y una luz que definen un paisaje...”, apunta Begoña, rodeada del espectáculo natural que nos ofrece el Pirineo. “Nuestra casa tiende a ser minimalista, puesto que no me gustan nada las casas recargadas, y también buscamos un mobiliario que fuera de invierno, un poco como el entorno, que en esta estación se llena de nieve. Vemos todo el Valle nevado desde el salón y quisimos un punto nórdico, pero no puro, puesto que me resulta frío. ¡Me gustan detalles que den calidez!”.

Toda la parte de arriba, donde están los dormitorios, quedó abuhardillada. De nuevo, redistribuyeron y jugaron mucho con las maderas: “Las vigas estaban vistas y las pintamos. El baño estaba forrado de madera oscuro y volvimos a optar por el blanco. Y usamos como madera del cabecero la misma que en el mueble del baño. Entre la habitación y éste, pusimos los armarios, son casi como un vestidor, aunque no está cerrado, es una zona de paso pero bien aprovechada”.

Todo queda recogidito, como en una cabaña. Debe de ser por eso que les gusta tanto venir... y les cuesta tanto marcharse. Esta casa tiene vídeo, no te lo pierdas aquí.

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