Esta preciosa casa en Marbella está llena de ideas originales: un recibidor con librerías, chimenea y dos cómodas en el salón, el comedor en el porche...

En la urbanización marbellí Fuente del Espanto, rodeada de buganvillas, jazmín y árboles frutales, encontramos esta casa que perteneció a un militar británico y luego a un holandés viajero aficionado a la decoración. Del primero quedan el porche y el techo con aire colonial, y del segundo todo lo demás. Su buen gusto hizo esta casa tan elegante, como cálida y acogedora. La casa tiene una gran suerte: una planta en forma de L que conecta todas las estancias con el jardín.

"El propietario ha vivido en más de 13 países, y ninguna casa le ha gustado tanto como esta. Quería que, además de su propio estilo minimalista y europeo, el ambiente respirara la esencia de Marbella, así que le sugerí visitar La Albaida, una tienda y estudio de decoración de la zona", nos cuenta Gerardo Caballero, de la agencia inmobiliaria Diana Morales Properties. Él le acompañó durante todo el proceso de reforma y decoración. "Hay nada más y nada menos que cuatro chimeneas originales, todas en funcionamiento", señala Gerardo. La primera se encuentra en el salón, y a su alrededor se distribuye todo el mobiliario.

"Nuestro máximo objetivo era que los espacios invitaran al descanso y la tranquilidad. Por eso los pintamos en un tono tostado muy cálido, entre el piedra y el beige", añade Mar Barroso, directora de proyectos de La Albaida. Este color se alterna con otros igual de relajantes, como el blanco, el azul y el naranja. Una combinación fantástica. ¿El segundo objetivo? Respetar la personalidad de la casa. "El recibidor es uno de los espacios más curiosos. Se recuperaron las estanterías de los laterales, cambiándoles el acabado a un tono claro para hacerlas más ligeras. Querían ‘entrar’ por esa biblioteca", dice Mar.

La segunda chimenea está... ¡en la cocina! Allí encontraron el mejor sitio para diseñar un office de estilo rústico elegante, con su mesa de madera envejecida y unas sillas con aspas. Gerardo señala hacia arriba: "en este techo el propietario quiso abrir un segundo tragaluz".

"Con el segundo tragaluz hay todavía más luz natural y la lámpara negra del office insiste en la herencia del norte de África que tanto ha influenciado la decoración andaluza”, prosigue Gerardo. Con los frentes del mobiliario de la cocina en un delicado azul y la encimera blanca potenciaron la luminosidad.

En el dormitorio principal tomaron otra acertada decisión: "En lugar de poner cabecero, pintamos la pared de un color más oscuro, en la misma gama de tonos tostados que hay por toda la casa. Es una pared cálida y nos sirve para dar protagonismo a la cama y a las mesitas de noche afrancesadas, con su pátina blanca", asegura Mar. Las vistas desde la cama son infinitas: entre arcos se encuentra el vestidor, blanco, con unas puertas altas y con molduras muy románticas, y a través de él se accede a un pequeño despacho (donde aguarda la cuarta chimenea) y que, por supuesto, está conectado al jardín. 

La habitación de invitados tiene una alfombra a rayas azules, una fabulosa cama con dosel y... ¡Sí, otra chimenea! Junto a ella crearon un delicioso rincón para relajarse. Una curiosidad: "l propietario quiso cambiar algunos suelos por un laminado de roble muy resistente, pero en esta habitación decidió mantener el suelo de terracota, que le parecía distinto a lo que había visto en otros países", señala Gerardo.

"La Marbella auténtica tiene una gran herencia árabe, y el propietario la quiso subrayar con detalles como la lámpara negra del office o la pérgola que hizo construir a medida en el porche, como un anexo a la cocina", sigue Mar. Según Gerardo, este comedor interior-exterior es el centro de la vida en familia. "El sobre de la mesa es, en realidad, una puerta antigua recuperada", nos confiesa.

Y si miramos al suelo, hay más detalles que desdibujan la frontera entre la casa y el jardín. "Aquí y allí combinamos grandes alfombras de coco y demás fibras naturales con otras más pequeñas, lavables y muy resistentes, ideales para esa conexión con el exterior. Queríamos que se pudiera entrar a la casa desde el jardín y pisarlas tranquilamente", nos explica Mar. ¡Y así lo lograron! Ya es tarde, pero nos vamos más enamorados de Marbella que nunca.