Armarios: ¿puertas abatibles o correderas? Todo lo que debes saber

Tanto si quieres un armario empotrado como si es exento, una de las decisiones fundamentales que debes tomar al elegirlo es el tipo de puertas que quieres. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, diferentes precios, estética y facilidad de acceso al interior. Vamos por partes. 

Ofrecen tantas opciones de diseño como hogares hay. Además, aunque antes la mayoría venía con tiradores –una opción que ofrece incluso un mayor nivel de personalización– los sistemas de apertura a presión han convertido las puertas abatibles en una alternativa muy actual y discreta.

Es uno de los mejores atributos de los armarios con puertas abatibles. Con ellas se puede ver y acceder al interior del armario por completo. Y esto es fundamental, porque como dice Marie Kondo: “Si no lo ves, no lo usas”. Así que si la habitación lo permite, esta es una buena opción.

La primera, por supuesto, es el espacio. Lo mejor es que haya una distancia de alrededor de un metro y medio entre la cama y el armario. Por el contrario, si al abrir y cerrar las puertas, chocan con algún mueble es mejor decantarse por otra opción. Y, cuanto más ancha sea cada puerta, más espacio ocupará cuando la abras. La anchura ideal de estas puertas no debe ser inferior a 30 cm ni superar los 60 cm. Tampoco deberían sobrepasar los 250 cm de alto.

Son el mejor aliado del almacenaje en habitaciones pequeñas. Las puertas correderas no ocupan nada de espacio cuando se abren. Esto permite que, al lado del armario, puedas colocar una mesita de noche o una cómoda sin impedir la apertura. También aumentan la sensación de confort y aprovechan mejor el interior del armario. Además, gracias a su cierre hermético, las partículas de polvo y la suciedad no tienen espacio por el que colarse 

Otro de los pluses que ofrecen los armarios con puertas correderas es que ofrecen una visión más depurada de la estancia. Este sistema permite cerrar un armario de hasta 2 metros con solo 2 puertas. Asimismo, carecen de tiradores. No solo como una cuestión de diseño, sino que también eliminan el ruido visual y posibles golpes con ellos. En espacios pequeños son la mejor opción, como se ha hecho en este mini vestidor tras el cabecero.  

Dicen que no es oro todo lo que reluce. Y, por eso, no todo iban a ser ventajas. El problema de los armarios con puertas correderas es que no podrás disfrutar de una visión completa del armario. Asimismo, al tener sistemas de herraje más sofisticados para sujetar la puerta, pueden ser algo más caras que sus homólogas batientes.

Los armarios con puertas abatibles tienen un precio más económico que los dotados con correderas. Las puertas son más ligeras y el sistema de bisagras no es tan sofisticado. Aun así, si el armario es muy grande, serán necesarias más puertas. Y esto sí que puede igualar y hasta encarecer el precio.

Es una alternativa perfecta para ganar algo de espacio en la estancia y, al mismo tiempo, depurar su estética. Es habitual hacerlo en armarios empotrados de obra, pero debes tener en cuenta que, al cambiarlas, el grosor que ocupan las puertas será el doble que antes. Así que tendrás que ver si, con el cambio, el fondo del armario permite colgar cómodamente prendas más voluminosas como abrigos o chaquetas. El fondo ideal para un armario es de 68 cm.

Si eres mañoso, es un pequeño cambio que puedes hacer tú mismo. En cambio, si se te plantea como un proyecto faraónico, encárgaselo a un profesional de la madera que lo hacen. Cambiar las puertas de un armario de 150 x 220 cm tiene un precio aproximado de 450 euros, aunque dependerá del material y los acabados que elijas.

Sea como sea el armario que eliges, asegúrate de que sus bisagras o raíles –dependiendo del sistema de apertura– son de calidad. Si tiene puertas abatibles, evitarás que, con el peso, puedan desnivelarse; mientras que si son correderas, es muy importante que los rodajes, rodamientos y raíles aguanten el peso de las puertas. Un sistema de baja calidad puede hacer que la puerta se desencaje con facilidad. 

Las puertas plegables correderas son una alternativa a medio camino que ofrecen ventajas de ambas opciones. Se abren a modo de acordeón. Y siempre y cuando las dimensiones de la estancia lo permitan, son perfectas para grandes armarios a los que se quiere tener acceso por completo.