Casas urbanas

Una casa cuidada con mucho mimo

Sus actuales propietarios pasaron por delante de la casa, situada en la misma localidad donde ellos vivían, y se enamoraron perdidamente de ella. ¿Te la vas a perder?

Carolina González Miranda

Periodista especializada en decoración. Directora adjunta de El Mueble

Actualizado a 18 de enero de 2022, 10:20

Fue un amor a primera vista. Y un amor con mucho futuro, que eso es importante. Las cosas ocurrieron así: sus actuales propietarios pasaron por delante de la casa, situada en la misma localidad donde ellos vivían, y se enamoraron perdidamente de ella.

De su jardín en terreno llano, de su piscina, de su posición sobre el mar. Decidieron entrar para conocer los interiores y el enamoramiento aún aumentó varios puntos. Porque los muros de la fachada eran puro cristal, y la luz y las vistas que proporcionaban eran de quedarse embobados. Así que, sin dudarlo mucho, tomaron la decisión de hacer realidad sus deseos y compraron la casa de sus amores. Siguen encantados.

Cualquiera de nosotras lo estaría, estoy segura, lo podéis comprobar con vuestros propios ojos en las fotos. Desde el jardín, presidido por una encina centenaria, se pueden comprobar los cuidados de los dueños. Y sus interiores se vuelcan decididamente hacia el verde a través de las paredes acristaladas. La distribución es radicalmente moderna, con doble altura en la zona donde la escalera comunica las dos plantas (una solución a tener en cuenta), añade transparencia y amplitud a los espacios. Porque además, fijaos bien, la propietaria los decoró con los muebles justos, prescindiendo de cualquier pieza inútil, con una cierta austeridad que beneficia a la claridad de la atmósfera. Y aún hay más para aprender, que también de eso se trata.

Primero está el estupendo suelo de lamas de roble blanqueado que respira solidez y delicadeza a un tiempo. Y en segundo lugar está la pintura de paredes y techo, un beige cálido y especial para unas, un blanco manchado para el otro, de tal manera que se consigue aumentar visualmente la altura y con ella la sensación de espacio. Dos aciertos seguidos de cerca por varios más. La escalera, tan aérea, tan blanca, añade luminosidad, y el mobiliario del salón, librería y rincón de lectura incluidos, sencillez y confort. El comedor, con su doble altura, está vestido con toda excelencia por la lámpara de lágrimas de cristal, una actualización de las clásicas de antes. La habitación infantil, bien distribuida y muy práctica, cuenta con el toque romántico del dosel de tul, y lo mejor del dormitorio principal, en mi opinión, es ese ventanal que permite prolongar la mirada hasta el mar. Pero me gustaría señalar que mi espacio favorito es la cocina. Amplia, desahogada, con una enorme isla central con zona de cocción y de trabajo bajo la poderosa campana de acero, con metros de más, de tal forma que cuenta con un comedor de diario con una gran mesa de teca y sillas decapadas de formas ligeramente distintas. Un lugar lleno de encanto desde el que disfrutar también del jardín.

¿Te gustó esta casa? ¿O te parece demasiado austera? Cuéntanos tus impresiones en los Comentarios de este artículo.

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