Cada mes, la revista National Geographic nos revela qué pueblo es el que sería buena idea visitar. En abril, el pueblo elegido es Trujillo, en Cáceres, y nos da varias razones por las que esta localidad ha sido la elegida entre todas las del resto de España. Así que si aun no tenía decidido tu destino esta Semana Santa, en este artículo descubrirás por qué Trujillo se puede convertir en el viaje ideal para parejas, amigos o familia.
Razones por las que abril es el mejor mes para viajar a Trujillo:
- Si te gusta lo tradicional, este mes se celebra en Trujillo el Chíviri, una fiesta en la que esta localidad reivindica sus bailes, trajes y canciones tradicionales.
- ¿Te gusta la festividad de Semana Santa? Entonces, su proximidad a Plasencia, es otra buena razón para visitar Trujillo, ya que esta localidad, situada a poco más de una hora, tiene una Semana Santa que es Fiesta de interés internacional.
- Los animales también son protagonistas en este entorno, porque puedes vivir una experiencia única por el regreso de las cigüeñas, cuyo crotoreo se transforma en el hilo musical. Lo puedes ver en el Parque Nacional de Monfragüe (a 30 minutos en coche), perfecto para avistar aves en primavera.
- Porque es uno de los pueblos más bonitos e imprescindibles de Cáceres, y más abajo te decimos qué es lo que tienes que visitar.
- Y porque el último fin de semana del mes, (¡atención a los amantes del queso!), se organiza la Feria del Queso, en la que se pone en valor los productos que hay que comer si viajas a Cáceres.
¿Qué ver en Trujillo?
Lo primero que llama la atención de Trujillo es el castillo medieval, una fortaleza en la que se encuentra una mezcla de estilos: románico y gótico. Pero además de esta fortificación, también hay otros edificios históricos, como un palacio renacentista o una torre lombarda. También se puede visitar la Plaza Mayor, en centro del pueblo y desde la que te sitúas para encontrar todos los sitios de interés para visitar.
Cerca de la plaza están los palacios renacentistas, que tienen nombre de conquistadores, como el Orellana Pizarro, con un bonito patio, y el Santa María, que actualmente acoge un hotel que ha respetado las visitas y la arquitectura. Otras construcciones con rasgos más góticos son el Palacio de Luis Chaves o la actual Casa-Museo de Pizarro.
Mezcla de estilos arquitectónicos
Trujillo tiene mucha variedad de estilos y muchas de sus calles acogen monumentos históricos de diferentes estilos. La Puerta del Triunfo, por donde entraron las tropas cristianas durante la Reconquista (1233) o el arco de San Andrés, uno de los accesos de la ciudad amurallada, son dos ejemplos de la época medieval.
También hay algunas edificaciones árabes, como el Aljibe de Altamirano, lugar que creen que llegó a ser un alcázar en época califal, o la alberca tallada en la roca con la que recolectaban el agua de la lluvia y de dos manantiales anexos.
Pero este arte árabe contrasta con los campanarios de las iglesias, como la Santa María la Mayor, que es la joya parroquial del pueblo extremeño, con un coro renacentista y un altar gótico. ¿Lo más curioso de esta construcción? Está en el exterior, porque cuenta con dos torres paralelas, pero distantes en estilo. Destaca la Torre Julia, románica, que recuerda a los campanarios lombardos y que vivió una restauración moderna en los años 70.
El castillo
Quien visita Trujillo no puede obviar un paseo por el castillo. Aunque se cree que la construcción original data del siglo IX, la estructura actual aseguran que es de los siglos XIII y XIV. Lo que más llama la atención son sus dimensiones y la altura de sus murallas, y entre sus construcciones destacan los dos patios y la Torre del Homenaje, un prisma de 30 metros de altura que acoge una cisterna y una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Victoria, patrona de Trujillo.
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