Como has podido ver, los columpios están de moda, aunque en realidad sean más antiguos que el comer. El primer rastro de un columpio se encuentra en Grecia. Hipócrates, el padre de la Medicina, tenía una receta infalible para que las jóvenes griegas conservaran la figura: columpiarse. Sí , sí, como le lees, para ellas era como ir al gym. Pero además del uso lúdico, el columpio sobre todo ha tenido un sentido religioso.
En Grecia estaba vinculado a ciertos ritos dionisíacos, y de hecho, se atribuye su invención al dios del Vino. ¿Será por la sensación de mareíto agradable que producen tanto el vino como el columpio? En el cuadro El descenso a los infiernos aparece la heroína Fedra columpiándose, hecho que algunos relacionan con el mito del sube y baja, que representa el impulso que tiene el hombre hacia lo divino.
En las culturas agrícolas del Este de Europa era sobre todo un elemento mágico. Las jóvenes cantaban canciones sentadas en el balancín creyendo que tenía el mismo efecto que las plegarias a los dioses en la protección de las cosechas. Entre la Pascua de Resurrección y el día de San Juan, se dice que todos los rústicos letones dedicaban sus horas de ocio a columpiarse y cuanto más se elevaban por los aires, más alto crecería el lino. ¡Arriba, arribaaa!
A lo largo de la historia autores como Francisco de Goya y Fragonard, autor del Rrococó francés del siglo XVIII, representaron el columpio, llamando así a la obra “El columpio”. Muy originales ellos.
En conclusión, el columpio ha existido a lo largo de muchas épocas y culturas, lo que implica que se trata de un invento muy, muy antiguo. Es posible que apareciera en varios lugares de manera independiente, o que fuera un concepto tan primitivo que acompañe a la memoria de las personas incluso antes de que acabase poblando todo el planeta mediante sus migraciones. En cualquier caso, se desconoce quién es la mente detrás de semejante artilugio. Pero esto quizás sea lo que más fascinante: al estar tan acostumbrados a verlos, no nos hemos dado cuenta de que nos puede haber acompañado desde que el hombre es hombre y es impresionante como un invento así ha seguido perdurando en el tiempo, sin apenas cambios.
Y si su uso ha sido y es más habitual en parques o terrazas, ahora se mete dentro de casa, para que el resto de mortales que no tenemos jardines o grandes exteriores podamos también disfrutar de los beneficios lúdicos y decorativos de este artilugio, convertido en un mueble más.
Existen diseños hechos en serie, otros más artesanales a base de fibras naturales, incluso modelos DIY total. Como el realizado con un palé, cuerda y como complementos, un cojín y una mosquitera. Ideal, ¿verdad?