Los mejores 155 salones de El Mueble. ¡Te van a enamorar!

La chimenea, con permiso de los ventanales al jardín, es la gran protagonista de este salón, una de nuestras portadas más vendidas. Viéndola parece que lleve toda la vida allí... pero en realidad es de nueva construcción, inspirada en un diseño antiguo. Blanca, como los sofás y las cortinas, no puede ser más elegante.

Este salón con sofás enfrentados luce la esencia de la tradición sin perder la vista en el presente. Buen ejemplo de ello son los dos chéster, uno frente a otro, flanqueados por dos sendas estanterías de obra. Para darle ese toque más actual, una buena idea es hacer uso de las mesas auxiliares, como aquí con esta redonda, y la de centro, con sobre amarmolado. 

A una casa de montaña le pedimos, siempre, de calidez. Con cortinas, tapicerías, mucha madera... Y, ¿por qué no?, ¡con papel pintado! Mira este salón, decorado por Marta Tobella: se ha forrado la pared del sofá con un papel a rayas con efecto de yute que le da textura y arropa el espacio. 

El mix perfecto: esencia clásica y decoración actual. Así es este salón decorado por Sandra Vergara, y por esto nos resulta tan especial. El techo tiene molduras que se restauraron para devolverles su belleza original, y el conjunto, con sofá y butaca moderna, respira un aire señorial y relajado. 

Decorado por Paula Duarte, este salón con sofás blancos es acogedor y muy estiloso. Y la clave es la combinación de blanco y gris, que da ligereza, atemporalidad y, a la vez, estilo.  Anota este truco de decoradora: para matizar el suelo de madera oscuro, Paula eligió una gran alfombra blanca, que desvía la atención y suma claridad. 

El dúo blanco y gris es el gran acierto de este asombroso salón. El blanco da ligereza a un chalet, obra de Isabelle Mattera, forrado de madera y el gris, calidez y descaro a una cabaña alpina y actual. 

Este salón es una de nuestras portadas estrella del año pasado. Y es que, ¡cómo podíamos resistirnos! Sus vistas nos ganaron, pero también su decoración tan serena: sofás de lino y mesa de centro blancos, combinados con suelo y butacas de madera, y un toque de color en los cojines: la mezcla infalible.

Con un gran sofá que ocupa la mayoría de la estancia, el resto del espacio se ha decorado estratégicamente. Muebles bajos y estantes flotantes ayudan a mantener el ambiente despejado y reducir el ruido visual al mínimo. Y es que con esas vistas... ¡no hace falta más!

Este salón, proyectado por la decoradora Pia Capdevila, mide apenas13 m2 y están más que exprimidos. El sofá, las paredes y la librería son grises y así se integran mejor. En lugar de una gran mesa de centro, con varias pequeñas es más versátil. La librería tiene un original papel pintado que imita la trama de un cesto. 

Capacidad y discreción. Son las claves de este salón decorado por Deulonder y dos de las razones por las que nos gusta tanto. El secreto fue planificar un espacio monocolor, en tonos arena, lo que facilita la integración visual del mobiliario y aligera visualmente todo ese espacio para guardar. 

De este salón, decorado por Begoña Susaeta, nos gusta su base señorial, que la decoración actual pone al día; su luz, que el blanco multiplica; las ventanas de madera, que dan singularidad y calidez; y el juego de colores, ese trío blanco-azul-rojo, que domina. ¿Clásico o actual? Como tú quieras. 

Este salón de Mallorca, proyectado por Freer Living, ha sido portada de El Mueble. Lo elegimos por la calidez de sus vigas, sus techos y esa cuidada sencillez de los muebles, desde el sofá, hasta la mesa, con detalles actuales como el espejo sol o la lámpara de fibras. 

En El Mueble somos fans de las cortinas extralargas, que descansan holgadamente en el suelo. Porque esos centímetros de más dan un plus de elegancia y confort visual. En este salón, decorado por Sol van Dorssen, las cortinas, además, se han llevado de lado a lado del estar, convirtiéndose casi en una pared tapizada. Este efecto envuelve el salón y sube de inmediato su nivel decorativo.

En este salón nadie se queda fuera. Y es que este mega sofá en "U" está pensado para recibir sin estrecheces. Si el sofá, lleno de cojines y mantas gustosas para que sea más cómodo, es apetecible, con estas vistas al bosque es lo más parecido al paraíso. 

Es uno de nuestros salones preferidos, con su sofá blanco, sus toques justos de color y su mesa de centro de madera que emula bandejas. Equilibrio entre base señorial y piezas clásicas y modernas. Todo un acierto obra de Natalia Zubizarreta.

Este salón, antes unas oficinas lúgubres, luce ahora prístino y abierto al comedor. La madera y el blanco lo inundan y el estilo moderno de los muebles se acopla a la perfección a la alfombra de fibras y el suelo de madera. 

En este salón, decorado por Lucía Mariñas, tenemos una prueba de que se puede ser clásico y chic. La base en blanco de paredes con molduras, sofá y estores, junto con las mesas de cristal aportan elegancia y ligereza, y los textiles de tonos tierra suman calidez. Las butacas ponen el diseño. 

En este salón, decorado por Isabel Arrieta, sus preciosas balconeras son un marco perfecto. Sus cuarterones, molduras ¡y los fraileros a juego! delatan el carácter señorial de este piso de 1900. El sofá blanco refuerza el estilo clásico. 

Un espejo con cuarterones es un 'espejo El Mueble': nos encanta su efecto mágico. Multiplican la claridad y la sensación de amplitud. Junto con la chimenea de mármol, son un foco brillante en este salón decorado por Asun Antó, de Coton et Bois. Si añadimos estores blancos, todo se llena de luz.

Este salón, proyectado por The Room Studio- Meritxell Ribé, demuestra que con pocas piezas, pero bien escogidas, aciertas seguro. El conjunto de sofás y butacas es la clave. Su diseño de líneas orgánicas y sus fundas de lino natural le dan un aire informal y acogedor. 

Luz, bonitas vistas, una librería capaz, una chimenea, una completísima zona de tertulia, una atmósfera acogedora... ¡Este salón tiene todo lo que en El Mueble tanto nos gusta! Incluso un privilegiado rincón de lectura, equipado con una chaiselongue. 

¡La piedra le sienta tan bien a un salón rústico! Sobre todo si atesora años de historia, y en este salón son casi dos siglos. Es el contrapunto perfecto para unos sofás, unas mesas de centro y una alfombra de tintes actuales.

Este salón, decorado por Cristina Afán de Ribera y Loreto Balbuena, es un ejemplo de zona de estar ideal. La distribución es simétrica, con dos sofás enfrentados y dos butacas alrededor de la mesa de centro. Así crean la tertulia perfecta y un espacio visualmente equilibrado. 

Rodeado de grandes ventanales, con suelo de madera y muebles por los que no pasan los años. Este salón tiene todo lo que debe tener el salón perfecto. Las cortinas, las flores y las fibras naturales le dan un toque vivido.

De herencia, recuperadas, antigüedades... Las piezas de estilo son grandes aliados para sumar singularidad a un salón urbano. En este salón, decorado por Sylvia Preslar, el sofá recuperado se ha actualizado con una tapicería de terciopelo mostaza que convierte a esta pieza en la estrella. 

Pocas cosas le sientan tan bien a un salón una chimenea. Si además tiene boiserie, esta la enmarca con sus molduras y la convierte en el centro de la decoración. Aquí a su lado tenemos a otra gran protagonista: la butaca. Es de Ikea y la tapizamos con la tela de flores Harrocate Blue de Gancedo.

Salón pequeño no es sinónimo de sofá pequeño. Esta es la lección que hemos aprendido con este salón, decorado por Belén Campos, donde un sofá esquinero a medida se adapta como un guante al espacio y habilita el rincón para ganar plazas de asiento extras. 

Este salón ha protagonizado una de nuestras portadas más exitosas. Nos gusta su sofá tan cómodo como estiloso. La combinación de respaldo alto, grandes apoyabrazos, chaise longue y un color neutro es perfecta. Y la mesa de madera, claro.

Del estilo nórdico aprendimos que las casas rústicas se llevan genial con el blanco. Y este salón, proyecto de Estudio Milans del Bosch, es la prueba: las paredes están revestidas de lamas de madera que, teñidas de blanco, ganan luz, sin renunciar al calor de la madera. 

Paredes de un luminoso piedra, estores y sofás blancos, una butaca de un suave gris... En este salón, decorado por Asun Antó, los neutros son la receta para crear una base atemporal que no pasará de moda. Los cojines y los plaids, fáciles de renovar, son quienes ponen el color y los toques de tendencia. 

Esta es una casa de montaña y no se ha querido maquillar su esencia, sino potenciarla. La madera presume de tono natural y vetas. Y entre los estampados dominan los cuadros escoceses y el tartán, un clásico de estas casas. ¿Te has fijado en el original puf alpino? 

En este salón, decorado por Marta Tobella, la ecuación está clara: es blanco y parece más grande. Tiene un sofá esquinero y aprovecha el rincón. La estantería incorpora una zona de despacho y, de color blanco roto como las paredes, se disimula a la perfección. ¡Ah! Las sillas de fibra van a juego con las macetas. 

¿Quién dice que en un salón pequeño no puede caber, cómodamente, una familia numerosa? Echa las cuentas: a sus dos sofás se suma una butaca y pufs más informales. Y con esos cómodos cojines, no hay quien se mueva.

¿Qué hacen unas butacas de Crearte en un salón de montaña? ¡Darle mucho estilo! Y es que aunque son piezas clásicas, encajan a la perfección en un interior rústico... que en realidad no es tanto. La chimenea escultórica y las mesas de centro lo delatan. 

Los colores ha sido una de las claves para dar estilo a este salón, decorado por Laura Ehlis. Y es que toda la decoración se ha basado en un dúo de blanco y gris. Lo vemos en paredes, estores, tapicerías y alfombras. Mientras el blanco suma luz, el gris da el toque actual. Y como nota cálida, la madera. 

Clásico pero no tanto. Así es este salón decorado por Asun Antó y Javi Baldrich. Y la clave son los complementos de fibras, como el gran cesto para los cojines o la alfombra que enmarca el estar. Es una manera fácil y rápida de actualizar el salón y, a la vez, darle un look más casual sin renunciar a su carácter clásico.

Este salón, decorado por Coton et Bois, nos gusta porque está bien decorado y resulta muy práctico. La clave es la librería multiusos que recorre toda la pared y sirve de una sola pieza con varios usos –librería, mueble de tele y zona para guardar–. Con ella el espacio se ve más despejado y ordenado. 

En blanco y con mucha, micha fibra, este salón desprende un estilo ibicenco inconfundible. Las tonalidades arena y la mesa de madera maciza lo hacen acogedor y el blanco y las fibras se encargan de llevar la frescura del verano. Y no puede faltar la chimenea, para disfrutarlo todos los días del año. 

De este salón, proyectado por Renova Solucions, nos encanta su fluida conexión con la terraza. De hecho, basta con abrir el gran ventanal para que prácticamente, duplique su espacio, ampliándose hacia el exterior. La clave es la acertada distribución, que deja un paso libre y cómodo. 

Y no está precisamente en una esquina, sino en el centro del salón. Porque con esas dimensiones, esos techos altos y esas vigas el sofá puede ir en el centro. Y, aunque la estructura huele a pasado, nada hay de pasado en la decoración. El moderno sofá rinconero queda estupendamente con la butaca y el puff de fibras. 

Con un inconfundible estilo contemporáneo, este salón es luminoso, cálido y muy femenino. Y todo gracias al gigante gran ventanal que hay en la trasera de uno de los sofás y las tapicerías claras, la mesa de centro de líneas rectísimas y los detalles en diversas tonalidades de rosa. 

En este salón, triunfa el azul. Y es que el Blue Classic ha sido el color del año en 2020 y hemos visto cómo poco a poco ha ganado terreno. En este, además de la pared de acento, el sofá que apoya sobre ella es de terciopelo también azul. Las plantas y la madera son las responsables de subir la temperatura es esta tonalidad fría. 

Sin duda, una combinación exitosa y que nunca falla. Y se ve que, en su composición, se ha seguido la infalible regla del 60/30/10. Un color predominante, en este caso el blanco de paredes, techos y el resto de muebles; un secundario, que vemos en los sofás grises; y uno de acento, conseguido a través de los textiles del sofá. 

En este salón ni sobra ni falta. Aunque pequeño, su encanto es tangible. Los sofás en tonos beiges, la mesa de madera estilo industrial y las butacas crean un conjunto ideal. Estas últimas, tipo descalzadoras, prescinden de los reposabrazos, haciendo su presencia aún más ligera. 

Los suelos son de microcemento y los techos de madera, al igual que las carpinterías. Una combinación que encuentra su punto de encuentro en el blanco de las paredes y los sofás. El trío de mesas ofrece dinamismo y calidez, efecto que aumenta gracias a la alfombra de fibras.

Si algo destaca en este salón, es su impresionante lámpara de araña que, incluso apagada es la pieza con más fuerza de la estancia. Después, los tonos beiges llevan la calidez y la elegancia de lo clásico, mientras que las diversas tonalidades de verde agua, la frescura. 

Y las molduras, porque pongas lo que pongas en él, el resultado es espectacular. Y más con esos techos altísimos. Para llenarlo aún de más luz, pero sin perder su esencia clásica, se han elegido piezas atemporales y discretas, que ceden el protagonismo a los elementos estructurales. 

Tapicerías, cortinas, papel pintado, suelos... todo se funde de manera armoniosa en este salón decorado por Celia Grego, creando un espacio que parece más amplio de lo que es. La clave es un look total beige, que da mucha luz y es fácil de combinar. 

Este coqueto salón de apenas 14 m², proyectado por Iñaki Mujika, es uno de los ya clásicos de El Mueble. Sus trucos: utilizar muebles de tonos claros, evitar un gran mueble de salón y, en cambio, apostar por otros a media altura. Y, por supuesto, abrir paso a la luz con una ventana interior. 

Este salón aúna la modernidad con el estilo más rústico. Las paredes de piedra y techo de madera blanqueado son el mejor enclave para una chimenea metálica negra que, junto con la zona de estar, trae la sala al siglo XXI.  

Y es que la cubierta de este salón es de policarbonato, lo que permite el paso de la luz, pero aísla del calor. Además, se abre y se cierra. ¡Es un salón con aspiraciones de terraza!

En este salón las ventanas aparecen y desaparecen como si de un truco de magia se tratara. Y eso consigue que el mar se cuele entre los tejidos, fundiéndose con él. Un salón cien por cien de playa en el que los detalles en madera y fibras se encargan de dotar de calidez.

Este salón ha sabido adaptarse a los tiempos a la perfección. Con una base neutra en los sofás, los cojines turquesa y caldero toman un nuevo protagonismo. Destacan el conjunto de tres mesas nido redondas, aumentando el confort que desprende la estancia. 

Este salón en tonos tierra y mostazas presume de un aire señorial gracias a sus molduras, ventanas y puertas de origen. Sin tirar tabiques, en su estructura original, este salón tiene todo necesario para ser acogedor y cálido. Y lleva su punto moderno mediante el gran cuadro que decora la pared y que se convierte en punto focal. 

Flanqueado por grandes ventanales –uno de ellos una puerta que conecta con el exterior–, en este salón se fusionan un estilo nórdico con un toque retro con la decoración más mediterránea.  

Los neutros blanco y negro se encuentran en este salón y se dan la mano gracias a los sutiles detalles en verde de los textiles y las plantas, que además ayudan a suavizar la dureza de las líneas moderna. El mismo efecto tienen los pufss redondos. 

Un salón bonito en tonos neutros. La luz multiplica el espacio y los estores permiten abrir el ventanal para disfrutar de las vistas.

Este salón, con sus sofás en "L" de líneas tradicionales, demuestra que lo clásico nunca pasa de moda. Es más, estos sofás, con sus reposabrazos redondeados y sus tachuelas, ¡ahora son tendencia! 

La disposición de los sofás y los pufs que "cierran" la zona de estar invitan a la charla. Además, no faltan varias lámparas para crear ambiente.

En esta casa, el salón comparte estancia con el comedor y, aunque en poco espacio, se ha creado una atmósfera agradable con sofás enfrentados y la chimenea como centro.

Por las tonalidades, el mix de materiales, el sofá orientado al exterior y la butaca y el sillón colgante o columpio en el que ver pasar el tiempo.

La luz de este salón parece de otro mundo. Y el secreto del éxito radica en una reforma muy bien lograda: se ha cerrado la antigua terraza, convirtiéndola en una pared acristalada. Ahora hay espacio para un escritorio, para el comedor y mucha, mucha luz. ¡Qué bonita se ve con los estores de bambú!

Actualizado, luminoso, pero con piezas que tienen mucho que decir. Incorporar muebles antiguos, recuperados o con historia da personalidad a este salón que encajaría en cualquier casa. 

Cuando al abrir las puertas correderas se descubre un jardín, lo mejor es que el salón se prolongue en el exterior. Todo en este salón es delicado y coqueto.

Una característica particular de este salón es el techo abovedado. Barro, piedra y ladrillo se caldean con los textiles. El acierto: el par de butacas que completan la zona de asientos.

Amplía los metros y hace que rebote la luz, por lo que en los salones pequeños, colocar un espejo es un truco 10.

Un salón contemporáneo, pero en la dosis justa de modernidad para que nunca pase de moda. El blanco es protagonista, dinamizado con alguna nota de color. Nos gusta la librería.

Un banco realizado a medida del espacio aprovecha todo el ventanal del salón. Un lugar perfecto para relajarse y leer un libro, mirando al exterior. Nos encantan los tonos azulados que decoran este salón moderno.

La combinación de diferentes tonalidades de tonos neutros y tierras siempre es un acierto. Basta con incorporar alguna nota de color para levantar el ambiente.

¡Una prueba de que en poco espacio se puede conseguir mucho! Espacio de almacén, televisor y chimenea para un salón pequeño.

Este salón es un ejemplo del uso de muebles de líneas actuales en un acabado oscuro sin perder luminosidad. Claves: la luz natural, textiles en tonos neutros y otros acabados más claros en otros muebles.

Comedor en un nivel y salón en otro. Los sofás en L se orientan hacia el ventanal. Las vigas y marcos en madera dan un aire perfecto de casa de campo.

Cuando se necesita capacidad de almacén, crear una solución a medida en una pared o destinar un frente para colocar armarios y librería es lo más inteligente.

Molduras, curvas, líneas contorneadas y algunos elementos que traen este salón de esencia clásica al presente.

Perfecto para un apartamento, una primera vivienda o para los que quieren un estilo nórdico y desenfadado para su salón. Y todo resuelto en poco espacio.

Líneas rectas y sencillas paro en un salón muy personal gracias a la combinación de colores y los muebles justos.

Este salón conquista a primera vista. Maderas claras y colores suaves crean una atmósfera sencilla y cálida. La excepcional altura del techo y las vistas completan la decoración de esta casa reformada por la arquitecta Mar Marcos.

Techos de madera, paredes de piedra y una decoración country que rompen muebles que dan carácter al salón: la mesa de centro de aire industrial y la lámpara de cristal que cuelga del techo.

Por los estampados y motivos que decoran paredes y cortinas, el terciopelo del sofá y los colores, este salón rebosa femineidad y delicadeza.

De dimensiones generosas pero realistas. Este salón invita a una familia a estar en él y a compartir momentos gracias a la disposición enfrentada de los sofás, la luz natural que recibe y la chimenea como pieza central.

¿Cómo es un salón bonito? ¡Como este! Es una mezcla de varios factores: prima la sencillez de base, tonos claros y toques de color.

Este salón tiene todos los elementos básicos: sofá, butaca, lámpara de pie y sobremesa, mesa de centro y auxiliar. Pero además cuando con un fondo perfecto, el ventanal de la pared.

Las piezas de diseño siempre elevan el nivel deco de un salón, en este caso con sofás chéster y mucho atrevimiento al estar tapizados a todo color.

Si eres de los que reúne en casa a familiares y amigos sin poner un límite, no olvides colocar varios asientos en la zona de estar para que haya sitio para todos.

En salones amplios, es importante que la mesa de centro no se vea "perdida" ni demasiado pequeña. Así que apuesta por un modelo a lo grande.

Este salón rústico mezcla acabados más tradicionales como la madera y el cuero con otros que ponen la nota actual en terciopelo y metal.

Blanco en paredes, techos, muebles y tapicerías. Los materiales con textura aportan calidez. No renuncies a su luminosidad por miedo a que resulte frío. Este bonito salón es una prueba de que la apuesta al blanco sale bien.

Esta librería a medida, en toda una pared, con molduras y en color es una pieza que decora por sí sola todo el salón.

¿Buscas un salón actual? El ladrillo visto de la pared es el lienzo perfecto sobre el que colocar muebles de líneas rectas y poca altura como el sofá, la mesa y las butacas.

Paredes y techo en madera clara acogen el color que pone en este salón el sofá y los cojines.

En este salón actual y confortable el tiempo se detiene. El sofá repleto de cojines invita a tumbarse. Los ventanales son el marco perfecto que llena de luz la habitación. Los complementos ponen la nota personal.

Los techos altos dan amplitud al salón de este piso. Su decoración luminosa y alegre, gracias al uso del color, resulta vitalista.

La prueba de que la sencillez (lo de 'menos es más') es un plus se visualiza en este salón moderno, incluso, algo nórdico. La línea del mobiliario es neutra, pero el acierto son las tonalidades empleadas, muy mediterráneas. ¡Tu salón logrará muchos likes!

Hay piezas que decoran por sí solas. En este salón, la mesa de centro es un baúl que personaliza la estancia.

Como el maxi puf que hace las veces de mesa de centro y la escalera de madera que completa la zona de asientos con unos cojines.

Por las características del espacio (molduras, techos altos, chimenea con embocadura…) y los muebles que decoran el salón: una mesa en cristal y metal, lámparas de techo tipo araña y un sofá chéster de diseño.

El sofá se apoya en la pared, que cuenta con una repisa de obra que hace de apoyo para los cuadros y marcos que decoran el frente. Los tonos tierras predominan. Después de ver este salón, ¿crees que el tuyo necesita un cambio?  

No hay recoveco que no tenga solución. Este salón actual es una prueba de cómo con muebles a medida es posible aprovechar una pared y crear un ambiente acogedor.

Inteligentemente conectado con la cocina a través de un fijo acristalado con perfilería en negro, que parece un espejo, y agranda el salón. Además, la luz que recibe por la cristalera de la terraza también llega a la cocina.

Con un mueble bajo corrido que soluciona el almacenaje sin llenar el espacio, este salón tiene un estilo actual, perfecto para espacios de cualquier tamaño.

Las plantas sin duda dan ese aire refrescante en la decoración de salones, como en el caso de este salón que abusa del blanco y solo lo "mancha" con un impactante sofá en azul verdoso. ¡Genial!

El techo inclinado de este salón marcó la decoración de las paredes para las que se recurrió a una librería a medida que aprovechara todas las zonas, independientemente de su altura.

Este salón respira un aire Shabby chic, con sus maderas desgastadas y pátinas suave, que le dan ese aire especial y sereno. 

Este salón es en esencia rústico, pero respira un aire actual que lo hace súper confortable. Para copiar: la estantería que flanquea la chimenea, que llena este espacio y regala espacio extra para guardar. 

Dos colores de base que no necesitan nada más si la distribución encaja y los complementos y auxiliares están bien elegidos como en este salón.

Para que todo encaje. Nos gustan los pufs y bancos que completan la zona de asientos de este salón tradicional.

Gracias a la enorme superficie de este salón es posible crear varias zonas de asientos. Mientras que una de ella tiene dos sofás enfrentados con sendos puffs cerrando el conjunto, en la segunda zona, dos amplios chaise longues son ideales para relajarse. ¡Y los puffs pueden utilizarse hacia ambos lados! 

Gracias al enorme ventanal este salón presume de mucha luminosidad. Después, los colores claros de la tapicería y los muebles la potencia. Eso sí, gracias a las vigas de madera se siente cálido y acogedor.

La luz es la clave de este salón. Su propietaria lo decoró con tonos afines para darle homogeneidad al espacio. Una amplia de blancos y beiges van desde las paredes, pasando por las butacas y terminando en la alfombra. 

Con espacio suficiente y la pared completamente abierta permitiendo el disfrute de unas excelentes vistas. Este salón rebosa modernidad y espacio, gracias al sofá en L enfrentado a otro, del mismo diseño pero de dos plazas.

Este salón tradicional cuenta con muebles que lo hacen único como el espejo con moldura ornamentada en dorado sobre la chimenea.

La modernidad de este salón es irrebatible. Tanto el diseño de los sofás, como los muebles elegidos, de líneas rectísimas, potencia el efecto. Esa dureza del estilo más moderno se ve suavizado por la tapicería en greige, una mezcla entre beige y gris, así como los estores paqueto, que dotan de movimiento y consiguen un efecto más etéreo.

Se trata del salón de huéspedes del Hotel L'Hort de Sant Cebrià, en Torroella de Fluvià. En su presencia parece que viajamos en el tiempo, con la señorial lámpara de araña, los muebles de estilo provenzal y las ventanas en arco. 

De generosas dimensiones que se amplían visualmente gracias a la altura de los techos. La decoración encaja con las vigas vistas en madera blanqueada. 

Y alrededor del fuego. La zona de asientos invita a disfrutar de la charla con la chimenea encendida.

Con un estilo particular, tradicional, pero en tonos luminosos, este salón combina el estilo más clásico con elementos de lo rústico. Y el contraste está asegurado. La mesa de hierro y madera, así como la hornacina de la pared, combina con el corte más tradicional del sofá. Una mezcla que no deja indiferente.     

Muy cálida, la clave de la decoración de este salón reside en la madera. La vemos en los muebles, la carpintería de puertas y ventanas y luce majestuosa en las sillas Louis XVI. Radiante y sin fruslerías, pero con carácter y presencia.  

El salón se abre al exterior y disfruta de las vistas del mirador. Gracias a la que la puerta se abre de par en par, la zona exterior funciona como una extensión del salón, que presume de un impoluto blanco con detalles en rosa. 

Esta estancia está diseñada para que haya espacio para todos. Un enorme sofá es el centro de las miradas, pero sus acompañantes son fundamentales también para ofrecer ese ansiado asiendo. Por un lado, el puff Louis XV y, por el otro, un puff cuadrado que sirve como mesa auxiliar. Y todo en unos cálidos tonos neutros. 

La decoración del salón va tomando forma con el tiempo porque para que resulte personal debe acompañarse de recuerdos y detalles que hablan de nosotros y nuestra vida.

En la línea del mobiliario, el color de la madera, la confección de los textiles… Porque siempre hay un salón para cada uno.

Precisamente el bosque que rodea esta casa se cuela dentro a través de los ventanales y son el fondo perfecto para decorar un salón muy neutro.

A diferencia de otros salones, en este la chimenea completamente blanca es el centro de todas las miradas. Los dos sofás y el pufs que completa el conjunto no son más que meros espectadores. El estilo, entre clásico y provenzal, tiene toques románticos.  

Es sin duda su chimenea escultural. Pero que no sería nada si no fuera por las paredes de piedra y las vigas de madera. Como si de la sala de un antiguo castillo se tratase. 

Con los sofás en disposición en U, este salón está diseñado para la conversación. Aprovecha la luz que entra por la ventana, multiplicándola gracias a la tapicería blanca del sofá que hay tras ella. Los tonos verdes de los otros dos consiguen hacerlo más moderno y actual.  

Lo rústico y lo clásico se dan la mano en este acogedor y cálido salón. Por un lado, la gama de colores elegida, que contrasta la armonía y pureza del blanco con la energía de los tonos bermellones. La mesa de centro, la lámpara y la butaca de madera aportan el toque más rústico y el punto de calidez.    

Una mezcla ecléctica de lo clásico con un punto industrial. ¿Dónde? En las mesas nido junto al sofá y las sillas con respaldo en aspa, que contrastan con las otras sillas con funda blanca, la lámpara de araña y la caída de la tela de los estores. 

El estilo colonial, característico por sus contundentes muebles de maderas macizas, está muy presente en ese cálido salón con una decoración cuidada al detalle. Desde el aparador de cajones, como si de un mueble de oficio se tratara, a la mesa de escritorio, que recuerda a las de los profesores de las antiguas escuelas.  

Y es que parece que la naturaleza se ha colado por la ventana, gracias al acabado de la mesa de centro y la auxiliar, en un verde lavado similar al de las hojas de un árbol. Por cierto, la combinación de las persianas venecianas y las cortinas es ideal para regular la entrada de la luz en cualquier momento. Ideal.  

En tonos tierra y un inmaculado blanco, este salón tiene todo lo que necesita para ser cálido. Las líneas rectas de los muebles contrastan con las curvas de diseño del sofá, restándoles dureza.   

¡Pero muchos tonos de blanco radiante! Y en él triunfan la mezcla de estilos. Por un lado, las vigas de madera se encargan de dotar de calidez y el punto acogedor que necesita este salón. Porque además de un blanco radiante, luce un estilo moderno inconfundible. Lo vemos en la mesa de centro, la butaca que cierra el conjunto y la inclusión de pequeños detalles en negro.   

Amplias dimensiones, altos techos y unas increíbles ventanas en arco que apuntan a tiempos pasados. Y en cuanto a la decoración, este salón mezcla estilos con armonía y soltura. Por un lado, la mesa rústica de madera maciza, por otro los sofás de corte moderno y, en tercer lugar, la butaca de líneas clásicas. Arrebatador.  

Con la esencia de los salones de verano, en este se respira paz, armonía y tranquilidad. ¿Por qué? Pues todo gracias al techado pintado de blanco, las tapicerías en un beige suave y los muebles de madera lavada.  

No sabemos qué tienen los sofás chéster que nos vuelven locas. Bueno, sí lo sabemos. Su elegancia, sabor a tradición y estilo inconfundible. Incluso saliendo del tradicional cuero, en la imagen es de terciopelo gris y no se puede ser más moderno. 

Y ahora de pajar nada de nada. De hecho, ¡quién lo diría! Con la esencia más colonial –nos encanta el ventilador de techo–, este salón bien podría haberse sacado de Memorias de África. Superacogedor. 

Y esencia romántica. La delicada tapicería con motivos florales de la butaca hace juego con los rosas elegidos para los textiles que decoran el sofá. El detalle de las vigas, algunas en su estado natural y otras en blanco, no solo potencia la luz, sino que también aporta luminosidad.  

Acogedor, cálido y recogido. Tiene que ser una sensación increíble acurrucarse ahí una tarde de invierno, al crepitar del fuego. Las butacas de cuero frente a la chimenea recuerdan a una agradable cabaña de montaña perdida en el bosque.   

Lo moderno y lo clásico se dan la mano en este salón en el que se respira paz. El gris de las tapicerías casa como un guante con la mesa de centro, de corte tradicional, y los puffs ofrecen todo el espacio necesario para contar con asientos de más.    

Este otro salón de verano tiene todo lo que se necesita para disfrutar de los mejores atardeceres. La combinación de blanco y azul tiene esos tintes a mar que tanto nos gustan, sin dejar de ser un salón para su uso diario.   

Con tapizados en capitoné, este salón clásico es acogedor, femenino y muy romántico. Como si en él se hubiera pasado el tiempo.  

Muy acogedor, cálido y luminoso gracias a la acertada combinación del blanco con la madera. No podemos dejar de mencionar, por un lado, la chimenea blanca que hace juego con el espejo y, por el otro, la estantería de obra con portantes y baldas de madera.   

La luz entra sin complejos en este salón puramente blanco y refleja la luz en todas direcciones. Para dotar de calidez, se eligió un color amarillento en las paredes, que sube la temperatura.  

Beiges, negros y mucho blanco. Gracias a la acertada combinación de todos estos tonos neutros, este salón es acogedor, amplio y cálido. Contrasta el moderno diseño de la mesa de centro, con una forma muy rectangular, con la rusticidad de la mesa auxiliar junto a la butaca.  

Con tonos amarillentos, rosados y blancos, este salón es amplio y luminoso. Y esa combinación destacan con los tradicionales suelos de toba.  

Con un estilo entre lo provenzal y lo clásico, este salón rebosa elegancia y clase, pero sin perder su toque actual, que vemos en el diseño del sofá. 

Casi, casi parece el reflejo de un espejo. Dos enormes sofás con chaise longue idénticos enfrentados, con sendas mesas de centro, igualitas. Lo único que diferencia ambos lados son los auxiliares, en un lado una cesta y en otro una mesita.   

Recogido y con una planta complicada, este salón no prescinde de nada. Por un lado la increíble chimenea amarmolada que hace de anfitriona de la zona de estar, con los sofás y la mesa de centro de madera al natural. Y en la esquina, como quien no quiere la cosa, en la esquina, un escritorio recuperado. Para no recargar el ambiente, se han elegido estantes flotantes que se funden con la pared sin ocupar espacio.  

Este salón familiar los sofás en beige contrastan con el tono azulado de las butacas, que ve cerrado el círculo con los textiles también en diversas tonalidades de azul. Al fondo, llama nuestra atención el buró clásico y, probablemente, recuperado. 

Aunque un sofá frente a la ventana puede restarle luz a una estancia, en este caso, la multiplica. El sofá blanco reflecta los rayos de sol en todas direcciones y el blanco de paredes y textiles contrasta con la madera noble del suelo.  

Este salón diseñado por Coton et Bois es cálido y estiloso. No le falta detalle, desde los jarrones estratégicamente colocados, a la enorme cesta de fibras en la mesa de centro, dotando de un punto cálido, a los cojines con estampados de rayas.  

El salón de esta antigua rectoría, convertida ahora en vivienda, es capaz de unificar el estilo rústico de sus paredes y techos con un toque más moderno de los sofás y complementos. 

La brisa del mar, la quietud de la arena durante un día de sol... En este salón se respira todo eso y mucho más. Y los toques en dorado, del espejo, y negro, de la mesa, son el contrapunto que da carácter.    

Dos sofás chéster en L y una butaca con tapizado a cuadros crean un conjunto acogedor y hospitalario, recogido. La increíble caída de las cortinas consigue un efecto dinámico y aporta movimiento.  

La mesa castellana ha encontrado un hogar increíble bajo el cobijo de las vigas resturadas y la chimenea recuperada. Los detalles en fibras, en la cesta, la alfombra y el puff del fondo, consiguen traerlo al presente sin perder su esencia.  

Y que hace de la combinación del blanco, el beige, el negro y la madera todo un arte. Con claras señas de modernidad, este gran salón con sofás enfrentados tiene espacio para todo. Y, en la trasera de uno de los sofás, una recogida zona para comer muy actual.