Un precioso piso de 85 metros con una cocina muy luminosa gracias al cerramiento de cristal (con plano)
Era oscuro y angosto. Ahora es blanco y luminoso. ¿El truco? Abrir la cocina y cerrar el balcón para agrandar el salón. Este piso madrileño tiene ideas ¡geniales! ¿Quieres verlas?
Periodista especializada en decoración. Directora adjunta de El Mueble
Actualizado a 21 de junio de 2022, 14:34
Este piso ahora no tiene nada que ver con lo que se encontraron. Está en Madrid y es una reforma de Estudio Lapizarq. Sobre todo, “era muy oscuro y angosto, por eso nuestra obsesión fue ganar luz por todos los lados, despejarlo...”, nos asegura sonriente Cristina, una de las arquitectas del proyecto. La clave fue crear una base neutra, con las paredes y la carpintería blancas, integrar la terraza, abrir la cocina con una gran cristalera y redistribuir la zona de los dormitorios y los baños. ¡Vamos a verlo!
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El recibidor mejor aprovechado
“Tener un asiento en la entrada es comodísimo –dice Cristina–. Lo hacemos mucho. Una vez que lo tienes, ya no vivirías sin él”. Este, diseño de Lapizarq, es de DM semilacado, a juego con la cristalera.
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¡Una idea genial!
Aquí en realidad se esconde un práctico zapatero para descalzarse al llegar a casa.
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Cerraron la terraza para aprovechar el espacio
Antes estaba cerrada pero sin integrar. En la obra descubrieron las vigas de hormigón, y les gustaron tanto que decidieron dejarlas vistas.
Asientos, de QSofá Európolis. Cojines, de Deco&Living. Lámpara de pie, de Kenay Home.
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Objetivo: ganar luz
“La tiramos entera –nos dicen–. Además, estaba la peculiaridad de su planta irregular, con la que jugamos”, explican las arquitectas. Una idea que consiguieron mucha más luz fue el cerramiento de cristal en torno a la cocina y la carpintería blanca.
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Una alacena verde y vintage en el salón
“La alacena verde era de la abuela de mi marido y la restauró mi madre –dice Beatriz, la propietaria–. Elena y Cristina me animaron a quedármela y adaptarla”.
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La cocina más luminosa
Gracias a la cristalera que instalaron, deja pasar la luz y da amplitud. Para que la luz siguiese entrando por la puerta, incluso cerrada, se puso este cuarterón de cristal central. Pero al llevar la parte inferior ciega independiza y no permite que se vea “lo más feo”.
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La cocina era oscura y ahora es una cajita de luz
Con la cocina el cambio fue espectacular: “Era la zona más oscura y ahora la luz llega hasta el fondo. Y puedo estar cocinando y viendo al niño jugando en el salón –comenta Beatriz–. Había varias cosas que me parecían imprescindibles: un armario escobero, una despensa y mucho mueble”. Al integrar el tendedero, con la zona de lavado y almacenaje ahí, se logró todo.
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El dormitorio principal
“El papel de la pared del dormitorio lo escogió Beatriz –nos cuenta Cristina–. Parece pintura o piedra”. Como tiene mucho protagonismo, se pusieron mesillas lisas y blancas.
Papel pintado, de El Corte Inglés. Mesillas, de Ikea.
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Dieron prioridad al cuarto de los niños
“A la hora de planificar la zona de los dormitorios, dimos prioridad a la infantil, poniéndolos en la parte que da a la calle”, dicen las arquitectas (puedes ver el plano al final). El papel pintado lo eligieron para que valiera tanto para un niño como para una niña y también para cuando sean más mayores. La cuna es blanca y se colocó centrada en la pared para poder verla mientras la dueña trabaja en el despacho y poder dejar libre el centro. La habitación ya está pensada para poder meter una cama o incluso dos si hiciera falta más adelante.
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Las puertas aquí son correderas
Van a juego con las de los armarios. “Aunque tienen aspecto de lacadas –continúan–, en realidad se trata de pintura plástica que se da a mano, en varias capas y lijando entre ellas. El resultado es una semilaca más resistente y económica que la laca”.
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Los armarios
“No ponemos tiradores para que parezca pared y pase desapercibido. Sobre todo cuando va de suelo a techo”, explican Elena y Cristina.
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Un piso de 85 metros y planta irregular
Para ganar un baño más y un armario en el pasillo, se ‘robó’ espacio al cuarto infantil y al despacho. Y como el dormitorio principal es interior, se hizo coincidir la puerta con la del cuarto del niño (que da a la calle) para que le llegase más luz.
“La tiramos entera –nos dicen las arquitectas–. Además, estaba la peculiaridad de su planta irregular, con la que jugamos”.
“La casa ha quedado especial. Se hizo a la medida de nuestras necesidades, a nuestro gusto y con toques muy personales”, asegura Beatriz, la propietaria.