Era un hotelito con encanto en el País Vasco y ahora es una casa familiar y bonita con ideas para copiar

¿A quién no le gustan las villas con historia? Cerca de la playa de Zarautz esta casona había sido un hotel durante décadas hasta que sus dueños dividieron en dos la propiedad. Una de esas dos mitades es justo la casa que estás viendo, el sueño hecho realidad de la familia de Sandra, unos enamorados de la zona. Nada queda del pasado hotelero, solo la atmósfera sosegada y clásica, pero funcional, conseguida por la espectacular reforma que ha coordinado Begoña Susaeta, con ayuda del aparejador José Herrera.

"Fue necesario arrasar con todo. Al haber sido hotel, los baños, por ejemplo, se quedaron en la otra mitad de la vivienda, por lo que tuvimos que reformarla entera... Solo conservamos la escalera, aunque la hemos revestido de moqueta de KP, y la barandilla, porque era de una madera maciza de roble muy buena", explica la decoradora Begoña Susaeta, autora de la reforma.

"Sandra insistió en que quería una casa acogedora. Es lectora de El Mueble y tenía muchas ideas y preferencias, ¡hubo que hacer un gazpacho con todas ellas!", nos cuenta la decoradora. 

La distribución fue obra del aparejador de Sube José Herrera. "Él resolvió la cuestión más importante: una buena obra, que conforma un buen contenedor para que luego sea más fácilmente decorado", nos cuenta la interiorista. Aunque la estructura estaba bien conservada, fue necesario empezar de cero.

La propietaria quería un verde vistoso para la cocina. "El color lo obtuvimos del colorímetro de una app, a partir de algunas telas del salón, del comedor y el papel del aseo. Es el Cumbre mate de Procolor. Lo pintó Pinturas Goryekaray", señala Begoña.

"Los platos decorativos me encantan, y como veíamos el espacio en verde, pensé en insectos y plantas. Se lo encargué a la pintora y restauradora Ana De la Cerda, ¡y lo captó perfectamente!", nos cuenta la decoradora Begoña Susaeta de Sube Interiorismo sobre esta original pared.

"La propietaria no quería lujos, quería detalles bonitos", nos cuenta la decoradora sobre la cocina con frontales integrada. 

La clave para que el rosa no resulte infantil en un dormitorio de matrimonio es saber cómo combinarlo. "Es uno de mis colores favoritos, me tiene enamorada. Lo combino con beige o gris, con madera o latón... y en todas partes funciona", nos confiesa Begoña. 

"Un friso de madera blanco a media altura a modo de arrimadero y un papel pintado a continuación es una técnica que nos permite cambiar el look del baño cada vez que queramos", confiesa la decoradora.

Como decía Begoña, en toda la casa vemos una buena mezcla de estilos: "en Zarautz, la estética vasca está muy mezclada con lo francés, por cercanía, y con lo británico, por influencia comercial. El toque francés está en la tipología de chalé y en la disposición de los sofás. Lo british son los arrimaderos, los papeles pintados, las manillas de Formani y las puertas plafonadas, los armarios...".

El juego de colores es más neutro en el dormitorio infantil, con dos camitas para los niños. Pegado a su habitación, hay un cuarto de juegos donde pueden divertirse a su aire. ¡Es una monada!

"No quería lujos, sino detalles prácticos y bonitos", recuerda Begoña sobre las palabras de la propietaria. Reto conseguido, igual que "trabajar con colores atrevidos, como el verde". Pero, ¡quién dijo miedo!